Barceló quiere cubrir de fango el Palau de la Música
El artista prepara una intervención efímera que durará dos meses y un concierto ‘performántico’
La idea es volver al origen, a la cueva, y que la profusa ornamentación del modernista Palau de la Música quede sepultada bajo el fango. Probablemente no será tan extremo, pero el artista Miquel Barceló está trabajando en una exposición en forma de intervención efímera que realizará en el Palau de la Música entre los meses de abril y junio del año próximo con el barro, uno de sus materiales habituales, será el protagonista principal. Lo será doblemente ya que además de esa acción, Barceló trabaja en dos conciertos performánticos con los coros del Orfeó Català en los que fabricará una escultura sonora, disparará barro y reproducirá los sonidos que ha grabado en uno de los espacios que más le fascinan, la cueva de Chauvet, situada en el sur de Francia y que contiene unas de las más antiguas pinturas rupestres conocidas. Barceló es uno de los artistas invitados por el Palau de la Música, junto con Antoni Llena y el poeta Màrius Sampere, para la temporada próxima que hoy ha sido presentada y que se explicará de forma pública en la sala de conciertos en la tarde de la Diada de Sant Jordi.
Un nuevo curso musical en el que el Palau apuesta sobre seguro y volverá a contar con primeras figuras de la música sinfónica –no fallarán las batutas de Gustavo Dudamel o la de Sir John Eliot Gardiner- , voces tan reconocidas como las de Juan Diego Flórez, Matthias Goerne o Cecilia Bartoli, y compositores contemporáneos convidados destacados como Philip Glass, además de Josep M. Guix. Serán 116 conciertos de la programación propia del Palau más 50 actividades. La de Barceló será, con toda probabilidad, la más sobresaliente y la de mayor impacto. Un peso artístico en la programación buscado por la aspiración del Palau de no ser solo una casa de la música, con las formaciones corales como eje, sino convertirse en un “centro cultural en el que hay cabida para muchas más cosas”, tal como ha recalcado el director artístico del Palau, Joan Oller. En ese sentido, que el Palau "fiche" a Barceló es un buen tanto y más si se tiene en cuenta que el artista hace años que no ha tenido actividad en Barcelona.
La intervención que prepara pretende negar el propio Palau y desdibujar y tamizar su luz, al estilo de la que hizo en 2016 en la Biblioteca Nacional de Francia (BNF) donde cubrió las vidrieras de barro y proyectó con los juegos de luz de la tierra las sombras de peces. Por querer, al artista mallorquín le gustaría hasta tapar las musas del interior de la sala, según ha explicado Victor García de Gomar, director artístico adjunto. “Claro que hay dos factores que influyen, como el hecho de que el Palau está protegido como patrimonio de la Humanidad de la Unesco y también los límites económicos ya que ese tema todavía está abierto y buscamos patrocinadores”, ha añadido. En cuanto a los dos conciertos ideados por el artista, a partir del estreno de una obra encargada a Pascal Dusapin, hay que pensar en una abstracción de la idea de los sonidos de las cuevas “como gotas que caen, igual ramas que se quiebran, gritos, voces y Barceló entrando y saliendo del escenario fabricando la escultura”. Esos conciertos serán más bien cortos, de unos 50 minutos, y el coro tendrá un singular papel, además del de cantar.
En cuanto a la temporada musical, el Palau ha optado por directores de orquesta tan populares y carismáticos como Dudamel, sobre todo tras el éxito de la integral de las sinfonías de Beethoven del año pasado con la formación Simón Bolívar. Este año el director venozolano abrirá la temporada (el 19 de septiembre) con la Cuarta sinfonía de Mahler al frente de la Mahler Chamber Orquestra. Repetirá con otro programa de Mahler, la Segunda sinfonía, dirigiendo la Filarmónica de Munich, y su tercera cita será con la Cuarta sinfonía de Brahms.
Con la idea del origen, la programación incluye obras que supusieron el nacimiento de un género musical como las últimas sonatas de Beethoven interpretadas al piano por Josep Colom; las Variaciones Goldberg, de Bach, con el pianista Philippe Herreweghe y La Consagración de la primavera con la Orquesta Sinfónica del Liceo y con su director titular, Josep Pons. En cuanto a los cantantes, tampoco faltará esta temporada la mezzosoprano Cecilia Bartoli con temas de la ópera La Cenerentola, y la soprano Renée Fleming. Se presentan dos tándems de ilustres voces, las de Magdalena Kozená y Mitsuko Uchida y el formado por Diana Damrau y Xavier de Maistre. El Palau ha programado también un recital del barítono inglés Simon Keenlyside. Las figuras del piano de Grigory Sokolov, Murray Perahia y los españoles Iván Martín y Javier Perianes vuelven al Palau.
En cuanto a la música contemporánea, un territorio en que la programación del Palau se adentra paulatinamente, la temporada próxima destaca el ciclo a las composiciones de Philip Glass, con once conciertos. Glass, además, actuará como pianista en un concierto con un programa sobre sus obras, entre ellas Vessels que interpretará con el Orfeó Català. Las formaciones corales del Palau, con Simon Halsey como director, estrenarán este año una obra de David Lang dedicada al Palau y sus coros. "Es un homenaje a su madre que se refugió en Barcelona cinco años huyendo de Alemania por su condición de judía", ha apuntado Halsey. Los coros harán esta temporada una gira por China .
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