Las dudas de Ken Loach sobre el independentismo
El cineasta británico regresa a Barcelona 22 años después de rodar 'Tierra y libertad'
Especialista en retratar las penurias de la clase trabajadora y en mantener su protesta por los efectos del capitalismo sobre gran parte de la ciudadanía, el cineasta Ken Loach no se aparta ni un milímetro de sus tesis reflejadas en buena parte de su amplia filmografía que ha incomodado en más de una ocasión al establishment del Reino Unido y que le llegó a pasar factura en la década de los ochenta — solo pudo rodar dos cintas— por su oposición a la política de Margaret Thatcher. Loach, que provocó cambios en la legislación británica sobre los sin techo tras el documental Cathy come home (1966), sigue denunciando el desprecio del sistema por la pobreza: “la máxima de las empresas de hoy es cómo conseguir el máximo beneficio. Todo lo demás, da igual”.
“Para mí hoy es un gran día porque regreso a Barcelona 22 años después de rodar Tierra y Libertad (1995)—inspirada en la novela Homenaje a Cataluña de George Orwell que retrata las luchas internas dentro del bando republicano contra las tropas de Franco en la Guerra Civil—” . "La película ponía de relieve el enfrentamiento entre las milicias y el ejército republicano porque lo que se planteaba era si se renunciaba a la revolución social o no" , apuntaba Loach. Desde que rodó esa película las cosas han cambiado mucho en España y en Europa: “pero solo en la superficie porque en las capas más profundas han empeorado: los pobres son cada más pobres y los ricos cada vez más ricos”.
El cineasta inglés estuvo ayer en la Filmoteca de Catalunya para presentar y debatir su última película I, Daniel Blake (2016) que le valió ganar la Palma de Oro en el festival de Cannes, la segunda que ha tenido en su carrera, después de El viento que agita la cebada (2006). El drama del jubilado inglés, enfermo, que se ve atrapado en la maraña de la administración inglesa para que se le reconozca el derecho a una pensión que cuenta I, Daniel Blake es uno de los 16 largometrajes que incluye la retrospectiva de la Filmoteca sobre el reconocido cineasta.
Loach posaba sonriente ante las cámaras sin aparentar sus 82 años. Autor de películas como Agenda oculta (1990) sobre el conflicto nord irlandés, reconoció que sigue con atención el momento político que vive Cataluña. Irónico —”tengo la sensación de entrar en un campo de minas”, dijo antes de contestar— se refirió a los temas que a él especialmente le interesan: “Me resulta difícil ver el programa social en los independentistas”. Añadió que había intentado descubrir las propuestas en materia social de una Cataluña independiente en contraposición con las del gobierno de Madrid: “la verdad es que no lo veo claro. Yo creo que la clase trabajadora de una región, nación, una zona, o como quiera llamarse, tiene unos intereses iguales que en otras zonas de la península ibérica o de Europa, que no son otros que tener una vivienda, un sueldo digno, salud, una pensión, escuelas y seguridad”. Repreguntado sobre el tema, Loach puntualizó que, en su opinión, no sabía si los intereses de la clase trabajadora “avanzarían o retrocederían” con los postulados independentistas.
I, Daniel Blake fue la respuesta de Loach a los efectos del neoliberalismo en la clase trabajadora inglesa cuando ya había decidido retirarse. Fue esa conciencia la que le hizo volver a ponerse detrás de una cámara. “Ahora, las cosas están peor, todavía”, decía. Tal vez sea la motivación para un nuevo proyecto: “Hay una idea genérica en la que estoy trabajando”. No quiso desvelar nada más, salvo que retratará cosas que se viven en cualquier parte de Europa: “En realidad”—bromeó—”es más una cuestión de edad”. Materia prima no le falta, como reconoció el mismo: "Estos días se ha publicado una noticia en los periódicos británicos sobre la atención a los niños que no tienen casa y que son acogidos por familia. Esos servicios que antes se gestionaban desde los ayuntamientos ahora, en su gran mayoría, se han delegado a empresas privadas que llevan sus beneficios a Suiza". Es un ejemplo de la corrupción del sistema y de cómo invade las relaciones humanas, añadió.
Realista y sobrio, una de las características de su cine es la naturalidad de las interpretaciones de su cine: "es tan importante como tener una buena historia y guion porque sin una interpretación creíble todo falla. Creo que he tenido la suerte de acertar en eso porque no puedes poner a un burgués en la piel de un trabajador con problemas y supongo que al revés, tampoco".
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