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Los manteros toman la Gran Vía

Los vendedores ambulantes ocupan gran parte de las aceras que el Ayuntamiento está ensanchando

F. Javier Barroso
Los manteros recogen sus sábanas delante de un conocido comercio de Gran Vía.
Los manteros recogen sus sábanas delante de un conocido comercio de Gran Vía.jaime villanueva

Cruce de Gran Vía con la calle de la Montera. Doce de la mañana. Una treintena de manteros expone su mercancía falsificada en pleno centro de Madrid, sin que nadie se la decomise. Bolsos, zapatillas, perfumes y camisetas son parte del muestrario de estos vendedores ambulantes. Ocupan gran parte de la acera y dificultan el paso de los viandantes, ante la mirada de resignación de los comerciantes de la zona.

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Los manteros expanden sus sábanas a lo largo de decenas de metros. Se alternan para que los que venden los mismos productos no estén juntos. Eso sí, en caso de que a alguno le falte una talla o un color en concreto, se lo pasa el que tiene más cerca. Todas las mantas tienen dos cuerdas cruzadas de esquina a esquina. En caso de que se acerque la policía, tiran de ellas y salen andando con total tranquilidad. Los agentes no pueden hacer nada en ese momento porque al llevar el saco a la espalda no están vendiendo técnicamente y no se les puede incautar los productos.

La situación de los manteros se hace ahora más visible por las obras de Gran Vía, que está previsto que duren hasta final de año. Las máquinas han reducido de manera considerable el espacio para los peatones y los manteros se han adueñado de las aceras. Su descaro es tal que se ponen delante de conocidas marcas y establecimientos para captar a las miles de personas que pasan a diario por ellos. Los vigilantes de seguridad de estas tiendas llaman a la policía y los agentes acuden al poco tiempo. De poco sirve su presencia. En cuanto los funcionarios se marchan, los manteros despliegan de nuevo sus sábanas.

Una portavoz de la Concejalía de Seguridad afirma que se está aplicando la ordenanza municipal para luchar contra esta venta ilegal. Eso sí, no se ha modificado ni se ha aumentado a raíz de la reforma de la Gran Vía. La portavoz reconoce que su presencia supone una dificultad añadida por las obras.

Un transeúnte se acerca a uno de los vendedores y se agacha a coger un par de deportivas. Son imitaciones de una conocida marca estadounidense. A distancia se nota que son falsas. Basta ver los materiales utilizados y su terminación. “¿Cuánto cuestan?”, le pregunta el transeúnte. El mantero no le contesta de primeras: “¿Qué número necesitas?”. “Un 42”, responde el posible cliente. El vendedor se agacha y coge un par similar de esa talla. Están atadas entre sí por los cordones. “Aquí las tienes”. El hombre las coge y las mira al detalle. Le pide de nuevo el precio. El mantero le dice que valen 25 euros, pero, ante la cara que ha puesto el comprador, las baja de inmediato a 20. Ambos aceptan el trato.

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Unos manteros cargan con su mercancía tras la llegada de la policía.
Unos manteros cargan con su mercancía tras la llegada de la policía.jaime villanueva

Unos metros más cerca de la calle de la Montera, un grupo de chavales rodea otro puesto de zapatillas. Cada uno elige un modelo distinto. “No serán las auténticas, pero si te sirven cuatro o cinco meses, y salen baratas”, explica un adolescente a otro. “Buahhh, si te van a hacer lo mismo que las auténticas”, le añade un tercero. Justo detrás, pasa una furgoneta de la Unidad de Intervención Policial (UIP, los antidisturbios de la Policía Nacional) y los manteros ni se inmutan. Saben que los únicos que actúa contra ellos son los policías municipales. Para evitar que les cojan, tienen repartidos ojeadores que les avisan en caso de que se aproximen los funcionarios. Ellos mismos están pendientes de que aparezcan por alguna calle cercana.

Así ocurre una media hora después, cuando irrumpen los agentes municipales, ante el enfado de los vendedores. Estos empiezan su peregrinaje por la Gran Vía hacia abajo. Los más rezagados se dan cuenta de que ya se han marchado, por lo que se instalan en sus puestos de nuevo. Justo en ese momento, hay otros diez manteros en la acera de enfrente, a pleno sol, y otra quincena de vendedores se distribuye por la cercana calle de Preciados y las aledañas. Todos campan con total tranquilidad por el centro, pese a que hacen una actividad ilegal.

Cristiano Ronaldo y La Roja triunfan

Las camisetas de Cristiano Ronaldo y de la Selección Española de Fútbol son las más demandas a los manteros. Se pueden conseguir hasta por 10 euros, si se sabe regatear al vendedor. Si se cruza al negocio de enfrente, en la tienda oficial del Real Madrid, la auténtica ronda los 80 euros. Por la de La Roja, hay que desembolsar 75. Lógicamente, los materiales son mejores y ambas van certificadas por los fabricantes.

Las zapatillas auténticas, cuyas falsificaciones venden los manteros, cuestan entre los 60 y los 150 euros en los comercios de la zona.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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