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Experimentación a través de la electrónica

Electrónica en Abril celebra su cuarta edición en La Casa Encendida reivindicando el eclecticismo sonoro y con la aspiración de documentar el momento

Concierto durante una edición anterior de Electrónica en Abril en La Casa Encendida.
Concierto durante una edición anterior de Electrónica en Abril en La Casa Encendida.

Aunque la música electrónica suele asociarse con desenfreno y estupefacientes, no es muy exacto. Un ejemplo: la mayor parte de los participantes en esta edición de Electrónica en Abril (del 4 al 7 de abril), son veganos. “Me sorprendió cuando me lo dijeron, pero los tiempos cambian”, dice Abraham Rivera, programador del festival de La Casa Encendida (LCE) y colaborador de EL PAÍS.

Precisamente, de eso va esta iniciativa: reflejar los vaivenes sonoros, y por extensión, sociales, de cada momento. Si hace un par de años, el tropicalismo de los ritmos latinos y el reguetón entraron con cierta timidez en Electrónica en Abril, hoy ya ocupan gran parte del cartel con absoluta naturalidad. Lo mismo ocurre en otros festivales referenciales en los que hace pocos años hubiera sido impensable, como el Primavera Sound o el Sónar.

“No solo es una evolución natural del festival, sino dentro de la música y de la escena actual, tanto manistream como underground”, apunta Rivera, “cada vez predominan más este tipo de sonidos, y desde La Casa Encendida queremos darles carta de presentación y visibilidad, pero siempre desde un punto de vista más experimental, alternativo y que se salga de lo obvio”.

El jamaicano Kelman Duran no es que se salga, es que va por su propio camino: se adentra en esos ritmos latinos a través del reguetón y el dembow, retorciéndolos y aportándoles un inopinado halo de oscuridad.

Por su parte, Clara!, que cerrará la jornada del sábado, representa esa vertiente del festival que, además de reflejar una evolución sónica, también representa un momento social. La artista gallega pondrá el patio de LCE patas arriba, en una sesión hiperbailable e hiperfeminista: bajo el nombre de Reggaetoneras, ha construido un universo plagado de nombres y sonidos cercanos a la latinidad, con un eje común, “mujeres que pudieran ofrecer un punto de vista alejado de la masculinidad imperante en un género tan poco dado, en principio, a la diversidad”, dice Rivera. Y añade: “En su repertorio no suenan canciones que te puedas encontrar en la radio comercial española, sino figuras como Rosa Pistola, que aún navegan entre el nicho y lo masivo, pero que no terminan de cuajar en la emisoras con programaciones más convencionales”.

Un poco antes que la dj gallega, estará en el escenario Angel Ho, artista sudafricana de inspiración tan heterogénea que en sus sesiones entran con desparpajo evocaciones a Bjork, Missy Elliot o Lady Gaga. Junto a Okzharp & Mante Ribane, traerán a la Casa Encendida otra realidad patente: la identidad transgénero. “No forzamos cupos, ni lo buscamos”, explica Rivera, “pero es normal que el feminismo o el género trans entren en la programación, sencillamente, porque están en la sociedad, y de manera cada vez más visible”.

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El programador advierte de que, si bien un pilar de Electrónica en Abril es la experimentación, el otro —igual de firme— es gastar zapatilla a placer. El baile estará muy presente también de la mano de Sinjin Hawke & Zora Jones, que traerán la cultura club, pero con matices. “Experimentando, dándole una vuelta”, aclara Rivera. El bombo estará ahí, pero no el habitual y rocoso cuatro por cuatro de una sesión de techno o house al uso. “El público va a poder adentrarse en el baile, pero siendo conscientes de lo que tienen delante: averiguando por dónde tiran los nuevos sonidos de lugares como Berlín, Londres, Johannesburgo, o California”, aclara Rivera.

El punto onírico lo pondrá la norteamericana Kelly Moran: con un piano de cola enorme y un juego de luces, la artista escenifica el bucolismo e irá modificando los sonidos del instrumento con un ordenador portátil, para realizar un paseo catártico por un bosque virtual. Y es que la electrónica también puede ser sosegadora. Otro signo de que las cosas están cambiando una barbaridad.

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