El Govern promete poner en marcha el tramo central de la Línea 9 de metro en 2022

Una de las obras más ambiciosas emprendidas en Cataluña, la de la línea 9 de metro, tiene nueva fecha límite. El consejero de Territorio y Sostenibilidad, Damià Calvet, aseguró el pasado lunes en comisión parlamentaria que, si todo va según lo previsto y el Estado autoriza un crédito del Banco Europeo de Inversiones a la Generalitat, se empezarán a abrir estaciones del tramo central de la línea 9 a partir de 2022. Calvet aseguró que toda la obra finalizará en 2025, veintidós años y aproximadamente 6.000 millones de euros después de su inicio.

Las obras de la línea 9 de metro, un proyecto faraónico que inauguró en 2002 el entonces conseller en cap Artur Mas y que pretendía construir la línea de metro más larga y moderna de Europa, es un quebradero de cabeza y una prioridad para todos los consejeros que han asumido la cartera de Territorio desde ese momento. Si el exconsejero Josep Rull bregó para poder inaugurar las estaciones periféricas de la línea en la Zona Franca y las de la línea 10, que tiene destino en el Aeropuerto, el actual consejero, Damià Calvet, ha querido poner fecha de fin de obras para el tramo central, cuyas obras están paralizadas desde 2011.

Las obras de las estaciones del tramo central, el que va de La Sagrera a Zona Universitaria, se reanudarán el año que viene y empezarán a ponerse en marcha “progresivamente” a partir de 2022. Toda la línea, aseguró el consejero, finalizará en 2025, según aseguró Calvet en comisión. Según los cálculos de la Generalitat esta etapa de las obras tendrá un coste de 1.127 millones de euros.

El requisito para que se cumplan estos objetivos es que la Generalitat reciba la financiación por parte del Banco Europeo de Inversiones (BEI), un préstamo de 740 millones de euros a devolver en un plazo de 30 años. Calvet aseguró que la Generalitat tiene la “conformidad técnica” del BEI y que solo falta la autorización por parte del Estado.

Las obras de la línea 9, que a lo largo de los años ha cambiado de trazado y ha acumulado contratiempos, tenían en 2002 un presupuesto de 2.464 millones. Después de muchas revisiones del presupuesto, la estimación total asciende a 6.000 millones de euros, una cifra que no incluye las cargas económicas que implica la financiación aplazada de la infraestructura. Estas corresponden al pago anual de un cánon a las empresas a las que se concedió el mantenimiento y la vigilancia de las estaciones inacabadas. Según el cálculo de los expertos, estas facturas acabarán costando 9.000 millones de euros.