Cierra el pub que se instaló en la trastienda del Pitarra

Solo tres meses. Este es el tiempo que ha permanecido abierto el polémico pub irlandés que abrió en el local donde se ubicaba el histórico restaurante con aires dramaturgos Pitarra, en el número 56 de la calle de Avinyó.

En 1853 uno de los fundadores del teatro catalán moderno, Frederic Soler, conocido con el pseudónimo de Serafí Pitarra, heredó de sus tíos una relojería situada en este local. Pitarra era huérfano y sus tíos le adoptaron y le enseñaron el oficio. El dramaturgo hizo del espacio su domicilio y su centro de trabajo. La trastienda fue el escenario de tertulias literarias entre los que participaron ilustres como Valentí Almirall, Josep Anselm Clavé, Victor Balaguer o José Zorrilla. En 1895 falleció Pitarra, el local se había convertido, cinco años antes, en un restaurante que se mantuvo con diferentes nombres hasta 1987 cuando los hermanos Roig se hicieron con el local y recuperaron del altillo gran parte del archivo del dramaturgo.

Los Roig ambientaron el local como una cuna del teatro catalán y expusieron allí retratos, manuscritos y ediciones originales. Hasta que el local fue comprado hace unos meses por un inversor irlandés que lo convirtió en un pub. La historia se borró de un plumazo porque el nuevo propietario prescindió de todo el legado de Pitarra que había sido rescatado por el Ateneu Barcelonés. Fueron muchas las quejas vecinales y del sector cultural por la pérdida de este lugar histórico en Barcelona. El Ayuntamiento incluso medió para protegerlo. Pero no fue capaz. Ayer, la persiana del pub irlandés también bajó. Lo delata un cartel de traspaso colgado en la entrada y que también detalla que cuenta con licencia.