Madrid se queda sin policías municipales
La plantilla del cuerpo se encuentra en los niveles más bajos de los últimos años, lo que provoca que no se puedan atender todos los servicios
— Atención, patrulla del distrito de Usera, un vecino se queja de una obra ilegal en la calle de Rafael Ybarra. A ver si se pueden acercar a comprobarlo.
— A ver, emisora, tenemos varios comunicados en espera y no nos da tiempo a llegar a todo lo que nos manda.
Esta podría ser la conversación que se escuchase en la radio policial la mañana del pasado jueves, cuando uno de los distritos más populosos y con mayor actividad solo tenía un coche patrulla operativo. Esa es una de las consecuencias que sufre en los últimos años la Policía Municipal de Madrid, que ha visto reducida su plantilla a niveles de hace 15 años. La actual Corporación, con el PP y Ciudadanos, se ha marcado como “objetivo prioritario” en los próximos cuatro años aumentarla hasta los 8.000 funcionarios si fuera posible. Mientras, el anterior concejal de Seguridad, Javier Barbero (Ahora Madrid, actual Más Madrid), le echa la culpa a los gobiernos del PP.
Este jueves, mientras Usera solo cuenta con un solo patrulla, en el vecino Villaverde la situación no resultaba mejor. Una patrulla es trasladada a reforzar la seguridad en la plaza de Celenque (Centro). En el distrito se celebran dos mercadillos, un campo abonado para los carteristas. Aparte, se están preparando las fiestas de este fin de semana. Consecuencia, no se llega tampoco a todos los servicios.
La plantilla actual de la Policía Municipal ronda los 5.800 agentes, tras haberse producido una salida de 500 por prejubilación a principios de año. La entrada en vigor de un real decreto que permitía esta posibilidad a los funcionarios que superaran los 59 años y llevaran al menos 38 de cotización a la Seguridad Social motivó una salida masiva. Todo ello ha repercutido en que se tengan que suspender muchas libranzas y que se cubran los servicios con el pago de horas extras.
El exconcejal de Seguridad Javier Barbero culpa a las anteriores Corporaciones municipales, con Alberto Ruiz-Gallardón y Ana Botella al frente, de la falta de policías: “Estuvieron cinco años sin sacar ninguna oposición. Podían haber repuesto todas las jubilaciones porque la Policía es un servicio esencial y estaba exenta de las restricciones de la llamada Ley Montoro”. Esta impedía contratar funcionarios durante la crisis. “Esa falta de ofertas públicas de empleo solo demuestra que no estaban por la seguridad. Aquí hay que aplicar el 'dime dónde inviertes y te diré lo que te interesa”, afirma Barbero.
Los sindicatos del cuerpo reconocen que hay una sobrecarga de trabajo y que muchas veces no se puede realizar todo. El responsable de CSIT-UP (Policía Local Asociada), José Francisco Horcajo, explica que los agentes apuntan los comunicados (los avisos de los vecinos) y los van haciendo según pueden. Muchas veces, se les juntan tres o cuatro, por lo que pueden pasar horas hasta que atienden al vecino. Y eso no siempre, porque si ocurre algo urgente, se deja todo para atenderlo. “Ha habido una falta clara de previsión en los últimos siete años y ahora estamos pagando las consecuencias. Además, en este tiempo se han creado muchas especialidades, como la unidad de gestión de la diversidad, que han detraído efectivos de otros servicios de atención directa como el tráfico o los distritos”, argumenta Horcajo.
Plaza de Lavapiés. Cinco de la tarde y unos 37 grados de calor. Pocas personas se mueven por esta zona en pleno verano. Sin embargo, si se compara esta imagen con la de hace unos años, se echa en falta al menos una cosa. Hace una década, había como mínimo un coche patrulla de la Policía Municipal. Y como en este punto, en bastantes otros de la capital.
El presidente de la Asociación de Policía Municipal Unificada (APMU), Carlos Bahón, mantiene que no hay una buena solución al menos a corto plazo. A las bajas que se han producido este año, se sumarán al menos otros 300 agentes en enero del año próximo, con la consiguiente reducción de nuevo. “Es necesario sacar policías de debajo de las piedras para poder cubrir todos los servicios. Algunas soluciones pasarían por poner a personal externo en tareas administrativas o unificar varios distritos durante la noche para aumentar el número de agentes”, recomienda Bahón. A todo ello se une además que las horas extraordinarias no se abonan desde febrero, con el consiguiente “enfado” por parte de los policías, según Bahón.
Pero, ¿cuál es el número idóneo de agentes que necesita una ciudad como Madrid? Algunos mandos policiales de municipios de la periferia consultados por este periódico recomiendan que haya 1,8 agentes por cada 1.000 habitantes. Si se aplicara esa media en Madrid, estaría en estos momentos en su número ideal. La realidad es bien distinta comparada con localidades más pequeñas. La capital recibe millones de viajeros todos los años, organiza grandes eventos, como el Orgullo o las finales de las copas Libertadores o de la Champions, además de numerosas ferias. A ello se unen multitud de actos durante los fines de semana, como carreras o competiciones deportivas. El número por tanto tiene que ser mucho mayor.
La actual Corporación municipal tiene un plan ambicioso para rondar los 2,5 policías por cada 1.000 habitantes, lo que situaría la plantilla en unos 8.000 agentes. “En cualquier caso no se puede bajar de 7.000 para dar un buen servicio y poder atender a todas las demandas de la ciudad”, reconocen los actuales responsables del cuerpo. Esta subida de efectivos supone un gran esfuerzo en muchos frentes: desde los sueldos hasta la compra de vestuario, armas, vehículos, emisoras... Además, habría que adaptar las instalaciones, que en estos momentos se han quedado obsoletas. En la época de Alberto Ruiz-Gallardón se optó por módulos prefabricados que ahora mismo no tienen ni las condiciones necesarias para atender a los madrileños.
Este futurible de aumento de plantilla se enfrenta con serios problemas. La actual Ley de Coordinación de Policías Locales, aprobada en la anterior legislatura regional, obliga a que los agentes hagan un periodo de prácticas de seis meses —antes eran tres— tras una formación teórica de otros seis. Esto representa que desde que se convoca la oposición hasta que salen a la calle los nuevos agentes pasan unos dos años. “Hasta que contemos con una plantilla adecuada, ajustaremos los servicios y apelaremos a la voluntariedad de los policías. También vamos a intentar acortar el tiempo de formación. Estamos estudiando si se podrían hacer las prácticas durante el periodo de academia”, adelantan los actuales responsables policiales.
Algunos mandos del cuerpo reconocen que hacer oposiciones tan grandes (de más de 300 plazas) supone un riesgo de que accedan al puesto personas que no estén plenamente capacitadas. “Al meter a mucha gente en determinadas unidades, no se adaptan ellos al cuerpo sino que cambian todo. Eso es muy arriesgado cuando se tratan temas tan sensibles como la seguridad de millones de personas”, aseguran estos mandos. El tiempo les dará la razón. O no.
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