Ocho años tras la búsqueda de la pontevedresa Sonia Iglesias
La familia sigue reclamando justicia y asegura que “cada vez se cierra más el cerco sobre el culpable”
Cuando se cumplen ocho años de la desaparición de Sonia Iglesias, su familia ha vuelto a pedir justicia este viernes, encabezando una manifestación en la que ha estado arropada por centenares de pontevedreses que han recorrido el centro de la ciudad para pedir que el caso no quede en el olvido. Pese a los avatares de la instrucción que en dos ocasiones ha sido archivada por falta de pruebas concluyentes, la última vez en junio pasado, la familia ha expresado su certeza de que, aún así, "cada vez se estrecha más el cerco" sobre el posible culpable, ha dicho la hermana de Sonia, María del Carmen Iglesias.
Ha recordado que el cierre de la causa por un juzgado de Pontevedra no es definitivo, ya que policialmente el caso sigue abierto y los investigadores no han cejado en su empeño por aclarar su misteriosa desaparición. "Confiamos en que ese día llegue, porque las actuaciones judiciales llevadas a cabo el pasado mes de febrero en San Mauro, la casa de la expareja de Sonia, nos han dado nuevas esperanzas", ha dicho la hermana de la desaparecida.
Pese a todo, María del Carmen Iglesias cree que las indagaciones que realizó la Policía Científica en febrero de este año, no han dado los resultados que la familia esperaba “porque se llevaron a cabo muy tarde". “Si esas mismas actuaciones se hubieran realizado los primeros meses de su desaparición, seguramente el resultado habría sido otro, porque hay indicios que ya no se pueden constatar”, lamentó.
La portavoz de la familia ha incidido en que “ni nosotros ni la justicia y las fuerzas de seguridad se han dado por vencidos, y más tarde o más temprano podrán llamar por su nombre y apellidos al culpable o culpables de la cruel desaparición de Sonia, sin temor a represalias", afirmó María del Carmen Iglesias.
También se ha referido a las recientes pesquisas policiales para insistir en que el responsable de este supuesto crimen “sabe que lo observan de cerca y que cualquier paso en falso puede llevar a una nueva pista que reabra de nuevo el caso", dijo la hermana de Sonia. "Y nosotros estaremos aquí, esperando, como siempre, su detención., porque no tenemos prisa, solo deseos de justicia para Sonia", ha añadido.
Por ahora, la desaparición de Sonia Iglesias, la mujer de 38 años que se esfumó sin dejar rastro el 18 de agosto de 2010 en el centro de Pontevedra, seguirá siendo una incógnita. El caso se cerró después de apenas dos meses de reabrirse las diligencias sin transcender qué nuevas sospechas tenía esta vez la policía. En un breve auto, la instructora Rosa García Prado argumentó que no había dado positivo ningún análisis de los fragmentos recogidos por los equipos especializados de la Policía Cientíífica, concretamente de los fragmentos de cortical encontrados en la finca familiar donde se centró la búsqueda del cuerpo, cuya especie o procedencia no ha podido ser confirmada.
El 21 de abril de 2015 un primer auto había cerrado provisionalmente el caso cuando este pasó a ser competencia del juzgado de Violencia de Género y Julio Araújo, la pareja de la víctima y padre de su único hijo que tiene 17 años, fue imputado en la causa por detención ilegal, dos años después de la desaparición de su pareja, aunque nunca llegó a ser detenido ni acusado.
La Policía había encontrado nuevos indicios para volver a imputarlo, aunque esta vez por un presunto delito de homicidio. El principal sospechoso para la policía fue incluso citado para declarar en la Comisaría de Pontevedra junto a su hermano David, que también había sido investigado en el caso como presunto encubridor. Ambos se acogieron a su derecho a no declarar y quedaron en libertad.
Las pesquisas se centraron en el registro de la casa, incluso en las inmediaciones del cementerio de San Mauro, donde la familia tiene un panteón, y en la capilla. Aunque la finca ya había sido registrada en 2010, la búsqueda del cuerpo de Sonia Iglesias se centró en un radio de 800 metros de terreno que rodea la casa y en un pozo de barrena que fue achicado con motobombas por efectivos de la unidad de Bomberos de Pontevedra.
En mayo, el fiscal jefe de Pontevedra Juan Carlos Aladro, confirmó que el caso no se cerraría y que la investigación pretendía explorar ámbitos del entorno familiar. “Es caso policialmente no se cerró nunca ni se va a cerrar”, había declarado. “Hemos abierto muchos caminos, algunos equivocados porque nos han llevado hasta allí, pero se seguirán explorando otros nuevos y los que sean necesarios para llegar al objetivo, que es saber dónde está el cuerpo de Sonia Iglesias”, aseguró.
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