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Gustavo Sánchez se estrena en el cine con un canto a Nueva York

Su documental, protagonizado por cuatro artistas transexuales, se ha grabado durante 10 años

Amanda Lepore en una imagen del documental de Gustavo Sánchez.
Amanda Lepore en una imagen del documental de Gustavo Sánchez.

Se titula I hate New York, (Odio Nueva York), pero en realidad lo que transmite la primera película de Gustavo Sánchez, es amor a 360 grados. Amor por esta ciudad mágica pero dura y traicionera, amor por la noche, las experiencias límite, la transgresión y el activismo y en definitiva amor por la vida complicada e imperfecta de sus protagonistas, cuatro artistas transexuales, iconos de la escena underground neoyorquina más radical.

Tras acumular éxitos en los más prestigiosos festivales indie del mundo, la película, que se estrenó en abril en el Festival de Málaga y llegó a los cines el pasado noviembre de la mano de Warner Bros, acaba de incorporarse a Filmin, la mayor plataforma de cine online de España. Además ha sido nominada en la categoría de Mejor Documental a los XI Premios Gaudí, cuyos ganadores se darán a conocer el próximo 27 de enero.

Para la escena artística de Barcelona que conoce Gustavo Sánchez (Úbeda, 1978) desde hace muchos años como una pieza clave del equipo del festival Sonar, su vertiente de cineasta ha sido un verdadero descubrimiento. Y eso que la gestación de su opera prima ha sido todo menos que rápida. “La grabé a lo largo de diez años, entre 2007 y 2017, durante los viajes que iba haciendo a Nueva York, sin focos ni equipo, solo con una cámara de bolsillo que me obligaba a acercarme incluso físicamente a los personajes”, explica Sánchez que empezó a rodar sin guión ni ideas preestablecidas, sólo con la voluntad de retratar la escena underground del activismo transexual más auténtico y radical.

Un periplo de festivales indies

Estrenada en el 21º Festival de Málaga, I hate New York ha sido seleccionada por el Festival de San Sebastián y la Seminci de Valladolid como una de las películas del año en España. Desde su estreno ha sido vista por más de 10.000 espectadores, en eventos como el Raindance Film Festival de Londres, el mayor escaparate de cine indie del Reino Unido y uno de los principales de Europa, el Latin Beat Film Festival de Tokio o el Newfest New York, para la première en Estados Unidos. En España, entre otros, se pudo ver en LesGaiCineMad de Madrid, Abycine de Albacete y el GIFF Festival Internacional de Cine de Girona, donde fue galardonada como Mejor Documental.

Al cabo de los años, casi sin darse cuenta, Sánchez se encontró con 150 horas de grabación de las que, con la producción ejecutiva de Juan Antonio Bayona, director de filmes como El Orfanato o Un monstruo viene a verme, ha sacado una película de 75 minutos entre el cinema verité y la experimentación, apasionante, tierna y conmovedora, nunca tópica. “Las protagonistas Amanda Lepore, Sophia Lamar, Chloe Dzubilo y T de Long, cuatro transexuales, reinas de la noche neoyorquina, surgieron de forma espontánea de la propia grabación por su personalidad y compromiso hacia un colectivo que tuvo –y tiene– que combatir muchas luchas. Son un ejemplo de cómo adaptarse a un entorno hostil sin renunciar a la propia identidad pese al alto coste que eso implica”, indica Sánchez, que va desvelando poco a poco su pasado y sus vivencias en la búsqueda de una identidad propia, no siempre aceptada por la sociedad.

Los momentos de felicidad y las noches de locura se alternan con los días duros de la expansión del SIDA, la precariedad laboral e incluso el peligro para la propia incolumidad física. El respeto y la delicadeza con las que Sánchez se acerca a sus heroínas, supervivientes de una escena artística que aparece a finales de los 80 y empieza a desaparecer tras el 11-S, le permite contar sus vidas sin filtros y relatar episodios extremadamente dolorosos sin caer nunca en la conmiseración o el patetismo.

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Su gran merito ha sido convertir la historia de lo que se suele denominar un colectivo marginal en algo universal, capaz de conectar con cualquier persona independientemente de su orientación sexual, consiguiendo que el público pase de intruso a cómplice de sus vivencias. “Los derechos logrados por el colectivo transexual aun son vulnerables así que el activismo sigue siendo muy necesario. En un mundo cada vez más normalizado, globalizado y homogéneo, la diferencia y la singularidad de cada ser humano son un valor añadido y un importante motor de cambio, que debemos defender”, asegura Sánchez, que ha soportado las imágenes con una banda sonora potente de músicos como ARCA, Alva Noto, Ryuichi Sakamoto, la cantante drag Sharon Needles y el grupo punk-rock Transisters, cuya historia también aparece en el film.

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