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Una punción lumbar para conocer el pronóstico de los tumores cerebrales

La biopsia del líquido cefalorraquídeo permite mejorar el diagnóstico y afinar la complejidad de la neoplasia

Jessica Mouzo
Un médico revisa una prueba diagnóstica del cerebro de un paciente
Un médico revisa una prueba diagnóstica del cerebro de un pacienteASTIER - CHRU LILLE

En los 150 mililitros de líquido cefalorraquídeo (LCR) que bañan el encéfalo y la médula espinal está la clave para diagnosticar precozmente tumores cerebrales. Investigadores del Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO) han probado que, con una biopsia líquida de LCR (a través de una punción lumbar), no solo se pueden detectar neoplasias cerebrales, sino que se puede clasificar molecularmente la complejidad de los tumores, afinar el pronóstico y adecuar los tratamientos.

En 2015, el equipo del doctor Joan Seoane, responsable del grupo de Expresión Génica y Cáncer del VHIO, descubrió que la revolucionaria técnica de la biopsia líquida en sangre —un procedimiento que descubre el ADN tumoral que circula por el torrente sanguíneo a través de una simple extracción de sangre— podía replicarse con éxito en líquido cefalorraquídeo para detectar tumores cerebrales. Una simple punción lumbar (un pinchazo a la altura de la zona lumbar) era suficiente para obtener una muestra del LCR que recorre, en un circuito cerrado, el sistema nervioso central. El análisis molecular del fluido cefalorraquídeo ha permitido detectar marcadores tumorales hasta ahora inapreciables en la biopsia líquida de sangre, y ha ahorrado también las tradicionales e invasivas biopsias de tejido, que implicaban perforar el cráneo para extraer un trozo del tumor y analizarlo.

En estos tres años, los investigadores del VHIO han ido un paso más allá y han descubierto que el análisis del LCR da información sobre el tipo de tumor, su complejidad e incluso su pronóstico. “Esto ha sido un ejemplo de cómo trasladar un descubrimiento científico al paciente. En 2015 descubrimos que había ADN del tumor en el LCR y ahora hemos indentificado el número de mutaciones que nos da información del diagnóstico y del pronóstico de los gliomas, el tumor cerebral más común”, explica Seoane.

Pronóstico muy variable

Las ventajas de la biopsia líquida

La biopsia líquida, ya sea en sangre o en líquido cefalorraquídeo, es una técnica menos invasiva y mucho más afinada que la tradicional biopsia de tejido. “El tumor es un mosaico de diferentes células, es muy heterogéneo. Si coges un fragmento del tejido, a lo mejor no nos asegura que tengamos una representación exacta del tumor. El ADN del LCR, en cambio, integra todo ese mosaico de células. Además, el tumor evoluciona y con la biopsia líquida es más fácil monitorizarlo”, explica Seoane.

Los investigadores han estudiado el genotipo de siete genes relacionados con los gliomas. Los científicos reclutaron a una veintena de pacientes con cáncer cerebral y trabajaron con muestras de biopsia tradicional y biopsia líquida de LCR para caracterizar los tumores. “Con la biopsia líquida de LCR, hemos logrado clasificar hasta el 80% de los gliomas en tres subtipos diferentes”, apunta el investigador, que ha publicado el hallazgo en la revista Clinical Cancer Research.

Los tumores cerebrales suelen ser muy agresivos. La supervivencia según el subtipo molecular de glioma oscila entre uno y 15 años, de ahí la importancia de identificar el tipo de tumor para afinar el tratamiento. “La operación tiene mucho riesgo y el cirujano quiere saber si el tumor es más o menos agresivo. Si es más benigno será más conservador y si el tumor es muy agresivo, asumirán más riesgos. Hay un rango tan dispar de pronóstico que de ello dependerán las decisiones que se tomen. En un niño, por ejemplo, si el pronóstico es bueno, no puede irradiar mucho porque puedes herir la capacidad cognitiva cuando sea adulto o generar otros tumores”, explica Seoane.

Los investigadores han logrado financiación para realizar un proyecto multicéntrico con 150 pacientes para analizar todos los tipos de tumores cerebrales, también las metástasis. En Vall d’Hebron, la biopsia líquida de LCR ya se utiliza con algunos pacientes en el marco de las investigaciones médicas, pero Seoane no cree que tarde en aplicarse en la práctica clínica habitual. “En cinco años tendría que estar implantado”, asegura. 

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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