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El Sónar supera su “peor crisis” pero no descarta cambiar de ciudad

Los fundadores del festival aseguran haberse sentido solos durante el conflicto laboral entre Fira de Barcelona y los montadores en huelga

Josep Catà
Trabajadores realizan tareas de montaje en el Sónar.
Trabajadores realizan tareas de montaje en el Sónar.Alejandro García (EFE)

El conflicto laboral entre Fira de Barcelona y los profesionales que montan las estructuras aéreas de los espectáculos, los llamados riggers, ha sido "la peor crisis que ha pasado Sónar en sus 26 años". Así lo han asegurado este martes en rueda de prensa los tres fundadores del festival de música avanzada después de conocer la decisión del juez, que ha permitido que Fira continúe montando el Sónar con dos empresas contratadas para evitar que la huelga afecte al festival. Los organizadores admiten que la incertidumbre sobre el festival, que empieza el jueves, ha afectado a la venta de entradas y han asegurado haberse sentido "solos" durante el conflicto. Ante el "silencio de las administraciones", han abierto la puerta a irse de Barcelona si la crisis se repite: "No tenemos ningunas ganas de dar la capitalidad a otra ciudad, pero hemos hecho todo lo que podíamos".

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La sensación este martes en las instalaciones de Fira de Barcelona en Montjuïc, donde se celebrará el Sónar de Día, era de malestar y enojo por lo que se percibe como una victoria agridulce. El festival se celebrará con normalidad, pero esta edición estará marcada por las dificultades para llevarla a cabo. Es el primer Sónar después de que Advanced Music vendiera parte de las acciones del festival, el año pasado, al fondo estadounidense Providence; es la primera vez que el Sónar se celebra en julio y no a finales de junio, un cambio de fechas que nunca gustó a los organizadores y que fue propiciado por el calendario ferial de Barcelona; y es la primera vez que una huelga pone en riesgo la celebración del festival.

Los tres fundadores, junto con el director ejecutivo de Advanced Music, la promotora del festival, se han desfogado después de que se garantizara su celebración. "Ha sido un marrón muy grande, hemos sufrido mucho y no tendríamos que haber llegado a esta situación", ha dicho el cofundador Sergio Caballero. "El silencio de las administraciones sorprende. Es evidente que en otras crisis que afectaban a otras ferias sí han aparecido, y en este caso hemos estado solos", ha añadido Ricard Robles. Ante esta pasividad de las administraciones, y preguntados por si otra ciudad ofrecería más estabilidad, los impulsores no han descartado la posibilidad de trasladar el festival a otra ciudad si la crisis se repite: "Somos de aquí, y no tenemos ningunas ganas de movernos, pero a veces te planteas si la administración de la ciudad ve lo que estamos haciendo", ha dicho Caballero. 

El Sónar colgaba de un hilo hasta la mañana de este martes, cuando el juzgado social 27 de Barcelona ha decidido no aceptar las medidas cautelares que solicitaban los trabajadores en huelga. Los riggers demandaron a Fira de Barcelona al considerar que se había vulnerado su derecho a la huelga con la contratación de dos nuevas empresas para llevar a cabo las tareas de montaje y evitar el impacto de la protesta. El juez, en su resolución, insta a las partes a encontrar una solución legal "que permita celebrar el festival sin atacar el derecho de huelga", pero considera que no puede prohibir el montaje, ya que sería un perjuicio para los demás trabajadores del Sónar y para el propio festival.

"La reflexión obligada es ver si esto hacía falta. Creemos que no, y no entendemos por qué se nos ha utilizado de esta manera hasta que un juez ha tenido que resolver una situación que nadie quería", ha afirmado Ricard Robles, uno de los directores del Sónar. Los organizadores del festival han explicado que se han sentido en medio de un conflicto en el que han tenido que hacer el papel de mediadores "que no tocaba". "Nosotros respetamos las reivindicaciones de los riggers, algunos son compañeros nuestros desde el primer Sónar, pero también teníamos que garantizar el festival", ha explicado Robles.

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Los impulsores del Sónar han evitado dar cifras sobre la caída en la venta de entradas, pero han admitido que el conflicto ha hecho que se vendan menos en los días clave, los previos a la celebración del festival. "Trabajaremos a tope para revertir una situación que no nos ha favorecido. Pero no estamos hablando de 200 entradas, son cifras importantes", ha afirmado Caballero. 

El cofundador Enric Palau ha destacado que este espacio tiene unos gestores y unas instituciones implicadas que deberían "poder garantizar en el futuro que no vuelva a pasar". Sin embargo, ha añadido que el festival se está montando y que todo discurre con normalidad, con todo a punto para arrancar este miércoles el Sónar+D y el jueves el Festival Sónar con más de 140 conciertos programados y a la espera de unos 100.000 asistentes.

Sobre la firma

Josep Catà
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.

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