La ‘multinacional’ de la droga del Empordà se sienta en el banquillo

La Audiencia de Girona ha empezado este lunes el macrojuicio contra 28 miembros del conocido Clan Capirote, vinculado a la familia Cortés, afincada en el Alt Empordà. El fiscal pide penas que van de los 4 a los 19 años y medio para los acusados, 5 de ellos mujeres. El juicio, en el que participan 14 abogados y se prevé pasen unos 150 testigos, está previsto que se alargue hasta mediados de mayo. La vista oral transcurre entre fuertes medidas de seguridad. En la sala de vistas solo están los acusados, Mossos d'Esquadra y estudiantes de derecho. Los periodistas comparten sala con los familiares y amigos de los acusados del clan que creó una multinacional de la droga, según dijeron los Mossos cuando se presentó el caso ante la prensa.

De los 30 acusados solo se han sentado 28 en el banquillo porque uno falleció y otro está en rebeldía. El fiscal les acusa de delitos contra la salud pública, tenencia ilícita de armas, continuado de defraudación de fluido eléctrico, blanqueo de capitales, incendio en bienes propios, simulación de delito y estafa (por intentar estafar a la aseguradora quemando un coche). Cree que se trataba de una banda jerarquizada con los líderes, cargos intermedios y bajos, y a los que considera cabecillas del grupo a Juan C.H., a su padre Indalecio C.S. y a su tío Juan C.S. les pide penas de entre 17 y 19 años y medio de cárcel.

En las cuestiones previas dos letrados han solicitado la nulidad de las escuchas telefónicas y en consecuencia de toda las pruebas obtenidas de ellas y el resto de defensas se han adherido a la petición. Además, la mayoría ha solicitado que sus clientes, para no perder el trabajo, no tuvieran que asistir a todas las sesiones del juicio. El presidente del Tribunal, Adolfo García ha aceptado la petición y de las semanas tercera a la quinta solo estarán en la sala los 8 acusados que se encuentran en prisión preventiva.

En el escrito de acusación, el fiscal mantiene que los miembros del clan se dedicaban a cultivar y traficar con marihuana y la vendían sobre todo a compradores franceses. Destaca que la organización tenía dos ramas principales dirigidas por tres líderes. Una de ellas se dedicaba a dar apariencia de legalidad al dinero conseguido con la droga, y que desde 2011 hasta que se hizo el operativo, blanquearon 2,9 millones de euros con la compra de una docena de inmuebles a nombre de algún familiar o ingresando pequeñas cantidades en cuentas básicamente de menores.

En la sesión de hoy han declarado Indalecio C, su mujer Dolores H. y su hijo Juan C.H., que solo han contestado a preguntas de sus abogados. Indalecio C., analfabeto, ha asegurado que bebía varios litros de vino y cervezas al día, que vivía con su mujer en la finca el Pont de Avinyonet de Puigventós, y que sus hijos iban de visita y desconocía lo que hacían cuando iban allí. También ha dicho ignorar que hubiera plantaciones de marihuana en el sótano y en el ático y que tuviera la luz pinchada. Sus ingresos procedían de trabajar en mercados, recoger chatarra y de una herencia. En el mismo sentido ha declarado su mujer, que ha dicho ser analfabeta y dedicarse a los mercados. Ha justificado el dinero en las cuentas de los menores, porque "era costumbre gitana abrir cuentas a los niños" y ha apuntado que como le enseñaron sus suegros "tenemos la mayoría del dinero guardado en casa y en el banco para hacer pagos".

El hijo de Indalecio C., máximo responsable del clan, Juan C., ha negado tener la media docena de coches de gama alta, hecho del que le acusa la Fiscalía, ha dicho que heredó una casa de su abuelo con la que obtuvo 90.000 euros, que hasta que se desenganchó en la cárcel "era consumidor de cocaína, heroína y todo lo que le echaran" y que debido a ello había robado de todo, incluso a sus padres. El juicio sigue mañana con las declaraciones de más acusados.