“No son fotos tristes, es la realidad”
El CCCB expone las impactantes imágenes de los World Press Photo
Las dramáticas imágenes de informativos y periódicos sobre conflictos armados y sociales parecen no herir, por cotidianas, la sensibilidad del espectador acostumbrado a comer y cenar con muertos a diario. Pero si se colocan juntas, una detrás de otras, golpean el alma de una forma brusca. Es lo que ocurre con las fotografías ganadoras del World Press Photo que como cada año pueden verse en Barcelona en el Centre de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), hasta el 27 de mayo.
El venezolano Ronaldo Schemidt ha obtenido el máximo galardón de este año. En su imagen se ve a un joven envuelto en llamas después de que ser alcanzado por la explosión de una motocicleta de la Guardia Nacional Bolivariana en Caracas el 3 de mayo de 2017 durante una de las muchas jornadas de protesta callejera contra Maduro. “Después de la explosión noté una sensación de calor muy fuerte. Cuando me volví vi a una persona ardiendo y corriendo y comencé a disparar con la cámara. A los pocos días, pese a la gravedad de sus heridas, supe quién era porque le entrevistaron en la cama del hospital con ánimos de invitar a la gente a seguir manifestándose. De todas formas, José Víctor Salazar, de 28 años, no ha querido ver la imagen, no está preparado por sus secuelas”, explicó ayer el fotógrafo venezolano junto a la impactante imagen que quema solo de verla.
La foto ganadora de Schemidt abre la muestra que reúne otras 312 con todos los galardonados de las ocho secciones del premio. La gran mayoría relativas a conflictos militares y sociales, aunque también imágenes de temas medioambientales; más fáciles de ver, pero que esconden historias de explotación y dominio del hombre frente al resto de especies animales y vegetales, como las fotos de Jasper Doest sobre los últimos macacos japoneses utilizados en grotescos espectáculos.
Al prestigioso concurso se han presentado 73.044 fotografías de 4.548 fotógrafos (de los que solo el 16% son mujeres) de 125 países, según explicó Babette Warendorf de WPP que aseguró que las historias que explican las imágenes sirven para acabar de decidir si se concede el premio o no.
Javier Arcenillas y Daniel Beltrá son los dos españoles que han sido reconocidos en esta edición. El primero, ganador del tercer premio en la categoría Proyectos a Largo Plazo, también estuvo ayer en la presentación de la exposición. Su serie Latidoamérica habla de bandas armadas, crímenes y narcotráfico en México. “Mucha gente dice que las fotos ganadoras son tristes, pero es la realidad”, asegura. Arcenillas califica su trabajo como “más documental que fotoperiodístico” ya que lleva nueve años en él y valora el premio por la difusión que da a su trabajo, pese a que se ha publicado ya en más de 300 ocasiones.
Los dos han apelado a la ética del fotoperiodista y recordado la difícil situación en la que viven muchos profesionales de la fotografía. “Hay compañeros que trabajan en unas condiciones más difíciles, sin chalecos antibalas, ni cascos o máscaras, ni seguros de vida”, puntualizó Arcenillas.
La muestra que viajará a más de 100 lugares de 45 países, no podrá verse en todos sitios. “Hay fotografías, como las de las prostitutas rusas desnudas que no son posibles exhibirlas en países musulmanes. Tampoco en Birmania porque varias de las imágenes hablan del terrible conflicto con los rohinyá”. Se refiere a las de Kevin Frayer, segundo premio en Reportajes Gráficos en las que se ve a este pueblo huyendo de sus casas y de sus campos por temor a la violencia del Estado, pese a la gran amenaza que supone el monzón.
Schemidt explicó, frente a los que acusan a los fotoperiodistas de pensar más en sus fotos que en ayudar, que la hermana de Salazar le dijo que gracias a la imagen, su hermano recibió tratamiento y ayuda en forma de medicinas. “Ni yo ni ninguno de mis compañeros trabajamos para ganar premios, sino para mostrar el sufrimiento humano”, sentenció.
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