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Los cruceros critican que Gala Pin les considere “langostas”

La Asociación Internacional de Líneas de Crucero (CLIA) defiende que el sector proporciona empleo y activa la economía de Barcelona

Alfonso L. Congostrina
Un crucero atracado en Barcelona en 2016.
Un crucero atracado en Barcelona en 2016.joan sánchez

La concejal del distrito barcelonés de Ciutat Vella, Gala Pin, acusó ayer al turismo de cruceros de ser una “plaga de langostas que devoran el espacio público y se van”. La edil realizó estas declaraciones en una entrevista en el diario Ara en la que además afirmó: “Me continúa pareciendo un desbarajuste que la parte de puerto ciudad pertenezca al Puerto de Barcelona. Hemos priorizado aspectos como el Moll de la Fusta y la parte de los cruceros, creo que debemos hacer mucho más y que, en realidad, no se trata tanto de distribuirlos [los cruceros] como de conseguir que no haya”.

Ante las declaraciones de la concejal, una portavoz de la Asociación Internacional de Líneas de Crucero (CLIA) lamentó ayer a EL PAÍS las declaraciones de Pin aunque consideró que solo es la opinión de la concejal de Ciutat Vella y no del Ayuntamiento de la capital catalana. La responsable de CLIA resaltó que el perfil de crucerista que visita la capital catalana es el de “un turista de calidad, respetuoso con el entorno y que además realiza un gasto en la ciudad que visita contribuyendo así a la economía local de los destinos”. La asociación internacional asegura que trabaja para poner a los cruceros al frente del turismo sostenible haciendo que “la experiencia en tierra sea memorable para los cruceristas al mismo tiempo que respetuosa con el entorno y con sus habitantes”. Las críticas a Pin fueron más allá: “Los cruceros planifican sus escalas con dos años de antelación, lo que permite conocer con exactitud el volumen de viajeros para cada día del año. Esta previsión facilita una mejor gestión del flujo de pasajeros”.  

La asociación destaca que entre 2011 y 2016 el número de cruceristas solo ha aumentado un 1% anual. La asociación de líneas de cruceros echó mano del estudio del impacto económico de la actividad crucerista en Barcelona, realizado por la Universidad de Barcelona, para rebatir las críticas de la concejal. Según ese documento, la facturación generada en Cataluña por cada crucerista del Port de Barcelona alcanzó los 518 euros. El informe defiende que el sector de los cruceros es un generador de empleo estable: “Sin los 6.809 puestos de trabajo generados en 2016 por la actividad de cruceros en la ciudad de Barcelona, la tasa de paro habría pasado de 11,5% al 12,5%; un 1% más”.

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