La consagración de Los Hermanos Cubero

Un viaje al rock estadounidense de los noventa, eso parece parte de la cartelera musical de este finde si reparamos que esta noche están dos de las bandas neoyorquinas que más visitaban los clubes y festivales españoles de aquella década. Garajeros y rocanroleros son The Fleshtones (El Sol, 22.00), y más alternativos Nada Surf (Teatro Barceló, 20.00). Y a ellos se añade mañana Lee Ranaldo (Moby Dick, 21.00), que fuera líder de Sonic Youth, una de las bandas más carismáticas e influyentes del grunge y noise de entonces y que le disputaba el cetro de esos géneros a los mismísimos Nirvana.

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El mundo perenne de los Hermanos Cubero

Embajadores del folclore español

El rock español viaja una década todavía más atrás: Burning, sobrevivientes de la escuela madrileña que tenía a The Rolling Stones y Lou Reed como referente principal (hoy, But, 20.00) y Ñu (mañana, La Riviera, 20.00), la banda que juntó la flauta sinfónica con el rock progresivo y heavy al estilo de los británicos Jethro Tull. De ambas bandas, solo quedan sus líderes originales: Johnny Cifuentes por Burning, y José Carlos Molina, por Ñu. En cualquier caso, Burning nunca han dejado de estar activos y de ofrecer conciertos intensos y emotivos alternado sus viejos éxitos con composiciones siempre nuevas, mientras que Ñu estuvo varias décadas desaparecido.

María Toro también es flautista y es la única mujer que con ese instrumento lidera un trío de jazz. Esta noche (Café Berlín, 21.00) pone fin a la gira de presentación de su disco A contraluz, con mucho duende flamenco y con dos invitados especiales, el saxofonista y cantaor Antonio Lizana y la violinista estadounidense afincada en España, Maureen Choï.

Pero acaso lo más genuino y original de estos días sea la propuesta de Los Hermanos Cubero (mañana, sala Berlanga, 21.00). Enrique con la guitarra, y Roberto con la mandolina, han conseguido darle una vuelta de tuerca más al folclore ibérico. Jotas, seguidillas, romances, dianas, mazurcas y pasacalles del campo castellano que juntan con las sonoridades de la música rural estadounidense. Han inventado un término para lo suyo, cordaineros, y cuando editaron su primer disco, en 2010, vaticinaron que acabarían gustando “hasta a los modernos de Madrid”. Lo han conseguido, pues desde la Alcarria de donde son, y desde la Barcelona periférica donde viven, con solo tres discos, Cordaineros de la Alcarria, Flor de Canciones y Arte y orgullo, ya participan en más festivales de música indie para hipsters que propiamente de folk ibérico. Sus jotas bluegrass acaban siempre bailadas por públicos muy alejados de esas sonoridades.

Y prosigue la octava edición del festival Madrid es Negro que mañana se traslada a El Intruso, donde Miryam Latrece (22.00) dará cuenta otra vez de su proyecto en solitario cristalizado en su disco debú, Una necesidad. Jazz suave y susurrante y soul contemporáneo para esta cantante madrileña que muchas veces presta su talento a otras bandas consagradas del jazz patrio.