Nora ha vuelto... y en pie de guerra
‘Casa de nines. 20 anys després’ reactiva el clásico en un gran combate en el Romea
Formidable función la que puede disfrutarse en el Teatro Romea de Barcelona. Casa de nines. 20 anys després, exitosa obra del dramaturgo estadounidense Lucas Hnath en la que Nora, protagonista del drama de Henrik Ibsen, vuelve a casa dos décadas después del más famoso portazo del teatro universal, es una inteligente y beligerante vuelta de tuerca (con toques de humor) a temas vigentes —la libertad de la mujer, la represión y el sentido del matrimonio, la lucha contra las convenciones sociales— que Hnath convierte en un vehículo de gran lucimiento actoral. El talento de sus cuatro protagonistas, bajo la fina dirección de Sílvia Munt, pone al público en pie.
El arranque es sensacional. Ver a Nora, veinte años después, entrando en el hogar que ahogaba sus ansias de libertad, tiene muchísimo morbo. Saber cómo ha tratado la vida a la protagonista de Casa de muñecas —y, de paso, a su marido, Torvald, a sus hijos y a la niñera del típico hogar burgués que los ha criado en su ausencia— es el gancho de la pieza de Hnath. La versión catalana —con estupenda traducción de Helena Tornero— triunfa en el Romea (funciones hasta el 28 de julio) en un montaje coproducido por Focus, el Grec y Verteatro, estrenado en el marco de la programación del festival de verano barcelonés. Después podrá contemplarse en el mismo teatro hasta el 29 de septiembre. Y luego se incorporará al Temporada Alta.
'Casa de nines. 20 anys després'
De Lucas Hnath
Traducción: Helena Tornero
Dirección: Sílvia Munt
Emma Vilarasau, Ramon Madaula, Isabel Rocatti y Júlia Truyol
Teatro Romea
Barcelona, hasta el 28 de julio de 2019
Emma Vilarasau (Nina) y Ramon Madaula (Torvald Helmer), Isabel Rocatti (antigua niñera de Nora, que ha cuidado a sus tres hijos) y Júlia Truyol (hija ya veinteañera de la indómita protagonista) libran un combate teatral que no tiene desperdicio: vuelan dardos envenenados, reproches y las heridas sin cicatrizar ponen a Nora de nuevo en pie de guerra contra el machismo y la insorpotable moral burguesa.
Los cuatro personajes exponen sus argumentos y sus razones, a veces sin escuchar otra voz que no sea la suya: van tejiendo sus frases y réplicas como haría un cuarteto de cuerdas en concierto (muy acertado espacio sonoro de Jordi Bonet) jugando con colores y contrastes infinitos.
No son personajes fáciles —ningún gran personaje lo es— y por eso se disfruta tanto el gusto por el matiz, el equilibrio, el ritmo y el grado de intensidad adecuado a cada escena que ofrecen sus cuatro protagonistas, que forman un reparto antológico. No se lo pierdan.
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