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Cuando la Creu de Sant Jordi es una ‘cruz’

Núria de Gispert se suma a Fèlix Millet o Enric Marco, que tuvieron que devolver la condecoración

Alfonso L. Congostrina
Félix Millet, Enric Marco, Rosa Mª Sardà y Núria de Gispert.
Félix Millet, Enric Marco, Rosa Mª Sardà y Núria de Gispert.

Cuando la expresidenta del Parlament Núria de Gispert abrió su cuenta de Twitter en septiembre de 2015 no podía imaginar que acabaría siendo su cruz. Los comentarios que ha vertido De Gispert en las redes sociales, muchos de ellos vejatorios, contra miembros de la oposición, le han hecho perder la mayor distinción que otorga la Generalitat, la Creu de Sant Jordi.

La decisión de conceder el preciado galardón a De Gispert desató, al segundo, tanta polémica como algunos de sus tuits, como el último, en que asociaba con "cerdos" a Juan carlos Girauta e Inés Arrimadas (de Ciudadanos) y a Enric Millo y Dolors Montserrat (del Partido Popular). ERC criticó los comentarios de la exdirigente de Unió y el PSC llevó al Parlament una propuesta para que no se le otorgara la Creu. En medio de esta polémica, De Gispert, “asumiendo sus errores”, puso este lunes a disposición del presidente Quim Torra la Creu de Sant Jordi, que todavía no había recibido. Torra no tardó ni medio segundo en recoger el ofrecimiento y De Gispert se ha quedado sin ese galardón que le “hacía mucha ilusión” y que no tiene asignación económica, pero sigue con su cuenta de Twitter.

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Otros sí que llegaron a tener en las vitrinas de sus casas los galardones que, sin embargo, acabaron de nuevo en el Palau de la Generalitat. Uno de los ejemplos es Enric Marco, expresidente de la Agrupación Amical Mauthausen, que recibió la Creu en 2001 y en 2005 se destapó que no había estado nunca internado en un campo de concentración nazi: durante 30 años había mentido explicando con pelos y señales su supuesta supervivencia en el campo de Flossenburg. Destapado el escándalo, Marco renunció a sus cargos en Amical Mauthausen y, antes de que la Generalitat le retirara la Creu, la entregó él mismo en el Palau de la Generalitat junto con una carta en la que pedía disculpas al entonces president, Pasqual Maragall, por haber mentido.

En 2010, el expresidente del Palau de la Música, Fèlix Millet, devolvió a la Generalitat la Creu de Sant Jordi que le había sido concedida por Jordi Pujol en julio de 1999. Tres meses antes la Generalitat había revocado, mediante un decreto, la condecoración del que entonces era el principal imputado por el desvío de fondos del Palau de la Música, que acabó siendo condenado en 2018.

El caso de Rosa Maria Sardà

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La actriz Rosa Maria Sardà devolvió la condecoración sin que nadie se la requiriera. Lo hizo el 24 de julio de 2017, meses antes del referéndum independentista ilegal del 1 de octubre. Sardà se la entregó a un funcionario del Palau de la Generalitat junto a una nota que decía que “dadas las circunstancias” no se consideraba merecedora de la distinción. En una entrevista a EL PAÍS aseguró que devolvió la distinción, que le entregaron en 1994, porque se la había dado un “corrupto". "Si no piensas como ellos, te consideran un mal catalán y, por tanto, creí que no era digna de este galardón”, dijo la artista.

Sardà también dijo que, una vez entregada la Creu, cuando llegue el momento, se ahorrarán la esquela que la Generalitat contrata en la prensa cuando fallece una persona con esta condecoración. La periodista Maruja Torres, que recibió en 2004 la distinción, tras la polémica de Rosa Maria Sardà publicó un tuit asegurando que no iba a devolver su Creu porque no sabía dónde la había puesto. Torres acabó su tuit gritando: “Renuncio a las putas esquelas”.

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