‘Violet’, un laboratorio gestual de Meg Stuart

Interesante si, aburrido también, así podría calificarse el espectáculo Violet, que el grupo Damaged Goods, capitaneado por la icónica creadora de danza contemporánea, Meg Stuart, presenta este fin de semana en el Mercat de les Flors de Barcelona.

Durante unos días esta artista nacida en Nueva Orleans y formada en Nueva York y que en la actualidad desarrolla su trabajo entre Berlín y Bruselas, además de ganar recientemente el León de Oro en la Bienal de Venecia, ha presentado una serie de trabajos, conferencias y películas que muestran su atrayente manera de mostrar las innumerable posibilidades que tiene el cuerpo humano de crear gestos. Sus trabajos son torbellinos de movimiento que se realizan en diferentes tiempos y velocidades, pueden ser hipnóticos para el espectador siempre que los contemple como experimentos en un laboratorio de creación. No todo el público que acudió a la sala Mac del Mercat entendió el mensaje y algunos desertaron cabizbajos, otros se durmieron y la mayoría aplaudió al finalizar la pieza pues sabían de antemano a lo que iban.

Meg Stuart ya en actuó en Barcelona, concretamente en la Sala Ovidi Montllor del Mercat en el 2005, donde presentó junto a su grupo, la obra Disfigure Study, y al igual que Violet, la autora manipula, ensaya y crea un movimiento interesante marcado por la técnica release y el estilo minimalista. Corrientes muy en boga cuando ella creó su grupo en 1994 en Brusela. Así pues volver a Barcelona con la misa propuesta resulta anticuada para el espectador, que en su momento aplaudió el gesto reiterativo y sincopado de la danza minimalista, pero que ahora este mismo espectador reclama otras propuestas más vanguardistas. El público del Mercat es exigente y se ha convertido en un especialista en danza contemporánea que reclama los últimos avances de este sector.

Violet cuenta con dos aliados excelentes: El primero son sus cinco intérpretes que partiendo de movimientos muy sencillos logran auténticas filigranas gestuales a través de diferentes energías que explotan o canalizan en discordantes direcciones e intensidades. Y aunque su discurso resulta hermético gusta su sobriedad. El segundo acierto de este espectáculo es el magnífico pasaje sonoro y la música electrónica que interpreta en directo su autor, Brendan Dougherty.