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La escuela de lutería que fabricó los instrumentos para el Pergamino Vindel se sume en el silencio

Los alumnos, sin clase desde febrero, denuncian que el Ayuntamiento de Vigo no contrata un profesor que sustituya al maestro jubilado después de 35 años de historia

Aula de Lutería Antigua en la Escola de Artes e Oficios de Vigo.
Aula de Lutería Antigua en la Escola de Artes e Oficios de Vigo.

Hubo un tiempo, hace ya unos 30 años, que entre los muros de piedra de uno de los edificios más emblemáticos de Vigo unos niños llamados Carlos Núñez, Anxo Pintos o Xosé Manuel Budiño descubrían el alma única que esconde cada instrumento. Por la Escola de Artes e Oficios, proyectada en la última década del siglo XIX por el arquitecto Michel Pacewicz y donada a la ciudad en escritura pública de 1904 por el empresario y mecenas José García Barbón, han pasado en más de un siglo de historia maestros y alumnos memorables. Y aunque las disciplinas que se imparten ya no son las mismas que al principio, el espíritu de aquel documento fundacional se mantuvo con sus más y sus menos a lo largo del tiempo: García Barbón donaba el inmueble "en beneficio de la clase obrera, a cuya instrucción, cultura y progreso van unidos el progreso, adelanto y cultura de los pueblos".

De entre las 13 especialidades que se imparten, dos de las señas de identidad de esta institución pública (también bautizada como Universidade Popular en tiempos del alcalde Manuel Soto) han sido desde los años 80 los talleres de lutería. La tradicional, con el maestro Antón Corral y hoy con su hijo, y la antigua, con Ramón Casal. Este profesor se jubiló en febrero y desde principios del curso pasado insistía a sus pupilos que estuviesen "atentos" a la convocatoria para la contratación de un nuevo docente. Pero los peores augurios se cumplieron. Después de 35 años de clases, y de un trabajo de investigación que contribuyó a resucitar, de la mano de grandes lutieres internacionales, los instrumentos del Pórtico de la Gloria, aquella aula donde también se construyeron los destinados a la exposición del Pergamino Vindel permanece sumida en el silencio. Desde entonces, los 28 alumnos no tienen maestro, perdieron el curso pasado y este año se disponían a repetir. Pero al regresar se encontraron con que el Ayuntamiento de Vigo no ha contratado un nuevo especialista, y la semana pasada descubrieron en el Boletín Oficial de la Provincia que los presupuestos municipales no reservan ninguna partida para ello.

En cuanto se conoció la noticia, los representantes locales del PP reunieron a la prensa a las puertas de la Escola de Artes para denunciar el desmantelamiento de la institución. El BNG ha exigido al Ayuntamiento que "rectifique" ante su "absoluta falta de respeto con una disciplina que supone una apuesta decidida por revitalizar nuestro patrimonio cultural y musical". Y ayer Marea de Vigo volvió a cargar contra el gobierno de Abel Caballero por considerar la cultura una cuestión "secundaria".

Ante la polémica generada, el equipo del alcalde socialista ha difundido una respuesta oficial en la que pide a la oposición que "se relaje" porque, afirma, "no va a haber ningún recorte en la Escola de Artes". "La estamos manteniendo a un nivel excepcional y seguiremos manteniéndola en ese nivel", compromete. "El PP no debería sembrar bulos porque no va a haber ningún profesor menos de lutería", insiste el gobierno, que sin embargo no da plazos para una futura contratación ni explicaciones a la falta de clases y la ausencia de la plaza docente en los presupuestos. "Esta es la única escuela de artes y oficios que hay en Galicia... debería ser la Xunta quien fomentase el patrimonio cultural de la comunidad, pero nosotros estamos encantados de ser quienes lo mantenemos", critica finalmente el consistorio.

Mientras tanto, la portavoz de los alumnos, Norka Pérez (que ya ha construido instrumentos para la Diputación de Lugo, Carlos Núñez o Jordi Savall y recibe encargos del extranjero por el "prestigio" que tiene la escuela), asegura que la supresión de la plaza de maestro lutier se "negoció" a espaldas de los matriculados. Según ella, responde a un "acuerdo de reajuste del cuadro de personal" municipal vinculado a los presupuestos, que obtuvo "el respaldo" de dos sindicatos. "Se amortiza esa plaza, o la de psicólogo de Cedro", el centro de ayuda a drogodependientes, para crear otras, explica. De tal manera que de los 13 profesores de la Escola de Artes, el de lutería antigua, que era una plaza fija, se ha esfumado de los papeles oficiales y "como fijo ya solo queda el de lutería tradicional". "Los demás son todos temporales o interinos", y esta provisionalidad en los contratos siembra la alarma entre los cientos de usuarios del centro público.

Pérez, inmersa ahora en una recogida de firmas para llegar al Parlamento gallego, recuerda que las diputaciones de Lugo o de Ourense organizan cursos temporales, pero que esta es la única escuela pública de lutería antigua de España, con temario reglado y 10 horas de clase semanales. Todo un referente, asegura, "en países como Francia", donde trabajan lutieres afamados como Cristian Rault, encargado por la Fundación Barrié en 1990 de devolver a la vida el organistrum labrado en la piedra del Pórtico. En aquel equipo inicial de expertos para el Pórtico también figuraba Ramón Rodríguez Casal, Boiro, el maestro recién jubilado de la escuela de Vigo. Según la portavoz de los alumnos, la única alternativa en España para aprender este arte que aúna conocimientos de música, ebanistería y física es un centro de "lutería clásica, no antigua" en Bilbao. Aquella escuela es "de pago" y enseña sobre todo a construir violines, violas o chelos. En la de Vigo, sin embargo, se construían zanfoñas, arpas, violas de gamba o laúdes. 

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En el acta notarial de donación de la que hoy es la más antigua institución pública educativa de la ciudad, García Barbón hacía prevalecer los derechos como alumnado de los obreros y las mujeres. Exigía que estos tuvieran prioridad a la hora de matricularse o que las clases adaptasen sus horarios para no solaparse con los turnos de las "principales industrias" viguesas. Y añadía una última cláusula, la duodécima, con la que blindaba el centro frente a las veleidades de los gobernantes. En el caso "improbable" de que los "señores concejales" contrariasen la voluntad del donante "en daño de la clase obrera", serían estos, los alumnos, quienes podrían "gestionar y exigir su cumplimiento por los trámites que las leyes permitan como verdaderos patronos y representantes de dicha voluntad". "El incumplimiento total o parcial de las obligaciones durante dos años consecutivos será causa de rescisión total", advertía el magnate retornado de la emigración, "y las fincas donadas pasarán a ser propiedad de la persona que acredite ser pariente del señor otorgante".

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