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Música para la inclusión

El festival S.O.S. Autismo reúne a 20 artistas como Rozalén, Dani Martín o Leiva en una Galileo Galilei abarrotada

Rozalén en el festival S.O.S. Autismo, en la sala Galileo Galilei.
Rozalén en el festival S.O.S. Autismo, en la sala Galileo Galilei. Claudio Álvarez (EL PAÍS)

Dice Santiago Alcanda que el tiempo se le escurre entre los dedos. El veterano periodista musical, a sus 58 años, es padre tardío. Su hijo, de seis, padece autismo. “Lo peor no sucede cuando son niños, ahí están protegidos. Es en la vida adulta, cuando se pueden sentir realmente excluidos. Quiero dejarlo todo bien atado para cuando mi hijo sea mayor y yo no esté”.

Alcanda lleva cuatro décadas en la profesión, conoce hasta el último intersticio del sector y, sobre todo, tiene una de las agendas más nutridas. Hay pocos músicos nacionales que no estén en su WhatsApp. Con Mi querida Cecilia, aparte de conmemorar a la icónica cantautora, reunió a variopintos artistas sobre un escenario para recaudar fondos para los afectados por autismo.

Ayer lo volvió a hacer en la sala Galileo Galilei. Semanas antes había tirado de móvil y la respuesta de músicos como Álvaro Urquijo, Guille de Vetusta Morla, Dani Martí, Paco L. de Morgan o Leiva fue inmediata. Las entradas se agotaron enseguida, como demostraba ayer una Galileo Galilei abarrotada. Tal vez el formato café teatro no fuera el más indicado para un acto que congrega a músicos tan masivos. Los camareros sorteaban con bandejas las mesas de la platea, y facilitaba demasiado los corrillos y tertulias, que impiden centrarse en lo que sucede sobre el escenario.

Los temores se disiparon, con todo, cuando Los Secretos interpretaron Pero a tu lado, una de sus canciones más sentidas e intergeneracionales, como el público que llenaba la sala, que la cantó del primer al último acorde. Dani Martín fue el segundo en pisar el escenario: el músico del pelo azul confirmó una vez más que su carrera en solitario tira por la balada garantista y se aleja del gamberreo de El Canto del Loco para solaz de gran parte del público, que entonó con él Emocional, un título acorde con el sentir colectivo. Le siguió Rozalén, según la presentó Alcanda “digna sucesora de Cecilia”. “Qué palabras tan bonicas y exagerás”, le respondió la manchega antes de atacar Girasoles, una cumbia con tintes folk.

El punto de ruptura lo pusieron Track Dogs, la banda compuesta por dos ingleses, un irlandés y un estadounidense residentes en Madrid, que lo mismo le dan a la americana que al blue grass o a la música latina. Ayer, con trompeta y banjo, interpretaron un tema fronterizo que navegaba entre Ennio Morricone y muchos de los grupos que Tarantino incluye en sus bandas sonoras.

Poco después salió Marilia, la mitad de Ella baila sola, a punto de presentar su nuevo trabajo en solitario. La conquense suena ahora menos dulcificada que en su etapa de dúo, y remite a Aurora Beltrán de Tahúres zurdos e incluso deja asomar algún deje anglosajón a lo Sheryl Crow. Al cierre de esta edición quedaban aún algunos platos fuertes como Javier Ruibal, Premio Nacional de las Músicas Actuales, o el dúo de Leiva y César Pop. Veinte artistas actuaron hasta rayar la madrugada. “Si algo se puede decir de los españoles es que somos solidarios. Mira qué entrega, y nadie cobra un duro”, decía Santiago Alcanda. Todo lo recaudado se destinará al proyecto Mujeres y TEA por la inclusión de la gente afectada por autismo.

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