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La industria vuelve a tirar de la economía

El sector, que representa más del 21% del producto interior bruto catalán, creció el 3,7% el año pasado

Lluís Pellicer
La cadena de montaje del Seat León, en la fábrica de Martorell.
La cadena de montaje del Seat León, en la fábrica de Martorell. Albert Garcia

La industria vuelve a ser uno de los motores de la economía. El sector, que representa más del 21% del producto interior bruto (PIB) catalán, creció el 3,7% el año pasado gracias al tirón de las exportaciones y las inversiones que han realizado las empresas en los últimos años para mejorar sus procesos productivos. Las patronales auguran otro buen año por el dinamismo del comercio internacional, pero advierten de la tarea pendiente de fabricar más productos de alto valor tecnológico.

El sector industrial, que durante la recesión se desangró con descensos que llegaron al 12,9% de 2009, el año pasado volvió a experimentar una de las mayores tasas de crecimiento desde el año 2000, según los datos avanzados del Instituto Nacional de Estadística (Idescat). La locomotora bajó el ritmo de 2016, cuando se había expandido el 5,2%, pero volvió a crecer por encima del conjunto de la economía catalana. Los expertos consultados coinciden en dos factores clave: el aumento de las exportaciones por la buena marcha del comercio mundial y, sobre todo, de la zona euro, y el auge de la construcción, que ha reactivado parte de la industria auxiliar.

Ese avance de la industria ha permitido compensar la bajada del turismo o las ventas minoristas a raíz de los atentados yihadistas y el procés. “Estamos viendo un fuerte crecimiento de la economía mundial y una mejora de la zona euro, lo cual ha permitido seguir exportando, pero también nos hemos beneficiado de la recuperación de la construcción, que tiene una capacidad de arrastre de una industria auxiliar de nuevo se está fortaleciendo”, explica el director del departamento de Economía de Fomento del Trabajo, Salvador Guillermo.

El avance de la industria catalana

Crecimiento. El valor añadido bruto (VAB) creció el 3,7% en 2017. En el cuarto trimestre, la tasa de variación interanual fue del 4,8%.

Exportaciones. Hasta el mes de noviembre crecieron el 8,9% y superaron todas las de 2016.

Calidad. Las exportaciones que empujaron las ventas exteriores fueron las de un valor tecnológico medio-bajo, que crecieron un 27,8%.

Indicadores. En 2017 mejoró la competitividad, la producción industrial (+3,9%), la facturación (+7,6%) y los pedidos.

Empleo. Hay 622.900 ocupados, el 7,2% más.

Los indicadores del año pasado que recoge el Idescat muestran un sector robusto: mejoró su competitividad, la producción industrial creció el 3,9%, los pedidos subieron el 6,6% y el volumen de negocio lo hizo un 7,6%. El año también se cerró con más empleados en el sector, un 7,2% más respecto a 2016. “La industria se recupera claramente, pero hay que preguntarse si lo hace en sectores con futuro. Está creciendo en unos sectores intermedios en los que no veo dinámica creativa. Nos falta más complejidad en las exportaciones”, asegura el catedrático y profesor emérito de Iese Antonio Argandoña.

Si se observan las exportaciones del año pasado, las de un valor tecnológico alto y medio-alto crecen, pero alrededor del 3,5%, según los datos del tercer trimestre del Idescat. En cambio, las de valor tecnológico medio-bajo fueron las que más aumentaron. En concreto, lo hicieron un 27,8%, con lo que las ventas al exterior menos sofisticadas ganaron peso y supusieron un 42% del total. “Las exportaciones han subido, pero empujadas por las que tienen un contenido tecnológico medio-bajo, y no las punteras, por lo que Cataluña está compitiendo en precio en los mercados internacionales”, señala el profesor de Esade Juan Ignacio Sanz.

El vicepresidente de la Fundació per la Indústria, Antoni Garrell, explica que las empresas en 2014 retomaron sus inversiones para mejorar los procesos productivos tras haberlas parado durante la crisis. Eso les permite que, tras los ajustes salariales iniciales, ahora puedan ser más competitivas por las técnicas introducidas. Sin embargo, Garrell destaca que la gran asignatura pendiente del grueso de empresas —sobre todo las pequeñas y buena parte de las medianas— es “entrar de lleno en la industria 4.0”.

“Las compañías han hecho un esfuerzo importante de digitalización. Ahora falta que eso se convierta en conocimiento”, afirma Antoni Garrell, quien añade de forma gráfica: “Se trata de pasar de la fábrica inteligente al producto inteligente”.

El crecimiento de la industria fue especialmente intenso en el último trimestre del año, cuando el valor añadido bruto (VAB) del sector se incrementó el 4,8%. ¿Quiere decir eso que el procés no afectó a la industria? Fuentes empresariales aseguran que sí ha tocado al sector. Las dos huelgas generales, sostienen, supusieron un elevado gasto en logística; las matrices de grandes multinacionales son ahora más cautas al emprender nuevas inversiones y existe ya el precedente de la alemana Agrolab, que ha decidido cancelar la construcción de una fábrica en Tarragona y llevarla a Burgos.

Además, algunos indicadores a medio plazo como las bajadas de matriculaciones de vehículos industriales y el deterioro de la confianza empresarial hacen que los empresarios sean cautos. Todavía es complicado, además, calibrar el efecto que puede tener la fuga de sedes sociales a otras comunidades y la crisis reputacional de Cataluña. “La tensión cayó cuando se puso en marcha el artículo 155 de la Constitución, que permitió acotar a unas semanas las consecuencias de la incertidumbre que había. Aun así, las inversiones van a caer en los próximos trimestres. Y eso va a ser efecto del traslado de sedes, puesto que las ampliaciones de capital van a computar en la comunidad a la que se hayan trasladado”, asegura Juan Ignacio Sanz, de Esade.

Aun así, desde el sector apuntan también a la solidez de la “tradición industrial catalana” y, al respecto, recuerdan el documento que elaboraron a título individual varios economistas, entre los cuales estaban el exconsejero Andreu Mas-Colell, el catedrático Guillem López-Casasnovas y el presidente de Abertis, Salvador Alemany. En ese documento los economistas advertían de la posibilidad de que los acontecimientos políticos pudieran haber erosionado las perspectivas económicas de la comunidad, pero recordaron que la “fuerte recuperación”, la internacionalización y los cambios “asociados a la Cuarta Revolución Industrial” eran “garantía de futuro” en el contexto actual.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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