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En restauración las praderas de posidonia del Cap de Creus

La planta acuática protegida convive en verano con miles de barcas que fondean en la Costa Brava

Una lupa para inspeccionar las praderas de posidonia,
Una lupa para inspeccionar las praderas de posidonia, Toni Ferragut

Un equipo de buceadores ha iniciado las tareas de restauración de las praderas de posidonia oceánica afectadas por los puntos de fondeo en localidades del Alt Empordà como Port de la Selva, Llançà, Colera, Portbou y Roses. La posidonia es una planta protegida endémica del Mediterráneo que no vive en ningún otro mar. De hojas planas de un centímetro de ancho por hasta 150 de largo crea extensos prados subacuáticos que juegan un papel clave en el ecosistema marino, con unas funciones ecológicas fundamentales como la producción de oxígeno y la fijación de carbono, además de constituir un hábitat y refugio para gran diversidad de especies, y ayudar a preservar la arena en las playas frenando el efecto del oleaje.

Esta fanerógama está protegida tanto por la Unión Europea, como por el Estado y la Generalitat, dentro y fuera de los espacios naturales. Sus prados están a una profundidad máxima de 30 metros en el litoral de la península, dependiendo de la transparencia de las aguas. La normativa detalla que no se puede “recoger, cortar, mutilar, arrancar o destruir intencionadamente”. Tanto en anclaje de barcas como a efectos de pesca se trata de “hábitats protegidos”. No obstante, cada verano un millar de lanchas fondean a diario en la Costa Brava y dañan estos prados indicadores de aguas limpias, bien oxigenadas y exentas de contaminación. “Los daños son punibles, tenemos sistemas de vigilancia aunque insuficientes”, indica el director de Medio Natural, Ferran Miralles.

La actuación de restaurar las praderas, que se realiza por cuarto año, se enmarca en el Programa de infraestructura verde de Catalunya que impulsa el Departamento de Territorio y Sostenibilidad para desarrollar acciones que eviten la degradación de ecosistemas. Tiene un plazo de ejecución de ocho meses y una inversión de 115.000 euros. Aunque se ha primado la prevención, se intensificarán las sanciones para quien dañe el ecosistema.

La restauración de estos prados se concentrará en extraer bloques de hormigón, cadenas y objetos diversos que destruyen esta planta. En una primera fase los buzos han revisado 27 hectáreas de campos de fondeo para estudiar la extracción y reubicación de puntos de hormigón teniendo en cuenta su efecto sobre esta planta. Se han iniciado tareas de extracción de unas tuberías metálicas en dos calas de Roses, donde también se ha reflotado una barca hundida sobre posidonia.

“Ha habido expedientes sancionadores y estamos intensificando esta línea de trabajo”, apunta Miralles, que ve claro que, “en el medio marino, o firmamos un acuerdo de respeto y nos ponemos de acuerdo para no destrozar un recurso que a todos nos interesa, o es imposible vigilar las 24 horas todos los kilómetros de litoral”. La primera medida que hay que tomar, dice, es regular los temas de fondeo, y en esto “se ha avanzado mucho”. Los consistorios reciben planes de usos preventivos sobre “donde y como” deben tener los campos de boyas para no dañar esta planta. Pero también hay régimen sancionador. El año pasado la Unidad Marítima de los Agentes Rurales puso unas 50 denuncias por estar en zonas protegidas y anclar sobre posidonia.

Una cifra irrisoria teniendo en cuenta la cantidad de gente que incumple la normativa; muchas veces por desconocerla. Pero, según Miralles, “el desconocimiento de la normativa no te exime de cumplirla”. Los agentes rurales tienen una ardua labor teniendo en cuenta los miles de usuarios que surcan las aguas desconociendo la normativa. El verano pasado levantaron unas 20 actas a lanchas que dañaron la posidonia. Entre los sancionados, los autodenominados “lobos de mar”, marineros con experiencia, que intentan evitar la denuncia con excusas variopintas.

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Cartografía en el móvil

En Baleares la posidonia se convirtió el año pasado en prioridad. La presencia de praderías y la presión de fondeo es mayor que en Cataluña. Esto llevó a hacer un decreto para su gestión y a activar una aplicación con toda su cartografía para saber donde no se puede anclar. Cataluña no dispone de este dispositivo pero “sí existe una cartografía que en los próximos años deberá mejorarse con más detalle”, apunta el Director de Medio Natural, Ferran Miralles. “Seremos capaces de sacar un aplicativo para saber si se navega sobre posidonia y si se puede fondear”.

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