_
_
_
_
La serie de mi vida
Crónica
Texto informativo con interpretación

Ni Messi ni Cristiano: Oliver Atom

'Campeones' evoca la superación y el sacrificio personal para el bien común. Y en la edad de soñarlo todo, eso vende

Bernat Coll
Una imagen de la serie 'Campeones'.
Una imagen de la serie 'Campeones'.

La catapulta infernal es una técnica muy fácil. Se necesita un compañero tumbado en el suelo con los pies levantados que se deben utilizar como plataforma de impulso para realizar un salto insuperable y rematar a gol un balón aéreo. El resultado es infalible. El 100% de los casos acaba en torcedura de tobillo o en una pisada en partes dolorosas. ¡Maldito Oliver Atom y toda su banda! No hay serie más frustrante para los niños que Campeones, aquellos dibujos que nos hicieron creer que el fútbol era un deporte sencillo y eterno. Sencillo porque la catapulta infernal no fallaba casi nunca cuando la realizaban los míticos hermanos Derrick, y eterno porque no había forma de llegar a portería: El Periódico publicó que el terreno de juego medía 18 kilómetros. No parecía existir una propuesta más inteligente para negociar con una madre el tiempo de consumo televisivo-futbolístico que asegurar que sí, mamá, que seguro que marcan pronto, y al próximo gol me siento en la mesa a desayunar, un gol más y voy. La trampa estaba en los desvaríos argumentales en pleno partido y lo que tardaba un jugador en cruzar el campo entero. Los partidos no acababan nunca.

Las estrellas de la serie eran Oliver Atom y Mark Lenders, capitanes rivales. Atom era el talento innato y la cara amable. Lenders era el antagonista, un luchador admirable. Parece natural compararlos con Messi y Cristiano Ronaldo. Atom jugaba en colectivo y Lenders se quería más que a nadie. Resulta curioso que en el último tramo de la serie, Atom acabó jugando en el FC Cataluña, la marca blanca sin derechos del FC Barcelona; y Mark Lenders, en el Piemonte, que vestía de blanco y negro en clara alusión a la Juventus de Turín. La inventiva de los nombres no acaba aquí: la estrella azulgrana cuando Atom llega a la capital catalana es un brasileño, Rivaul, en homenaje a Rivaldo.

Campeones evoca la superación y el sacrificio personal por el bien común. Y en la edad de soñarlo todo, eso vende. Había un futbolista, Julian Ross, que se desmayaba en medio de los partidos porque sufría del corazón. Era un talento mermado por la salud. Pero en vez de escuchar a los médicos, Ross seguía jugando por una supuesta responsabilidad colectiva. Un melodrama total. El propio creador de la serie, Yoichi Takahashi, explicó al periódico peruano El Comercio los problemas coronarios de Julian: “Ross era mejor que Oliver. Entonces, decidí ponerle freno y utilicé la enfermedad”. Si a Maradona le cortaron las piernas en el Mundial de 1994 por su positivo, a Julian Ross le arrancaron directamente el corazón.

El equipo de Oliver también las pasó canutas. Benji, el portero que todo lo paraba, se lesionó una temporada entera y el guardameta suplente ofrecía la misma seguridad que Pinto en el Barça tras la lesión de Valdés. Pero el bueno de Oliver entrenó personalmente al sustituto. ¡Qué gran compañero eras, Oliver! El propio Atom acabó disputando la final de aquel curso contra el equipo de Mark Lenders con un hombro inmovilizado y una pierna maltrecha. Evidentemente fue el mejor jugador del partido.

El tiro del tigre

Los efectos especiales hicieron escuela. Antes de mudarse a Italia, Lenders perfeccionó su disparo en la playa, bajo una gran tormenta. Tras repetir muchas veces la misma acción, creó el tiro del tigre. ¡Qué potencia de disparo! Los escolares alucinábamos. Aquellos que jugábamos a fútbol en los recreos chutábamos al grito de “¡El tiro del tigre!”, a la espera de que el balón se fundiera en una llama que traspasara las redes de todas las porterías, como sucedía en la tele, pero que yo recuerde nunca ocurrió. Lo dicho, muy frustrante. Tanto como intentar al cabo de los años el salto del ídem y acabar con un pinzamiento de espalda.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Aunque quizás el mayor legado de Mark Lenders es su imagen. Fue el primero en subirse las mangas de la camiseta para disputar un partido. Lo nunca visto. Y ocurrió lo mismo que pasó cuando Éric Cantona apareció en 1996 en aquel anuncio de Nike en el que se subía el cuello de la camiseta antes de atravesar a un portero-demonio de un chut. Los colegios se inundaron de niños sin mangas y con cuellos altos.

Lenders era como el Joker de Batman. A todo el mundo le caía bien, pero su destino era la derrota. Solo consiguió triunfar en la selección japonesa, claro, al lado de Oliver y Benji. Todos los jugadores, por cierto, tenían unos ojos como platos, a lo occidental. Takahashi sabía que en Europa jugaban los escogidos, como Messi y Cristiano, aunque el mejor de todos se llamaba Oliver Atom.

Oliver y Benji y su contexto

1. Año de estreno y origen. 1983. Japón.

2. Actor, actriz protagonista. Serie de dibujos animados. Oliver Atom, Benji Price y Mark Lenders.

3. Edad que tenías cuando la veías y con quién la veías. Tenía entre 8 y 10 años, y la veía solo o con mi hermano durante el verano.

4. Mejor escena. Final del tercer campeonato nacional entre el New Team (Oliver Atom) y el Toho (Mark Lenders). El encuentro acaba 4 a 4 y ambos son campeones. Lenders ayuda a Atom, lesionado, a abandonar el campo.

5. Qué serie estás viendo ahora. Acabé Juego de Tronos y aún estoy de duelo.

Sobre la firma

Bernat Coll
Periodista centrado actualmente en la información sanitaria. Trabaja en la delegación de Catalunya, donde inició su carrera en la sección de Deportes. Colabora en las transmisiones deportivas de Catalunya Ràdio y es profesor del Máster de Periodismo Deportivo de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_