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Colau aleja los cruceros de la ciudad

El Ayuntamiento y el Puerto deciden concentrar la actividad crucerística en el muelle Adosado

Alfonso L. Congostrina
Imagen de la zona portuaria de Barcelona
Imagen de la zona portuaria de BarcelonaJoan Sánchez

El Ayuntamiento y el Port de Barcelona han llegado a un acuerdo mediante el cual se concentrarán y alejarán de la ciudad las terminales de cruceros y se aglutinarán todas en el muelle Adosado. El Puerto de Barcelona, con 2,6 millones de turistas provenientes de barcos, es el cuarto a nivel mundial en número de cruceristas. Un número de visitantes considerado excesivo por organizaciones, entidades sociales y que Bcomú anunció que era “obligado” limitar. Pese a las críticas del equipo de gobierno, el acuerdo que han firmado no reducirá el número de cruceristas que seguirán visitando la ciudad.

En la actualidad, hay ocho terminales en las que pueden atracar hasta nueve cruceros a la vez. El acuerdo entre Ayuntamiento y Port reduce el número de terminales a siete con capacidad para siete cruceros a la vez. Se suprimen las terminales para embarcaciones pequeñas pero se construye una zona donde amarrarán cruceros de gran cabida por lo que no se descenderá el número de cruceristas.

 En el muelle Adosado, el más alejado, se encuentran las terminales A, B, C, D, y E (esta última en construcción), hay una terminal para embarcaciones más modestas en el muelle de España justo en el centro comercial Maremágnum y dos terminales, también pequeñas, en la zona norte y sur del muelle de Barcelona (a un lado y otro del World Trade Center). El director General de Port de Barcelona, José Alberto Carbonell, explicó ayer qué procesos seguirán para trasladar progresivamente la actividad de los cruceros. Carbonell prevé que en 2022-2023 finalicen las operaciones de cruceros y ferris de las terminales de Maremàgnum y Drassanes. “Se eliminarán los usos portuarios comerciales de los muelles de España y Drassanes y se abrirán los espacios del muelle al uso público ciudadano”, anunció. Se retirarán, entonces, las vallas que se encuentran entre el Portal de la Pau y el World Trade Center y la zona quedará abierta. Cuando acabe la concesión de la terminal norte, 2026, se suprimirán los usos comerciales de la zona norte y este del muelle de Barcelona y se abrirá al público. Respecto a la terminal sur, finalizarán las operaciones de cruceros cuando el espacio que ocupa la terminal polivalente de Port Nou —adyacente a la terminal E— quede desafectada por el uso de transporte de mercancías.

La teniente de alcalde de urbanismo, Janet Sanz, anunció ayer que también se realizará una reforma integral del paseo Colom y del Moll de la Fusta donde aumentarán los “espacios de parque y jardín urbano y el uso público al servicio de la ciudadanía”. Sanz apuesta por una futura remodelación que favorecerá la conexión y la permeabilidad transversal entre la trama urbana y el muelle Bosch i Alsina con especial intensidad en la zona de Correos y la plaza del Duc de Medinaceli. Hasta que llegue la reforma definitiva, el Consistorio colocará varias pistas deportivas en el Moll de la Fusta.

Otro de los acuerdos alcanzados es el que hace referencia a la tercera modificación del plan especial de la nueva bocana. Aquí, según la teniente de alcalde de urbanismo, se prevé aumentar el espacio público en 14.000 metros cuadrados. La ampliación se concentra, principalmente, en la zona perimetral de la futura Marina Vela donde se construirán dos tramos de paseo público equivalentes a la extensión de la Rambla. Según Sanz, en esa zona ningún edificio podrá tener un uso exclusivo y se limitará al 20% el uso comercial y el de restauración un 15%. Allí, se construirá el edificio Pont-Porta-Port en un anexo de la bocana norte. Una construcción que servirá de mirador y en la que habrá un espacio de restauración y otros de usos culturales y comerciales. También se preve la construcción del edificio Martell destinado a la docencia y a dependencias de la Cruz Roja. En mitad de la bocana se construirá el edificio Central. Precisamente allí es donde podría instalarse el controvertido proyecto del edificio del Museo del Hermitage.

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