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La actriz Leticia Dolera pide a Barcelona que abra los ojos

La pregonera de la Mercè comparte parte de su discurso con Carmen Juares, una ciudadana migrante y pide a Barcelona valentía para resolver el conflicto soberanista

Àngels Piñol
La pregonera Leticia Dolera cede la palabra a su amiga Carmen Juares, de la asociación Mujeres migrantes
La pregonera Leticia Dolera cede la palabra a su amiga Carmen Juares, de la asociación Mujeres migrantesMassimiliano Minocri

Abrir los ojos, mirar y dialogar aceptando, sin miedo, la pluralidad. La actriz Leticia Dolera (Barcelona, 1981) abrió ayer las Festes de la Mercè con un pregón en el que abogó por el diálogo para superar el conflicto soberanista y en el que, con un gesto rompedor, cedió parte de su tiempo a Carmen Juares, una ciudadana de origen hondureño que estuvo seis años trabajando como cuidadora con solo nueve horas de fiesta semanales y que, como ella mismo explicó, es la “realidad de muchas mujeres en Barcelona en este 2018”. Tras dirigir cortos y publicar un ensayo de éxito sobre la revolución feminista —Morder la manzana—, la actriz puso a Barcelona ante su espejo.

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Con un Saló de Cent repleto, presidido por una parlanchina Ada Colau y Fernando Medina, alcalde de Lisboa, ciudad invitada este año, Dolera, con un tono desenfadado, reivindicó sus orígenes con un recorrido por los barrios de su vida: El Clot, donde nació, Sants donde creció y en el Poble Sec, donde vivió como adulta. Dijo que los barrios son el corazón de Barcelona y hay que cuidarlos porque sufren la “gentrificación”. En un guiño a la alcaldesa, mostró su ilusión con que se apruebe una ley que obligue a las constructoras a reservar el 30% de pisos a vivienda social.

Supongo que una valiente hará algún día alguna peli sobre el procés", afirma la pregonera

Con la misma firmeza que aboga por la revolución feminista —“Sigamos en estas fiestas como el 8 de marzo siendo una manada de las buenas”— la actriz reivindicó el teatro y el cine comprometido para ayudar a reflexionar y crecer. Evocó la obra el Rei Tort, que versa sobre una historia entre un policía y su víctima. La pregonera recordó a los jóvenes que perdieron un ojo por el disparo de una pelota de goma por parte de los mossos y al último, Roger Espanyol, por culpa de un policía el 1-O.

“Pensándolo bien”, dijo, “supongo que una valiente hará algún día alguna peli sobre el procés. A mí no me miréis que solo hago comedias. Quizá a través de una ficción consigamos empatizar y comprender a todas las partes y digo todas porque son más de dos”. No ocultó su “angustia” por el conflicto y apuntó que “no hay blancos ni negros sino más bien claroscuro”. Tras admitir su “incomprensión” con que haya políticos en prisión y otros en el extranjero, la actriz repartió: dijo que no se puede imponer una nación si alguien no la siente pero que no le parece “del todo sano” que eso sea “el motor de nuestras vidas”. “La política la haremos sobre todo escuchándonos, a quien piensa como nosotros y a quien no. Escucharemos mejor mirándonos a los ojos que no una bandera. La que sea".

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La actriz puso a Barcelona ante su espejo. Tan “cosmopolita y moderna” y hace solo tres años que por primera vez tiene una alcaldesa. Capaz de acoger la mayor manifestación de Europa en favor de los refugiados y también de invisibilizar historias como las de Carmen, que habló de muchas Barcelonas: la del refugio, la explotación, la rebelde, la feminista, la que lucha por la igualdad y la que sueña en la diversidad. El Saló de Cent las aplaudió puesto en pie.

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