Safari nocturno de portales
Francisco Úbeda Llorente se pasea de noche por la capital en busca de zaguanes de edificios que plasma en fotos
Todo comenzó una calurosa noche de verano de 2017. Madrid, pleno julio, un fotógrafo y una imperiosa necesidad de salir de casa para combatir las altas temperaturas. Así es como surgió el proyecto de retratos de portales de Francisco Úbeda Llorente (Almería, 1981), un paseo con su cámara durante una calurosa noche de verano que ha acabado derivando en una pequeña obsesión por asomar la nariz y el objetivo a esos no-lugares tan cotidianos que son los portales.
Cuando se le pregunta por la razón que le empuja a fotografiar estos espacios, Úbeda Llorente responde que no lo sabe muy bien. “Lo bonito de la fotografía es ver lo que no está a nuestro alcance. Cuando haces un proyecto así, en realidad haces un muestrario para satisfacer la curiosidad propia y ajena. Da igual que sean portales o habitaciones de hotel. Yo elegí los portales, porque desde pequeño he tenido bastantes historias en ellos que me marcaron, y creo que ese fue el germen cuando me planté delante del primero y decidí sacar la cámara”.
Los primeros portales que retrató tenían un punto algo inquietante, lugares en los que —reconoce él mismo— no se hubiese atrevido a entrar sin pensárselo un par de veces. Después, la serie fue evolucionando en busca de espacios más amables, pero que tuvieran un cierto estilo, un algo especial que los distinguiera de los demás. No existe un hilo conductor entre ellos ni pertenecen a una misma zona de Madrid —aunque muchos de ellos se encuentran en Chamberí—, pero lo cierto es que todos tienen un aire un tanto oscuro, retro, casi vetusto. “Siempre he sentido cierta atracción por lo sórdido. Las vistas de mi habitación en casa de mi madre eran a un patio interior con edificios desconchados, de distintas alturas y con muchas antenas. Mirar esas siluetas iluminadas por la luna era como ver El gabinete del doctor Caligari, acompañado por la música de Einstürzende Neubauten. Así solía explicar a la gente cómo podía fijarme o parecerme atractivo lo que a los demás les horrorizaba”.
Algunas particularidades de su proyecto: siempre fotografía los portales vacíos y de noche. Estos detalles son parte del lenguaje fotográfico de esta colección de instantáneas. “Desde mi punto de vista, la iluminación también forma parte de su esencia. Los portales suelen ser sitios oscuros, no le veo sentido a hacerlo con la luz del sol o a iluminarlo con flashes”.
Ya ha logrado capturar un buen número de ellos, pero hay un portal que se le resiste. “Está en Cea Bermúdez, 46, esquina con Islas Filipinas. Me tiene enamorado, pero nunca he podido hacer la foto, porque es un recinto cerrado. Estuve varias noches de verano haciendo guardia, esperando a que alguien entrara para explicarle mi proyecto y pedirle permiso, pero como era agosto, no apareció nadie por allí. Si algún vecino está leyendo esto ahora, que se ponga en contacto conmigo a través de mi Instagram, no soy un malhechor”. Su nombre en la Red es thru_the_lenses.
No es la primera vez que el artista sale de safari fotográfico nocturno; de hecho, es bastante común encontrárselo por las calles madrileñas a altas horas, cámara en mano. De la noche, cuenta que le fascina el cambio que se produce en la ciudad con las luces artificiales y los comercios cerrados, el silencio, la sensación de inseguridad o el poder ver lo que nadie ve.
En su Instagram se puede contemplar una muestra de todos los portales que ha fotografiado hasta la fecha; “como los manuales de tejidos de las mercerías”, apunta con humor. Su intención, en realidad, es que alguien se anime a publicar un libro con ellos. Mientras tanto, si algún día se encuentran con un joven fotógrafo que le pone ojitos al portal de su edificio, déjenle pasar; quién sabe si esa entrada, en la que sus vecinos apenas reparan, podría convertirse en una imagen célebre dentro de un tiempo.
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