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A VISTA DE MÓVIL
Columna
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Superheroína

Cada semana, una foto de Madrid

Pintura en una fachada de la calle de Sombrerete.
Pintura en una fachada de la calle de Sombrerete.R.C.

Nunca airear alfombras fue cosa tan esotérica. Pero Lavapiés nos regala esas sorpresas. Junto a la silueta herreriana y zarzuelera del barrio más cool del mundo a su pesar, prende la fantasía en cualquier fachada. Esto es lo que se ve en un paseo por la muy señera calle del Sombrerete. Una mujer, casi zaherida por el universo, agarrada al balcón. Un cielo abierto tras la puerta que irrumpe como si pareciera consecuencia de una alucinación lisérgica.

Ella, con una mano sujeta los paños; de la otra, sin querer, se le escapan una especie de líneas medio zodiacales: un chaparrón ordenado de simbología que acompaña ese gesto medio retador, casi de cantarle las cuarenta a los vecinos, que se gasta la señora. Algo debe haberla molestado a fondo para que emita tamaña lluvia de flechas, espermatozoides y larvas salidas de un extraño cruce entre el realismo encarnado en el cuerpo de la vecina y el universo fantasioso que le rodea. Toda una paradoja que se ordena en azul, como el propio color del cielo de Madrid envuelve día a día sus sueños y podredumbres. O puede que se trate de una superheroína del barrio, empeñada en desfacer entuertos, perseguir malandrines o acallar tumultos. Una quijotesa con delantal por coraza y su escoba escondida como lanza láser en ristre. El arma que en cualquier momento blandirá, harta de tanta inmundicia.

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