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Un agosto atípico: calor extremo y tormentas

El mes ha sido el más tórrido en la ciudad de Barcelona desde 1914

Carlos Garfella
Dos mujeres intentan resguardarse en Barcelona de la tormenta del 17 de agosto.
Dos mujeres intentan resguardarse en Barcelona de la tormenta del 17 de agosto. CRISTOBAL CASTRO

Parecía impensable en enero, cuando los embalses se situaban por debajo del 45% de su capacidad, los agricultores lanzaban un SOS de alerta y el director de la Agencia Catalana del Agua (ACA), Jordi Agustí, auguraba que Cataluña podría entrar en situación de alerta por sequía en abril. Pero nueve meses después, la situación es muy distinta. Las cuencas internas están hoy al 85% de su capacidad y la cantidad de agua acumulada (591 hectómetros cúbicos) es suficiente para cubrir las demandas de agua de todo un año, según el ACA. En Barcelona, las últimas lluvias han venido en forma de espectaculares tormentas caídas sobre una ciudad que experimentaba, al mismo tiempo, el mes de agosto más caluroso desde 1914.

La capital catalana ha sido precisamente una representación (exagerada, eso sí) del atípico mes que ha vivido Cataluña. Según el informe mensual elaborado por el Observatorio Fabra, los primeros días de ese mes fueron, de largo, los más tórridos de todo el verano en Barcelona, cuando la temperatura máxima alcanzó los 37,2 grados el día 4 de agosto y los 37,1 del día 5 por una auténtica “ola de calor de primera categoría”.

En el informe se definen estos picos de calor como “abrasadores” y también se destaca la rapidez con la que las temperaturas bajaron en pocas semanas hasta llegar a los 16.6 grados de mínima el día 26. Según los meteorólogos del observatorio Fabra, “superar los 37 dos jornadas consecutivas es un hecho realmente muy significativo en el observatorio Fabra”, ya que desde 1914 sólo en 9 jornadas anteriores habían superado esta temperatura en el observatorio. Además, hasta ahora solo julio de 1982 (2 días) y agosto de 2003 (4 días) tenían más de un día que superaba los 37. Entre tanto, la espectacular tormenta, con cap de fibló incluido, que vivió Barcelona el día 17 y que por momentos pareció convertir en rías algunas de las calles del Eixample.

Las lluvias veraniegas también se traducen en que, a escasas semanas de cerrar la campaña forestal, solo se hayan quemado 142 hectáreas en lo que va de año. La otra cara de la moneda son las altas temperaturas, que han dejado este verano 23 víctimas mortales, 21 de ellas durante la ola de calor de entre el 2 y el 7 de este atípico mes.

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Sobre la firma

Carlos Garfella
Es redactor de la delegación de Barcelona desde 2016. Cubre temas ambientales, con un especial interés en el Mediterráneo y los Pirineos. Es graduado en Derecho por la Universidad de las Islas Baleares, Máster en Periodismo de EL PAÍS y actualmente cursa la carrera de Filosofía por la UNED. Ha colaborado para otros medios como IB3 y Ctxt.

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