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Razones contra la discriminación

Un grupo de asociaciones crea un Espacio Libre de Tópicos para derribar prejuicios en Villaverde

Sesión de ganchillo dentro del proyecto de Intervención Comunitaria Intercultural.
Sesión de ganchillo dentro del proyecto de Intervención Comunitaria Intercultural. VÍCTOR SÁINZ

“No me dicen nada, pero las miradas hablan solas”, dice una mujer con pañuelo en la cabeza. Es la marroquí Hafifa Bakessou, vecina de San Cristóbal de los Ángeles desde hace 15 años. Hace tres que forma parte de Espacio Libre de Tópicos, un grupo de profesionales y voluntarios que pone en marcha estrategias para frenar rumores que perjudican la convivencia en el barrio. Lo hace a través de acciones que tratan de desmontar tópicos con argumentos objetivos. “A mi hija mayor le dicen en el instituto que de mayor será terrorista por el simple hecho de ser musulmana. Hay un desconocimiento total. No son las religiones las que matan”, insiste Hafifa.

“San Cristóbal nunca ha discriminado a nadie. Siempre ha acogido a personas de todas partes. Es cierto que tenemos fama de conflictivos, pero eso es porque somos pobres. Aquí nunca pasa nada”, afirma José García, propietario del Bar Juan José desde hace 23 años. Su negocio es uno de los ocho que colaboran con este proyecto de Intervención Comunitaria Intercultural (ICI) que financia la Obra Social de La Caixa desde 2014. A los integrantes del Espacio les pareció bien cambiar las tradicionales servilletas del bar de José por otras con mensajes específicos y así llegar al máximo número de vecinos posible. "En San Cristóbal", empieza una de ellas, "hay 76 nacionalidades distintas, 76 oportunidades para convivir". Es solo una de sus acciones formativas.

En este barrio del distrito de Villaverde viven más de 20.000 personas. La mitad son extranjeras, pertenecientes a 76 nacionalidades de sitios tan dispares como Marruecos, Ecuador, Polonia o Etiopía. También existe una nutrida colonia de personas de etnia gitana. “Lo cierto es que hay un poco de discriminación. Yo soy gitano y hay gente que nos mira mal. El caso de marroquíes y dominicanos es peor. Se meten mucho con ellos”, relata Alfredo Escudero, de 37 años. Y añade: “Yo no soy racista, pero sí organizado. Cada uno tiene que estar en su sitio”.

“Noté discriminación desde el primer día desde las instituciones. En 2005 fui a sacarme el carné de conducir y el examinador me dijo que nunca había visto a una mora conduciendo”, relata Zakia El Khamlichi, marroquí de 39 años. En su opinión, aún queda mucho por hacer. Quiere legar un mundo mejor a sus tres hijos. “Los medios de comunicación tienen mucha culpa de cómo se mira al diferente. Dan una imagen distorsionada”. Por eso hace cinco años varias asociaciones decidieron emprender el reto de cambiar la sociedad. Realizaron más de 500 entrevistas para conocer las necesidades del barrio y con ellas hicieron una programación, explica Manuel Basagoiti, coordinador de Espacio Libre de Tópicos.

Para Sara Villanueva, técnica de la ICI, relacionar pobreza y delincuencia es muy peligroso. “Queremos evitarlo”, afirma. “La fuerza del proyecto consiste en unir nuestras propias experiencias y derribar esos tópicos”. Prejuicios como los que aparecen colgados en el Centro Cultural de San Cristóbal, donde ahora se expone una muestra itinerante de esos tópicos y su réplica. En gris aparece el tópico y, a unos centímetros, un panel verde contradice esa frase con argumentos.

Prejuicios que también afectan a los enfermos mentales, como recuerda Ana Carolina Martínez, del centro de salud mental Hermanas Hospitalarias. Para superarlos, se hacen actividades conjuntas, como ganchillo, o un mercadillo. En octubre, el grupo tiene previsto celebrar un intercambio cultural a través de la comida. El evento se llamará La familia de al lado y puede inscribirse en él quien lo desee. Una de las participantes sentencia: “El objetivo es ver la diferencia como una oportunidad y no como un problema”.

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