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Más allá de Gaudí

Turisme de Barcelona promueve una ruta modernista con 15 edificios fuera de los circuitos más habituales

Blanca Cia
La Biblioteca Arús, uno de los edificios incluidos en el Pass Modernisme.
La Biblioteca Arús, uno de los edificios incluidos en el Pass Modernisme. joan sánchez

El Park Güell, la Sagrada Familia, la Casa Batlló y La Pedrera son, por norma general, el pack que visitan los turistas en su primera estancia en Barcelona. Antoni Gaudí copa ese primer contacto con la arquitectura modernista de la capital catalana que sigue teniendo una alta calificación de los visitantes: un 9,3 sobre 10. Pero hay mucho modernismo más allá de Gaudí y esa premisa es una de las motivaciones para poner en marcha el Barcelona Pass Modernisme, pensado para el turista que hace una segunda visita y que quiere ver algo más fuera de la oferta habitual. El número de repetidores es alto, más del 50%, y muchos de ellos con especial interés en la oferta cultural: “Es un tipo de oferta que dirigida al visitante extranjero y también para el catalán y del resto de España que quiere profundizar en la corriente arquitectónica del modernismo”, apunta Nacho Delàs, subdirector de Turisme de Barcelona.

El Pass Modernisme se empezará a comercializar a partir de la semana próxima con un precio de 90 euros. Tendrá una duración de siete días y con él se podrá acceder a 10 edificios de Barcelona y otros cinco de la provincia. Entre esos 15 solo hay una obra de Gaudí, la Casa Vicens, uno de sus primeros proyectos y probablemente menos conocido ya que se musealizó y se abrió al público hace apenas medio año. El resto de los edificios que se podrán visitar con la nueva tarjeta son de otros puntales del modernismo que, sin embargo, no han alcanzado la proyección de Gaudí: El Palau de la Música, el recinto histórico del Hospital de Sant Pau, y la Casa Museu Domènech i Montaner de Canet, de Lluís Domènech i Montaner; la Casa Ametller, el Palau de Quadres, la Casa de les Punxes y la Casa Coll i Regàs (en Mataró), de Josep Puig i Cadafalch; la Biblioteca Arús y la sede de la Fundación Rocamora, de Bonaventura y Joaquim Bassegoda; el Palauet Casades —la sede del Colegio de Abogados— de Antoni Serra i Pujals; la Casa Felip de Telm Fernández i Janot; el Museo Nacional de la Técnica y la Ciencia de Cataluña en Terrassa, de Lluís Muncunill; también en esa localidad la Casa Alegre de Sagrera, del arquitecto Melcior Vinyals y el Cau Ferrat y el Museo Maricel en Sitges de Santiago Rusiñol.

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La idea de esponjar la concentración de la arquitectura modernista más visitada también ha sido uno de los motivos de la creación del nuevo pase: “Con el acuerdo con la Diputación se han incluido edificios de fuera de Barcelona que tienen mucho interés arquitectónico y que, sin embargo, son poco conocidos”, apuntaba Delàs. Ese mismo objetivo de descongestionar la oferta arquitectónica de Barcelona ha sido uno de los criterios de selección de los edificios de la capital, la mayoría de los cuáles —a excepción del Palau de la Música— se encuentran fuera de las rutas turísticas más masificadas. El Pass Modernisme ha encontrado buena receptividad por los gestores de los edificios elegidos por la promoción que les supondrá. Incluso en aquellos, como el Palau de la Música o el recinto de Sant Pau, que ya tienen una actividad de visitas notable: “Tenemos margen de crecer ya que son visitas guiadas y controlamos el acceso”, explicaba Joan Oller, director del Palau. El mismo criterio tienen en el recinto histórico de Sant Pau: “podemos acoger más visitas y que éstas sigan siendo de calidad”. Esta iniciativa contrasta con la ausencia de un pase o tarjeta para poder visitar todos los edificios de Gaudí en Barcelona.

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Sobre la firma

Blanca Cia
Redactora de la edición de EL PAÍS de Cataluña, en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en diferentes secciones, entre ellas información judicial, local, cultural y política. Licenciada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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