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La fotografía como lenguaje universal

El proyecto Phes acerca este medio a personas refugiadas y migrantes para que ellos mismos sean quienes cuenten sus propias historias

Fotografía de un participante en el taller que se realizó en Sid, Serbia, con la organización No Name Kitchen.
Fotografía de un participante en el taller que se realizó en Sid, Serbia, con la organización No Name Kitchen.Phes

A Elena (nombre ficticio), el parque de Loranca, en Leganés, le recuerda a su país, Honduras. Desde hace cuatro meses vive cerca de esta zona verde. Su familia decidió enviarla a España por temor a que fuese secuestrada por las maras. “Mis padres son comerciantes de frutas y verduras, y las maras les extorsionan para que paguen unos impuestos irreales que además no dejan de subir. Toda mi familia está vigilada, a mí me seguían cuando iba a la escuela”, cuenta la joven de 19 años. Elena es una de las participantes del taller de fotografía que el proyecto Phes (Fotografía Española Solidaria) organiza estos días en Madrid, con la colaboración de Lens Escuela de Artes Visuales y la Asociación Lumbre.

“El objetivo es acercar la fotografía a personas migrantes y refugiadas para que puedan contar sus historias a través de este medio”, explica Estela de Castro, coordinadora del proyecto.“Los primeros días sirven para conocernos mejor, cada uno cuenta su vida y sus circunstancias. Después, les damos una cámara analógica desechable para que fotografíen cómo es un día en sus vidas actuales”, añade.

Las imágenes de Elena son casi todas del parque madrileño. “Me encanta la naturaleza. En Honduras, crecí rodeada de animales y plantas porque mi familia tiene terrenos cultivables”, dice la joven, que teme por sus padres y sus abuelos. “Ellos siguen allí, hablamos una o dos veces por semana, pero me da miedo llamar un día y que no me lo cojan. Me gustaría conseguir un trabajo aquí para poder traerlos”. Aunque recientemente le han concedido el asilo político en España, todavía no puede trabajar.

Fotografía de uno de los participantes del taller de Turquía.
Fotografía de uno de los participantes del taller de Turquía.Phes

Anas Zubair, de 20 años, también participa en este taller. Abandonó Pakistán hace dos años porque su vida corría peligro, los ataques terroristas contra escuelas y mezquitas se habían vuelto casi diarios. Acabó en Libia, donde un policía le quitó el pasaporte y todo su dinero en el aeropuerto de Trípoli. “Estuve meses perdido, deambulando de aquí para allá, muerto de miedo”. Como muchos otros, Anas se arriesgó a cruzar el Mediterráneo para huir del infierno libio. “Me dijeron que no tenía nada que temer, que todo iría bien, pero cuando vi la barca en la que íbamos a viajar, me negué, era una locura, era tan pequeña que no duraríamos ni cinco minutos en el mar”. El conductor de la barca iba armado y le obligó a montarse en ella. Afortunadamente para Anas y el resto de la embarcación, a los 15 días de travesía fueron rescatados por el Aquarius y, tras la autorización del gobierno español, consiguieron llegar al puerto de Valencia.

Una de las participantes del taller que se realizó en Diyarbakir, Turquía, con la organización Sohram-casra.
Una de las participantes del taller que se realizó en Diyarbakir, Turquía, con la organización Sohram-casra.Phes
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Según el Ministerio del Interior, en 2018 llegaron a España más de 40.000 personas de forma irregular. Anas muestra las fotografías que ha hecho desde su casa en Parla, en la que vive con tres personas más. “No se parece en nada a Pakistán, pero me gusta mucho”, comenta mientras mira la imagen en papel. “Echo de menos a mi familia, pero no quiero volver, tengo miedo de estar allí y tengo miedo de volver a repetirun viaje así”.

Phes ha organizado también estos talleres en Serbia, Turquía, Grecia y en Málaga, donde colaboraron con la ONG Visión Nuevo Siglo, que trabaja con mujeres migrantes obligadas a prostituirse en España. “Las fotos que realizan son de ese espacio en el que se encuentran actualmente, que algunas veces no es su hogar y en el no quieren estar. Muchos de ellos quieren llegar a otro país y están atrapados en campos de refugiados o centros para personas migrantes”, dice De Castro. Y añade: “La fotografía es un lenguaje universal, que nos permite comunicarnos, aunque hablemos idiomas diferentes, y una herramienta para romper barreras entre seres humanos”.

Uno de los participantes del taller de Málaga con migrantes llegados en patera.
Uno de los participantes del taller de Málaga con migrantes llegados en patera.Phes

También en Madrid, organizaron –junto a la Fundación Tomillo– otro taller para acercar a mujeres marroquíes y gitanas. Una selección de 180 imágenes de todos los talleres podrá verse en la exposición 35.597 (del 25 de enero al 13 de febrero; Lens Escuela de Artes Visuales; Paseo de la Esperanza, 5). “El título de la muestra se refiere a las personas que han intentado llegar a Europa y que han muerto por culpa de las políticas restrictivas”, explica De Castro y añade que Phes continuará realizando talleres “para ponerle rostro a estas personas que huyen de sus países y ayudarles a contar sus historias”. “Desgraciadamente, y si no se hace nada al respecto, el título de la exposición, allá donde la llevemos, cambiará,porque esta vergonzosa cifra irá aumentando”, concluye

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