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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Dos olvidos en la Cataluña del próximo futuro

Preguntándome qué hechos envueltos en anécdota traerá la corriente de la historia a Cataluña se me ocurren dos: el contraste poblacional que afecta a Cataluña dentro de España y la pertenencia de Cataluña a Europa

La calle barcelonesa Portal de l'Àngel repleta de viandantes.
La calle barcelonesa Portal de l'Àngel repleta de viandantes.CARLES RIBAS

Acabo de leer con una enorme pasión el atractivo libro de mil páginas dirigido por Borja de Riquer, Història mundial de Catalunya. Toda una corriente de historia tan milenaria como familiar, manifestada por medio de aspectos cada cual más significativo. Un trabajo de buen quehacer catalán que acude al hecho anecdótico para lograr de la lectura una sabia y agradable ocupación.

La larga retrospectiva acumulada en el volumen me hace pensar en el futuro. Y preguntándome qué hechos envueltos en anécdota traerá la corriente de la historia a Cataluña se me ocurren dos. Pienso que siendo tan importantes no se acude a ellos con la insistencia que su gran trascendencia requiere. El primero es el contraste poblacional que afecta a Cataluña dentro de España y que le va dando una potentísima fuerza. El segundo es la pertenencia de Cataluña a Europa.

El amplio entorno de la provincia de Barcelona está formado por ocho provincias (incluidas Murcia y Baleares) que suman 63.938,50 kilómetros cuadrados y albergan 9.513.034 habitantes, con una densidad de 156 habitantes por kilómetro cuadrado. En cambio, el amplio entorno de la provincia de Madrid está formado por 19 provincias (desde Huesca y León hasta Badajoz y Albacete), que suman 260.706 kilómetros cuadrados —algo más de la mitad de España— y albergan 6.549.979 habitantes con una densidad de 26 por kilómetro cuadrado. El gran entorno de Barcelona tiene una densidad seis veces superior al de Madrid.

Dicha relación no es estable sino muy evolutiva, tendiendo a crecer el ámbito de Barcelona y a decrecer el de Madrid. Hace unos años en el de Madrid tendía a despoblarse el campo pero no las capitales. Estos últimos años todas las capitales del entorno madrileño, excepto Guadalajara, han perdido habitantes en oposición a lo sucedido en el ámbito barcelonés. El resultado es como si fuera el de una guerra no por incruenta menos demoledora.

¿Qué efecto causa la realidad de la despoblación? En el interior de la desierta geografía surgen responsos de defunción. A los tradicionales de Teruel, Soria y Extremadura se han unido los de la, hasta hace no mucho tiempo próspera, Talavera de la Reina. Suenan a lamentos de mendigos impotentes que muy poco pueden poner de su parte y piden lo que, como totalidad, nadie les podrá dar. Y en el exterior del área mencionada, el olvido. Nadie lo considera problema relevante en los sondeos. Y, algo más grave todavía, ni siquiera los intelectuales. Hace ya unos tres años la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas publicó un libro, La Cuestión catalana, obra de los miembros de la citada academia. Libro excelente desde todos los puntos de vista que se le quiera valorar pero referido a las superestructuras. A la despoblación interior de España, profundo nutriente psicológico del independentismo catalán, no se le dedica ni una página. Ni una línea. Ni siquiera una palabra.

La solución política del problema no puede estar solo en las cuatro comunidades autónomas afectadas. El gobierno del Estado debería tener un ministerio de la despoblación que la tratase con dimensión estatal. Ministerio que sería más eficaz si tuviera su sede en Barcelona, capital de esa pequeña Inglaterra que la rodea.

El siguiente hecho envuelto en anécdota que se presentará en el futuro a Cataluña es que, si deja España, tiene que abandonar la Unión Europea. Resulta curioso que los dirigentes independentistas oculten a sus seguidores dicha realidad. Es una ocultación convertida en engaño para no perder partidarios. Si a Reino Unido le resulta imposible salir de la Unión Europea contando con todas las de la ley, ¿cómo no le resultará catastrófico a una Cataluña que tendrá que salir sí o sí por las bravas? ¿Quién se creerá que puedan los independentistas ganar un referéndum desde dicha perspectiva? Cuando los ciudadanos catalanes toquen con los dedos la posibilidad de convertirse en algo parecido a un Kosovo o incluso a un Chipre del Norte, un alto porcentaje de los mismos se tirará para atrás del Catexit de una manera mucho más decidida que como muchos partidarios del Brexit lo han hecho ya.

He evocado al principio el libro Història mundial de Catalunya. Entre los varios miles de personajes catalanes y no catalanes relacionados con Cataluña, ni siquiera se nombra a Rafael Casanova, héroe de una resistencia que se celebra cada año. Después del Tratado de Utretch, habiéndose ido del país el rey Carlos y su mujer con el ejército austríaco, entregada Tarragona a Felipe V, descomprometidos los ingleses con la situación catalana, Casanova no fue por los derroteros de una paz muy enriquecedora por la que podía optar (y que fue una gran realidad a lo largo de todo el siglo XVIII), sino por una destrucción tan segura como catastrófica. Aquella decisión que no se exalta, puede iluminar nuestro presente para afrontar nuestro futuro.

Santiago Petschen es catedrático emérito de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).

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