La Comunidad de Madrid reforzará la “insuficiente” inspección de los pisos turísticos
El equipo de Garrido trabaja con la cifra preliminar de 14 inspectores, que duplicaría los existentes
El Gobierno de la Comunidad de Madrid quiere elevar a más de una decena el número de trabajadores que inspeccionan las miles de viviendas de uso turístico que hay en la región, según avanzan a EL PAÍS fuentes del Ejecutivo, que trabaja con la cifra preliminar de catorce inspectores. La plantilla de especialistas no ha superado los siete integrantes en los últimos cuatro años, un contingente que representantes gubernamentales reconocen como “insuficiente”. El presidente de la Comunidad, Ángel Garrido, estudia anunciar la medida durante el debate del estado de la región, que se celebrará el 13 y el 14 de septiembre.
“Insuficiente”. Un político del más alto rango en la administración madrileña describe con una sola palabra la desequilibrada lucha que han afrontado en el último año los siete inspectores encargados de fiscalizar los pisos turísticos en la Comunidad de Madrid. Frente a ellos, decenas de miles de viviendas ofrecidas para el alquiler de los turistas en las principales localidades de una región con más de seis millones de habitantes y 8.000 kilómetros cuadrados de superficie. Un pulso desigual: entre 2015 y 2017 apenas hubo más de 200 inspecciones y seis expedientes con el sello de la Comunidad que conllevaran sanciones. Mientras tanto, la proliferación de las viviendas de uso turístico ha generado una polémica mundial: los expertos debaten si influye en la imparable escalada de los alquileres de las viviendas, que termina por expulsar a la población local, vaciando los vecindarios de las zonas más apetecibles de las ciudades.
“El decreto sobre las viviendas de uso turístico es importante y estará aprobado antes de finales de año”, explicaron fuentes próximas al presidente de la región, Ángel Garrido. “Pretendemos dar libertad a los ciudadanos para que puedan ofrecer sus viviendas, pero también poniendo condiciones”, añadieron. “Tendrán que estar registrados, para que sepamos quiénes son; estarán obligados a declarar ante el ministerio del Interior las personas que están alojadas en cada momento, cosa que no ocurre ahora mismo y es un auténtico agujero de seguridad en nuestro país; y tendrán unas condiciones mínimas de ratios de habitabilidad”, enumeraron. Y remataron: “Vamos a duplicar el cuerpo de inspectores que tenemos, para tener un grupo de personas que de verdad trabaje para vigilar que se cumple la legalidad. Estamos respondiendo a las denuncias que llegan, pero es un cuerpo insuficiente”.
Los datos de la polémica
Jaime de los Santos, consejero de Cultura, Turismo y Deportes, dijo en junio que hay 8.538 viviendas de uso turístico registradas en la Comunidad de Madrid. Sin embargo, la oposición calcula que esa cifra no representa ni el 30% del total.
Entre 2015 y 2017, la Comunidad impuso un total de seis sanciones: dos en 2015, cuatro en 2016 y ninguna en 2017, según datos oficiales. Durante ese periodo, el número de inspectores se redujo de siete (2015 y 2016) a cinco (2016). En 2018, la plantilla habría vuelto a aumentar a siete, según fuentes gubernamentales.
En el primer semestre de 2018 solo se registraron 78 denuncias en la región referentes a viviendas de uso turístico, todas en la capital menos una (0,4 al día). La consejería de turismo explica que si no hay más denuncias no puede haber más inspecciones, porque no se puede actuar de oficio.
En 2015 hubo 122 inspecciones en la Comunidad, por 111 en 2016, según los datos proporcionados por el Ejecutivo tras una pregunta parlamentaria en la que no se le requirió responder sobre 2017 ni lo que se ha consumido de 2018.
El Gobierno hace números para aumentar su plantilla de inspectores de viviendas de uso turístico y maneja la cifra preliminar de 14 inspectores. Con la aprobación de los Presupuestos de 2019 aún en el aire, ese número sería inferior al de los trabajadores que el Ayuntamiento de la capital emplea en la misma tarea: más de 20. Las dos administraciones comparten el mismo problema: los madrileños tienen que dedicar el 44% de su salario al alquiler de su vivienda, según los cálculos de Fotocasa y la plataforma Infojobs, una losa para sus proyectos vitales que solo es más pesada en Cataluña (51%).
Críticas de la oposición
“El gobierno regional ha ejercido la absoluta dejación de funciones con la problemática surgida con las viviendas de uso turístico”, opina Daniel Viondi, diputado del PSOE, miembro de su comité federal y secretario del área de desarrollo global de ciudades y municipio. “Hay un decreto vigente de 2014 que es un coladero para su incumplimiento y una reforma anunciada de ese decreto desde hace más de 15 meses que aún no ha sido aprobado por el gobierno. Mientras esto sucedía las cifras de viviendas registradas oficialmente no llegan ni al 30% de las disponibles en este mercado que sigue creciendo”, sigue. Y subraya: “El número de siete inspectores, última cifra oficial facilitada, nos resulta muy escaso. Habría que triplicar el personal y, especialmente, coordinar con el Ayuntamiento de Madrid que tiene sus competencias urbanísticas al respecto”.
“El número de inspectores es claramente insuficiente”, lamenta Pablo Padilla, representante de Podemos en la Asamblea. “Ha habido un incremento exponencial en los últimos años del número de viviendas de uso turístico, y como no hay inspectores no se sabe cuántas hay ni cuáles son sus efectos”, continúa. “Y no es solo aumentar el número de inspectores, sino que también hay que aumentar el número de inspecciones. Hay que darles plantilla, presupuesto y capacidad de ir y venir”.
“Estamos a la espera del decreto que el Gobierno regional está ultimando para regular un problema que afecta sobre todo a los vecinos de la almendra central. Exigiremos que se dote de los recursos necesarios”, apunta Ricardo Megias, de Ciudadanos.
El decreto que prepara el Gobierno incluye la posibilidad de que una comunidad de vecinos impida que se instalen viviendas de uso turístico en el edificio, aunque el Ejecutivo aún no ha resuelto si aceptará las alegaciones que solicitan que no sea necesario alcanzar la unanimidad de todos los propietarios para lograrlo. Al tiempo, se creará un registro obligatorio de esas viviendas; se permitirá alquilar cuartos individualmente, y los propietarios serán responsables de elaborar un plan de seguridad y evacuación.
Si se aprueba, el decreto servirá como marco normativo a los Ayuntamientos, que podrán tomar medidas más restrictivas dentro de esos límites. Esa circunstancia ya ha provocado fricciones entre el gobierno regional y el de la capital, que ha presentado alegaciones al proyecto. Mientras se concreta el texto definitivo, el Ejecutivo avanza en las medidas de control: más inspectores para garantizar que un negocio millonario cumpla con la normativa.
Choque competencial entre la Comunidad y el Ayuntamiento
El Gobierno de la Comunidad de Madrid, liderado por el PP, tiene recogidas en el estatuto de autonomía las competencias como regulador de la normativa turística. Por su parte, el Ayuntamiento de la capital, dirigido por Ahora Madrid, es el responsable de la ordenación urbanística de la ciudad. Dos áreas de influencia colindantes que han provocado un choque entre dos administraciones de distinto signo político con una concepción opuesta del uso turístico de las viviendas.
El Ayuntamiento ha presentado alegaciones frente a la propuesta de la Comunidad de permitir el alquiler de habitaciones para uso turístico, el ratio de ocupación (persona por metro cuadrado) y el de viviendas de uso turístico con respecto al número de total de viviendas de un bloque (la propuesta sitúa el límite en el 75% o en el 50% si todo el edificio es del mismo propietario)
Para proteger “el uso residencial” de los vecindarios, el Ayuntamiento ha planteado que los pisos turísticos que se alquilen más de tres meses al año tengan que obtener una licencia de actividad. Además, establece un periodo de un año, ampliable a otro más, hasta que se puedan otorgar de nuevo licencias en determinados distritos de la capital. Ese permiso, finalmente, no se les concederá en los distritos de la almendra central de la ciudad y otros tres limítrofes si la vivienda no tienen un acceso independiente al del resto, lo que supone eliminar el 95% de la oferta actualmente existente.
Sin embargo, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha acordado impugnar las normativas urbanísticas municipales de Madrid, Bilbao y San Sebastián, puesto que cree que son "contrarias a la competencia" y a los principios de regulación económica eficiente, y "perjudican a los consumidores y usuarios".
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