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Teatro del siglo de Oro al siglo XXI

El Corral de Cervantes llena la capital hasta el 26 de agosto de obras del teatro de la época más fecunda para las letras en España

Decía Lope de Vega que "quien mira al pasado, advierte lo que está por venir". El autor fue uno de los mayores exponentes del Siglo de Oro, y su frase bien podría aplicarse al Corral de Cervantes, que llena Madrid, hasta el 26 de agosto, con el teatro de la época más fecunda para las letras de nuestro país. En muchos casos, convenientemente puesto al día.

"La idea generar un espacio de exhibición de las obras de esta época, y fomentar una experiencia que conecte con el público de hoy, a base de reinterpretar un corral de comedias en el siglo XXI", explica Rodrigo Arribas, director ejecutivo del Corral de Cervantes, un proyecto de la Fundación Siglo de Oro que ha contado con el apoyo del Ayuntamiento y Distrito Retiro: "Nos han cedido la Cuesta de Moyano, que es un eje cultural de los más importantes de Madrid, con el Prado y el Botánico a un lado, el Reina Sofía enfrente, el Caixa Fórum cerca... En línea con el recorrido del turista que viene a Madrid con hambre de cultura, de la nuestra. Nosotros difundimos nuestro patrimonio en literatura, y en una lengua común, la de más de 500 millones de castellanoparlantes, pero abriéndolo a todos: subtitulamos algunas obras al inglés".

El Corral de Cervantes es un homenaje al Siglo de Oro, pero sin pecar de tradicional o excesivamente academicista, al contrario. Hay espacio para cierto desparrame, "siempre desde el respeto y sin olvidar su espacio", explica Arribas. Es el caso, por ejemplo, de la propuesta interpretativa y escénica de Nancho Novo con un texto de Andrés de Claramonte, un alegato antirracista de hace 400 años en el que, hoy, las alabardas se convierten en guitarras que acompañan conversaciones poéticas traídas a nuestros días. Los dramaturgos David Tenreiro y Alberto García Sánchez describen un hipotético encuentro entre las mujeres de Lope de Vega y Cervantes hablando de sus maridos en una comedia delirante. También hay propuestas más convencionales, como el Don Gil de las calzas verdes, uno de los personajes de Tirso de Molina interpretado por Hugo Nieto, candidato al espectáculo revelación de los premios Max de este año.

Es el segundo año de este ciclo, pero aumenta considerablemente su repertorio, tras el éxito inesperado de la pasada edición. Desde ayer se representa Un musical barroco, una creación de Proyecto Barroco y María Herrero. Desde el 24 de julio, de martes a sábado, se podrá disfrutar de La estancia de Chema Cardeña bajo la dirección de Jesús Castejón.

La música del Siglo de Oro tiene protagonismo en este ciclo, como en la representación de Sara Águeda, que pone al servicio de un cuento de Oscar Wilde un repertorio barroco tocado con arpa, en una obra protagonizada por marionetas. A partir del 27 de julio, los miércoles y jueves pisará el escenario El Lazarillo de Tormes interpretado por Antonio Campos y acompañado de la guitarra flamenca del excelso tocaor José Luis Montón, conocido por las ovaciones de sus conciertos, que casi se miden en horas, en vez de minutos.

"Como patrimonio cultural, el Siglo de Oro debe ser reivindicado, pero no con un afán arqueológico, sino porque tiene un poder movilizador a través de sus historias que no se circunscribe a una sola épica, y esto es por de la genialidad de sus autores, que lograron que lo que contaban hace 400 años hoy esté de plena actualidad. Lo que reivindicamos es que se les considere como a Shakespeare, Plauto, o Arthur Miller, cuyas obras, aunque pertenecieron a otras épocas, siguen conectando con la esencia de nuestro comportamiento hoy", concluye Arribas.

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