Barcelona, cuna del crícket femenino en España
Cuatro equipos de la ciudad forman la primera liga de estas características
Samaia B. nunca imaginó que, tres años después de llegar a Cataluña junto a su familia procedente de Pakistán, volvería a jugar a críquet, su deporte favorito. Menos aún, que participaría en la primera liga de críquet femenina que se juega en España. Este miércoles, y a pesar de perder, esta estudiante de 14 años abandonaba el instituto Josep Comas de Barcelona con una sonrisa de oreja a oreja, tras disputar el último encuentro de este torneo, que empezó a mediados de abril.
“No pasa nada. En la vida a veces se gana y otras veces se pierde”, observaba Hafsa, su hermana, una de las nueve jugadoras que hace un año formaron el equipo Trinitat Vella, que el miércoles se enfrentó al conjunto de Consell de Cent, del barrio del Poble Sec.
El críquet, deporte de masas en Pakistán e India, llegó a Barcelona de la mano de las comunidades de estos países a partir de los años 80. En 2012, el Centre de Estudis Africans i Interculturals (CEAI) impulsó el primer equipo de críquet masculino en el barrio de Sants en el marco del proyecto Criquet Jove a BCN, una iniciativa conjunta con la FEEB (Fundació per a l’Esport i l’Educació de Barcelona), que busca impulsar este deporte desde una “perspectiva antiracista”, señala Xoan Vázquez, coordinador de proyectos del CEAI.
"El críquet podría romper la separación entre nuestras comunidades", dice una entrenadora
“La idea es visibilizar el críquet, que no se perciba como un deporte de la comunidad paquistaní e identificarlo como una práctica más de Barcelona”, explica. Según un estudio de esta entidad en locales del barrio del Poble Sec, este deporte era una de les necesidades principales de la comunidad paquistaní, la tercera población extranjera de la ciudad (19.196 personas, según el Ayuntamiento).
El críquet, invento inglés, nació al menos hace 500 años. Su estilo de juego recuerda al béisbol, en el que el equipo que batea la bola debe conseguir el máximo de carreras posible. Minutos antes del partido, Nadim, uno de los árbitros, repasa las normas con las chicas. Junto a otros entrenadores, Rosario Hauad ha adaptado las reglas a una modalidad de críquet sala, pensada para jugar en patios escolares. “El críquet también es un espacio de confianza, en el que trabajamos otros temas como la autoestima”, apunta.
El equipo del Besòs i el Maresme (el primer equipo femenino español) completa el cuadro de los cuatro conjuntos —formados por unas 50 chicas— la mayoría de ellas de origen paquistaní. Excepto este último, el resto han surgido en el último año y medio, al calor de entidades de barrio como el Casal d’Infants del Raval, en coordinación con la CEAI y la FEEB, que aporta los medios técnicos. Se trata de una prueba piloto financiada por el Ayuntamiento barcelonés. Su comisionada de Inmigración, Lola López, cree que el críquet “genera interés porque tenemos el estereotipo de que las mujeres paquistaníes y musulmanes están en casa”. Para Amina Akram, entrenadora de Trinitat Vella, “el críquet podría romper esta separación entre nuestras comunidades”, observa.
Hace un año, a Manahil R. el críquet le aburría. No entendía su complejo sistema de puntos que veía en los partidos televisados con su padre. Ahora, tras un año jugando en el Consell de Cent, pide más horas de entrenamiento. A Dil A., le gustaría que el equipo de chicas “sea igual de popular que el de los chicos”. “Que llegue al nivel de futbol”, dice su amiga Iram M., entre risas.
Un deporte que crece
En Cataluña, el número de equipos de críquet se ha multiplicado en pocos años. En 2016, la Federación Catalana de Críquet –creada en 2013 por un grupo de catalanes e inmigrantes pakistanís que perseguían impulsar el deporte reina en su país– agrupaba a 23 conjuntos. Hoy, existen 42 equipos (38 seniors y ocho juveniles) y la cifra de equipos registrados en la Secretaria General de l'Esport de la Generalitat sube hasta los 67.
El presidente de la Federación, Mirza Basharat, explica que la entidad trabaja desde hace siete años para que el Ayuntamiento de Barcelona les facilite más espacios para competir en la capital catalana y alrededores, donde se concentran la mayoría de los equipos. Actualmente solo hay dos campos oficiales y se encuentran en Vic y Vidreres (Girona). De momento, ninguno de los nueve miembros de la Junta Directiva ni los entrenadores cobra y los 40.000 euros de subvención que la entidad recibía hasta 2016, se destinaban a comprar material y alquilar los campos.
La Federación organiza diferentes torneos para promocionar el cricket, como la Cataluña Premier League (CPL), en el que participan jugadores internacionales invitados por el organismo deportivo. Uno de los siguientes objetivos, desvela Basharat, es la creación de un equipo de mujeres federado.
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