Homenaje con alma verdiana en Peralada
La obra de Verdi era la más adecuada para rendir homenaje a Carmen Mateu
Hay intensidad dramática, espiritualidad sincera, sin arrebatos místicos, y lirismo a raudales en la Misa de Réquiem de Giuseppe Verdi, cualidades que cobraron un significado muy especial en la inauguración de la 32ª edición del Festival Castell de Peralada (Girona). La fundadora, mecenas y alma mater del festival ampurdanés, Carmen Mateu de Suqué, fallecida el pasado mes de enero, sentía especial devoción por la monumental partitura verdiana, y esa comunión espiritual flotaba en el ambiente, llenando de emoción la versión que, bajo la batuta del director italiano Giampaolo Bisanti, sonó como grandioso homenaje póstumo en memoria de quien mantuvo encendida durante más de tres décadas la pasión lírica en Peralada.
Siendo el réquiem más operístico y teatral del repertorio, la de Verdi era la obra más adecuada para rendir homenaje a Carmen Mateu, apasionada melómana que convirtió su amor por la ópera en la principal e irrenunciable seña de identidad del festival que fundó y presidió durante 32 años. Ahora es su hija, Isabel Suqué – junto al resto de su familia, vivieron las emociones verdianas de la velada con lágrimas en los ojos- quien recoge el testigo y, como presidenta de la Fundación Castell de Peralada, mantiene firme ese compromiso con la lírica en una edición que, bajo la dirección artística de Oriol Aguilà, ofrece este verano más ópera que nunca
No se llenó el auditorio del parque del castillo, cuyos jardines llevan ahora el nombre de Carmen Mateu. Tampoco faltaron políticos, empresarios y representantes del mundo de la cultura, aunque este año la representación institucional, encabezada por la consejera de Cultura Laura Borràs, ha sido muy discreta y decepcionante ya que hablamos de la inauguración de un festival que figura entre los más importantes del verano español y es el único que, contra viento y marea, lleva décadas estrenando producciones operísticas.
Con tiempos más bien rápidos que no siempre dejaron el espacio necesario al remanso lírico, Bisanti mantuvo con pulso firme una obra llena de retos para las voces solistas, la masa coral y la orquesta, en la que Verdi combina con genio e inspiración, a partes iguales, emoción lírica y fuerza dramática. Para llevar a buen puerto la obra se dieron cita en Peralada numerosos efectivos: el Coro Intermezzo, dirigido en este reto verdiano por José Luis Basso, actual titular de los coros de la Ópera de París y ex titular del coro del Liceo, fue, sin duda, lo más relevante, gracias a la sabia y ricamente matizada paleta coral moldeada por Basso, que figura entre los mejores directores del mundo.
La sabiduria de Verdi en el tratamiento del coro – daba gusto escuchar voces jovenes, de buen nivel técnico e ímpetu contagioso- exige un punto irrenunciable de exaltación lírica, que debe ir acompañada de un hábil control de las dinámicas. Mantuvo el tipo la Sinfónica de Barcelona y Nacional de Catalunya (OBC), y eso que la acústica del festival ampurdanés, al aire libre, nunca pone las cosas fáciles. Y, aunque pisó el acelerador en algunos episodios, Bisanti dio imprimió fuerza a una partitura llena de escollos que sonó con más contundencia que refinamiento en los detalles.
El rendimiento del cuarteto de voces solistas fue muy desigual. La soprano Leah Crocetto administró con dificultad sus recursos – tiene agudos potentes, pero la emisión es dura y la afinación dio algún que otro sobresalto- y se empleó a fondo en el impresionante Libera me que cierra la obra. Más satisfacciones dio el tenor Charles Castronovo, con acentos líricos y una línea de canto más elegante, mientras que la mezzosoprano Ekaterina Gubanova y el bajo Alexander Vinogradov cumplieron sus cometidos sin llegar a entusiasmar. En general, se echó en falta la elegancia y distinción en fraseo necesarias para hacer justicia a la belleza y riqueza expresival del canto verdiano.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.