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“A los artistas les impone mucho dar el salto al Wizink Center”

Paz Aparicio es la directora del recinto, que este viernes celebra su concierto número 500 desde que fue reinaugurado en 2005

Paz Aparicio, en la entrada del Wizink Center.
Paz Aparicio, en la entrada del Wizink Center. Álvaro García

El Wizink Center, antiguo Palacio de los Deportes, alcanza esta noche, con la actuación de Dani Martín, su concierto número 500 desde que fue reinaugurado en 2005, después de que un incendio arrasara el recinto. Desde que Paz Aparicio (Madrid, 49 años) empezó a dirigirlo en 2014 —tras casi una década como directora comercial de espacio—, grupos como U2, Beyoncé, AC/DC o Rihanna han llenado sus gradas. “Los artistas no tienen ahora tantas rarezas como antes”, asegura alguien que sabe de lo que habla.

¿Qué sensación le deja el medio millar de conciertos?

Top ten mundial de venta de entradas

"Para nosotros es un gran orgullo", dice Paz Aparicio mientras señala en su despacho el trofeo que acredita al Wizink Center como el décimo recinto del mundo que más entradas vendió en 2017, según el ranking Top 200 World Arenas que elabora la revista internacional Pollstar. Unas cifras que previsiblemente aumentarán a final de este año. En 2018 se celebran un total de 179 eventos, 23 más que el pasado año. De ellos, 93 serán conciertos.

Creo que, desde 2014, nuestro gran éxito ha sido el cambio de formato: antes, no te quedaba más remedio que llenar el Wizink —y son 15.500 espectadores—. Por eso, dar el salto y actuar aquí imponía bastante: muchos grupos no se atrevían. Ahora, que también tenemos formatos con capacidad para 3.000, 5.000 o casi 9.000 espectadores hemos logrado seducir a grupos como Placebo, Bastille, Izal, Love of Lesbian...

Y... ¿alguno de esos grupos llena más de lo que piensan?

Sí, a veces ocurre: empiezan con un formato pequeño, pero como Madrid responde tan bien a la venta de entradas se van adaptando. Por eso nos adaptamos nosotros también. En 2015 Vetusta Morla contrató un aforo de 5.000 y lo vendieron todo. Acabaron cerrando dos conciertos más, uno de ellos de 8.900 personas.

¿Qué se esconde en las bambalinas de un macroconcierto?

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Mucho trabajo. Tenemos un equipo de día y otro de noche. Tras un espectáculo, a las 4.00 de la mañana puede haber 300 personas trabajando para adaptar el recinto y que a la mañana siguiente se pueda celebrar otro concierto o evento. Ver cómo trabajan también es un espectáculo.

Todo a contrarreloj.

Medimos mucho los tiempos. Aún así, ocurren imprevistos. Una vez pensábamos que Kiss no iba a poder celebrar un concierto: venían de Barcelona con cuatro horas de retraso. Empezaron a montar tarde, a las 18.00 y creíamos que no podríamos abrir puertas. Finalmente, solo tuvimos que retrasar media hora el inicio del concierto. Con un buen equipo de profesionales, todo acaba saliendo.

¿Cómo describiría la relación de Madrid con este espacio?

Los madrileños sienten el recinto como muy suyo, están contentos de tenerlo. Estoy convencida de que también están orgullosos de tenerlo en su ciudad. Además genera un importante impacto económico.

¿Cómo definiría el prestigio musical de la capital?

Desde la movida madrileña, existe una trayectoria musical tremenda. Grupos como Pearl Jam venían en sus inicios a actuar a pequeñas salas madrileñas, para unas 60 personas. Desde esa época, se genera una interesante cultura musical, que también es muy exigente pues no pasan una.

¿Cuál es su sitio preferido del Wizink Center?

Sin duda, la pista. Nosotros el día de concierto o de evento estamos dando vueltas, porque hay muchos frentes que atender. Pero siempre bajo a la pista en algún momento y me quito la acreditación. El ambiente es indescriptible y muchas veces acabo bailando.

¿Ha visto muchas locuras en ese ambiente?

Imagínate... Hay gente que se ha pasado cinco semanas en la puerta para ver un concierto de Rebelde Way. Les sacamos agua, comida, y les cuidamos todo lo posible. Para la gente más joven, la diversión comienza cuando se acampan en la puerta.

En eventos tan multitudinarios se vivirá también algún mal momento.

Es poco habitual, pero da mucha pena cuando tenemos que desalojar a alguien que bebe más de lo debido o que está molestando, También es una lástima cuando alguien no puede pasar porque ha comprado sus entradas en reventa y son falsas. Recuerdo una pareja de gallegos que se gastaron 600 euros para ver un concierto de Sabina. Habían pagado hotel, viaje… y se quedaron en la calle. Es muy triste, por eso tratamos de concienciar a la gente para que solo compre en puntos de venta oficiales.

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