Colau suspende el pleno tras quedarse sin apoyos por el tranvía
La alcaldesa argumenta que hoy no es día para discusiones con ERC tras la huida de Marta Rovira
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, iba este viernes a por todas en el pleno. El ‘no’ de ERC al tranvía por la Diagonal condenaba al gobierno a enterrar su gran proyecto urbanístico. La intención era morder a los republicanos por su negativa a un proyecto con amplio respaldo social. Pero la noticia de que la líder de ERC, Marta Rovira, abandonó el país lo empañó todo. La alcaldesa decidió en un receso levantar la votación del orden del día —“no es día de pelearse”, dijo— pero acabó suspendiendo el pleno entre críticas de los partidos no independentistas.
Fue una mañana insólita la de este viernes en el Ayuntamiento de Barcelona. Como cada último viernes de mes se celebraba el pleno ordinario. Un pleno con un punto muy importante en el orden del día, el proyecto para unir las dos redes de tranvía por la Diagonal. Un proyecto que la alcaldesa Ada Colau iba a perder por el ‘no’ de ERC, por lo que el equipo de gobierno estaba dispuesto a cargar duro contra los republicanos. Pero al conocerse la huida de Rovira, se precipitaron los acontecimientos.
Primero Colau mostró su solidaridad con los concejales de ERC y decidió hacer un receso; luego, llegado el punto del tranvía, anunció que lo retiraba “para no escenificar peleas” con ERC. Y ante las críticas de la oposición, acabó suspendiendo todo el pleno por la “situación de excepción” y porque entendió que la situación “alteró la sensibilidad” de varios concejales. La decisión fue aplaudida por los grupos del PDeCAT, ERC, la CUP y el concejal no adscrito; y criticada con vehemencia por Ciutadans, el PSC y el PP.
“Hoy no es un día para escenificar peleas, es un día para rehuirlas” dijo Colau al filo del mediodía justificando la retirada sorpresa del punto del tranvía. Le llovieron críticas por retirar justamente el punto que iba a perder y no suspender el pleno entero. “No entiendo por qué retira este punto y no el resto de los del pleno”, manifestó el líder del PSC en el Ayuntamiento, Jaume Collboni. “Es un debate de la máxima importancia”, añadió Alberto Fernández Díaz (PP). En parecidos términos se expresó Carina Mejías, de Ciutadans.
Las críticas no cesaron y 45 minutos más tarde Colau anunció, también entre críticas, que suspendía la sesión. “Hoy he visto cosas que no había visto nunca. A todo un grupo municipal llorando [en referencia a ERC]. Grupos que han anunciado que retirarán proposiciones para no hacer debates previstos. Creo que lo más razonable que puedo hacer es suspenderlo”, convino Colau. Pero ni Ciutadans, ni PSC, ni PP estuvieron de acuerdo. “Somos mayores y responsables para tener un debate sereno y para discrepar sin pelearnos”, respondió Mejías. “Colau falta al respeto de los ciudadanos, la institución, los concejales y las entidades presentes”, convino Collboni. Fernández Díaz vio en la decisión “un golpe de Estado municipal”.
Los grupos celebraron una junta de portavoces y decidieron que el pleno se retomará el 10 de abril. El mismo día se celebrará una sesión extraordinaria para votar las preguntas que se plantearán en la multiconsulta.
Tres meses de debate frenético
En enero de 2016, Colau cometió el error de poner fecha al inicio de las obras del tranvía sin tener apoyo político. Sus declaraciones encabronaron a la oposición y el gobierno decidió bajar el perfil político del tema y trabajarlo en el plano técnico. Presentaron estudios a favor —la oposición presentó informes en contra— y ficharon al ex consejero de CiU e ingeniero Pere Macias para dirigir el proyecto. Buscaban a una bisagra entre los argumentos técnicos, la Generalitat y la concesionaria, Tram.
El debate volvió a la política en septiembre pasado, cuando arrancó una comisión de estudio instada por el PDeCAT. Y el debate se intensificó en enero. Finalizó la comisión sin que los partidos se movieran de sus posturas iniciales y Colau movió ficha para lograr el beneplácito de ERC, limitando la votación al tramo entre Glòries y Verdaguer. En las últimas semanas, ERC ha hecho de la gestión pública su caballo de batalla, pero ni la Generalitat les convenció de que la participación pública aumentará. En paralelo, se han sucedido muestras de apoyo a la unión entre la sociedad civil.
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