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Barajas, el nieto que se quedó con el millón de euros de la fianza de su abuelo preso

La Fiscalía de Madrid solicita tres años de prisión y una indemnización de 950.000 euros para este hombre de 40 años. “Había mucho dinero en B porque a mi abuelo no le gustaba pagar a Hacienda”, dice el acusado

Manuel Viejo
Pablo Barajas, en el banquillo de los acusados, antes de que diera comienza el juicio.
Pablo Barajas, en el banquillo de los acusados, antes de que diera comienza el juicio.M.V.

— ¿Reconoce haberse quedado con el millón de euros?

— Sí, claro.

Pablo Barajas, de 40 años, respondió así ante el fiscal este miércoles. La historia empezó en Madrid en 2006. A su abuelo Natalio —con tres hijos— le metieron en prisión provisional por una estafa eludible bajo una fianza de un millón de euros. Como nadie quería ver al abuelo en la cárcel, la familia se puso manos a la obra para lograr la cuantía. Sus dos tías —y denunciantes— dicen que consiguieron el monto del dinero a través de sus ahorros y de una caja fuerte que tenía su padre. Después, cuentan, le dieron el millón a Barajas para que lo ingresara en la cuenta del juzgado. Barajas dice que aquello no fue así. Que la mitad del dinero era suyo, que la otra mitad era de su abuelo y que, cuando se le devolvió, se lo quedó porque así se lo dijo su abuelo. La Fiscalía le pide tres años de cárcel junto a una indemnización de 950.000 euros.

El madrileño Barajas argumenta que tenía un vínculo muy especial con su abuelo Natalio. "Trabajé como albañil para una de sus empresas durante casi 20 años. Estábamos muy unidos". El abuelo murió en 2017. Su historial penal dice que entró en prisión en las navidades de 2006 con el procedimiento abierto, pero que salió un año después por una incapacidad tras padecer un cáncer y una demencia. Y quedó absuelto.

La devolución de la fianza llegó a la cuenta de Barajas hace cuatro años. Ahora se dedica a la compraventa de coches. "Pago unos 400 euros al mes como autónomo”. En la mañana del juicio estaba sereno, vestido con unos vaqueros oscuros, un polo violeta y unas zapatillas negras. “Como yo fui a depositar el dinero, mi abuelo me dijo que me lo quedara”.

— ¿Y qué hizo con él?

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— Pagué unas deudas, la hipoteca de mi padre, le compré un coche a mi hermana y le di dinero a mi hermano. Lo que me dijo mi abuelo.

Según su versión, la mitad del millón de euros era suyo. “Cuando mi abuelo vendía solares, me daba siempre una parte”. Y la otra mitad la aportaron sus tías. "Pero era de mi abuelo", matiza. En su opinón, la razón de que ellas le hayan denunciado es muy sencilla: “Por una discusión con mi padre, pero no sé lo que pasó porque no me lo quiere contar. Intenté que se llevaran bien, pero no ha habido forma”. El padre de Barajas, que acudió como testigo, le cree: “Su abuelo le daba mucho dinero en sobres. Se llevaban muy bien”.

— ¿Tanto dinero tenía su hijo?, preguntó el fiscal.

— Pues no lo sé, pero bastante.

El hermano de Barajas, que también trabajó en las empresas de construcción de su abuelo, explicó: “Mi hermano y mi abuelo siempre han estado muy unidos. Le daba dinero en sobres. Con el millón de euros me pagó la hipoteca”.

— ¿Le ha explicado las razones?

— Porque quiere. Es mi hermano.

Barajas dice que él mismo ingresó el millón porque sus tías no querían verse involucradas en asuntos tributarios. “Había mucho dinero en B porque a mi abuelo no le gustaba pagar a Hacienda”. La primera de las tías en testificar fue Ana María que, al pasar por delante de su sobrino, ni le miró:

— ¿Por qué le dijeron a su sobrino que pagara él?

— Porque vivo en Segovia y soy muy conocida. Tengo una vida intachable. No quería que se enteraran.

Ana María dice que todo fue fruto de la ignorancia. “Nunca pensé que nos iban a devolver la fianza. Yo traje 300.000 euros en efectivo de mi casa y 50.000 de las cajas de las tiendas que tengo en Segovia. Los guardé en mi bolso y me fui sola a Madrid en el autobús donde había quedado con mi sobrino”. El resto del dinero dice que logró recaudarlo —junto con su hermana— de las sociedades de su padre. “Mi sobrino tenía muchas deudas. Debía al Corte Inglés, a Movistar… Le ayudábamos siempre”.

Magdalena, la otra tía, siguió la misma línea de acusación. “¡Es imposible! Mi padre no le pudo decir que se quedara con el dinero. No confiaba en él. Siempre le estaban sacando dinero”. Tras Magdalena, acudió como testigo uno de los abogados de su abuelo:

— ¿Le dijo Natalio que el dinero de la fianza se lo quedara el nieto?

—  No.

También habló por videoconferencia el director de la sucursal donde se hizo el ingreso del millón:

— ¿Recuerda haber tenido contacto con Ana María [la tía] y Pablo Barajas?

— No. No lo recuerdo.

Nadie preguntó cuánto dinero tiene aún Barajas, si es que le queda. La sentencia llegará en menos de un mes. Al salir de la sala, el nieto se acercó a su abogada y a su padre, ciego desde hace siete años. Las tías, por su parte, formaron un corrillo junto a su letrado. Y todos juntos, sin ningún atisbo de mirarse, bajaron por las escaleras del segundo piso del edificio de los juzgados.

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Sobre la firma

Manuel Viejo
Es de la hermosa ciudad de Plasencia (Cáceres). Cubre la información política de Madrid para la sección de Local del periódico. En EL PAÍS firma reportajes y crónicas desde 2014.

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