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Fiestas populares que acaban en violación

La policía y la Guardia Civil se ven desbordados ante las concentraciones masivas de jóvenes

F. Javier Barroso
Celebración del Orgullo Gay el pasado 7 de julio.
Celebración del Orgullo Gay el pasado 7 de julio.jaime villanueva
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Spanish police overwhelmed by outsized fiestas

Altas horas de la madrugada, víspera de festivo, miles de jóvenes concentrados en un espacio reducido, y alcohol. Ese cóctel hace que muchas de las celebraciones multitudinarias que se registran en la región terminen con agresiones sexuales a mujeres o en peleas multitudinarias con decenas de heridos y algún detenido. La Policía Nacional y la Guardia Civil reconocen fuera de micrófono que estas actuaciones les supera en más de una ocasión.

En lo que va de año son múltiples las fiestas populares o conciertos multitudinarios que han terminado con problemas, con denuncias y hasta con reyertas. Ni la Policía Nacional ni la Guardia Civil ofrecen datos oficiales. Argumentan que, cuando graban estas denuncias en sus sistemas informáticos, no tienen un apartado en el que se refleje que esas agresiones se han producido en unos festejos. Otra excusa que ponen es que, al tratarse de estadísticas, son datos que maneja la Secretaría de Estado de Seguridad.

El hecho es que los días siguientes a una celebración multitudinaria en la que se mezclan jóvenes, música y altas horas de la madrugada se reciben denuncias de ambos tipos. El último caso registrado y uno de los más graves de este año se produjo la madrugada del pasado 1 de noviembre, en la noche de Halloween, en Tres Cantos. Dos guardias civiles resultaron heridos, uno de ellos sufrió una fractura del tabique nasal.

“En general, son fiestas que no se han organizado nunca y que necesitan una buena planificación. Esto supone que se tenga que destinar a muchos agentes, con las consiguientes horas extras o las libranzas. Las plantillas están muy escasas”, se quejan fuentes de la Guardia Civil, en cuya demarcación se celebran gran parte de esos festejos.

Otro foco de conflicto es que durante las fiestas se contratan discotecas móviles en las pinchan djs. Y se produce un efecto llamada. El corte de la música resulta problemático. A veces es mejor continuar con el espectáculo para evitar tumultos. “Los ladrones de móviles van a estas concentraciones y hacen su agosto. Saben aprovecharse de un descuido o de que los dueños están borrachos para sustraerles los teléfonos”, describe un mando.

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Un tema que está aflorando en los últimos meses son las denuncias por agresiones sexuales a menores o jóvenes. Así ha ocurrido en las fiestas patronales de Alcorcón, Majadahonda, Las Rozas y el barrio del Pilar, en el distrito madrileño de Fuencarral-El Pardo. El efecto de La Manada y su condena por abusar sexualmente de una joven de 18 años en los Sanfermines de 2016 han hecho que las víctimas tomen conciencia y denuncien. “Sucede lo mismo que con la violencia machista, se está tomando conciencia”, resume una mando de la Policía Municipal de Madrid.

En los casos descritos, las jóvenes tenían entre 14 y 18 años. El perfil del agresor es el de uno o varios hombres que supera en edad a su víctima y que no sobrepasa los 25 años.

Algunos Ayuntamientos como el de Pinto han decidido suspender la macrodiscoteca. En 2017, se registraron lanzamientos de piedras, botellas e incluso adoquines contra los policías locales y los guardias civiles que estaban de servicio en el recinto.

El caso más grave en los últimos años se vivió en San Agustín de Guadalix, al norte de la región, cuando un joven de 19 años murió tras ser apuñalado durante los festejos. 

“Muchos problemas vienen porque llegan jóvenes de otros municipios y se creen que pueden armarla y que no les va a pasar nada”, afirman mandos de la Policía Nacional. Estos se quejan de que las plantillas que tienen son insuficientes para poder controlar a miles de personas. “Sí, nos refuerzan con la UIP [Unidad de Intervención Policial, los antidisturbios], pero no siempre y ni siquiera con el número oportuno de agentes. Nosotros no tenemos ni formación ni medios para atacar un problema de esas dimensiones”, concretan estos mandos.

Delitos graves también en el Orgullo

Una de las fiestas que atrae a más personas en Madrid es la del Madrid Orgullo (Mado). El Observatorio Madrileño contra la LGTBfobia hizo un recuento de los incidentes de esta edición. La conclusiones arrojaron sucesos preocupantes, que hasta ahora parecían haber permanecido invisibles. Dos jóvenes, de 18 y 25 años, fueron violados. Solo uno de ellos denunció la agresión sexual, mientras el otro lo rechazó. La asociación Arcópoli, promotora del Observatorio contra la LGTBfobia, destacó que fue la primera vez que se produjeron violaciones durante el Madrid Orgullo. O al menos que se hayan conocido.

Durante el Mado, se contabilizaron 35 incidentes, entre los que destacan tres agresiones físicas, 12 verbales y daños contra la propiedad.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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