Entre la reivindicación y el rescate
Valencia y Alicante dedican el Día de las Escritoras a figuras olvidadas como la sainetera Pilar Monzón, la novelista Elisa Brufal y la poeta y periodista Trina Mercader
No busquen a Pilar Monzó, a Elisa Brufal o a Trina Mercader en la fuente de conocimiento más accesible de la actualidad, Wikipedia. No están. Ni las escenas humorísticas de la primera, ni la prosa descarnada de la segunda ni la poesía o los artículos de la tercera. No aparecen, ni en la enciclopedia digital ni en casi todo el planeta Google. La literatura escrita por mujeres es uno de los agujeros negros más profundos de la galaxia de los libros y dos actos que han tenido lugar hoy lunes en Alicante y Valencia han tratado de restañar el olvido. El Día de las Escritoras, que se celebra cada 15 de octubre (en honor a Santa Teresa), se ha movido entre la reivindicación y el rescate.
El colectivo Clásicas y Modernas, una asociación que reivindica la igualdad de género en el ámbito de la cultura, ha elegido el Centro Cultural de la SGAE en Valencia para dar a conocer la obra de Pilar Monzó, sainetera valenciana que pobló los teatros en los años treinta con obras como El amo, Visanteta o La falta de Marieta. Humor femenino, llano y en valenciano, una manera como otra cualquiera de caer en el olvido tras la Guerra Civil y de no ser rescatada hasta la llegada de la época del #MeToo. Monzó, según la organización, fue una autora rebelde y transgresora, como todas las que “remaron a contracorriente, y en diferentes épocas y circunstancias cuestionaron el orden que les era impuesto desde la ficción, la poesía y el ensayo”.
Junto a otras autoras más reconocidas como Rosalía de Castro, Rosario de Acuña o Carmen de Burgos, el colectivo decidió dedicar también el acto a la compositora y pintora castellonense Matilde Salvador, que sí cuenta con una entrada en la Wikipedia pero de la que se celebra este año el centenario de su nacimiento. Hija, hermana, sobrina y esposa de músicos, desarrolló una carrera en la que alternó las composiciones de música clásica con un estilo naif a los pinceles y una enconada defensa del valenciano.
Mucho más oscura que los libretos y los cuadros de Salvador es la vida de dos de las principales homenajeadas en el acto celebrado en la librería 80 Mundos de Alicante, según su coordinadora, Esther Marín. La alicantina Elisa Brufal llegó a rozar el premio Planeta en 1957 con el manuscrito de Siete puertas, pero su novela, repleta de libertad sexual e inmersa en el asfixiante entorno rural de la huerta de Elche de la época, no convenció a la editorial, que descartó publicarla. Fue la propia autora la que tuvo que pagar “una modesta edición de escasísimos ejemplares” para darla a conocer. Y apenas lo consiguió. En la actualidad, solo hay una copia en la biblioteca pública de Elche y otra en la de Alicante, y esta última “medio rota”, según Marín. La propia Brufal desistió de continuar con su afán literario, emprendió un viaje sin más rumbo que el de salir de España y acabó en París, de ama de llaves. Solamente un artículo publicado este año en El Mundo por el desaparecido periodista Ismael Belda supo ponerla otra vez en primer plano, hasta el acto de hoy.
En la propuesta de Alicante, en la que ha participado el colectivo Letras de Contestania, también se ha destacado la figura de Trina Mercader, una poeta y periodista de Torrevieja que se exilió a Marruecos tras la Guerra Civil. Allí fundó la primera revista bilingüe editada en árabe y castellano, Al-Motamid, “un puente entre ambas culturas y un símbolo de confraternización entre poetas arabigoandaluces”, explica Marín. Ni sus artículos, ni su obra poética, diseminada en tres libros y varias antologías, han podido darle la voz que el Día de las Escritoras ha querido amplificar en Alicante.
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