La deriva personalista de Puigdemont desestabiliza al secesionismo
El expresidente bloquea una alternativa mientras aumentan las críticas por querer repetir a toda costa
Huido de la justicia desde octubre y recluido en las redes sociales, el expresidente catalán Carles Puigdemont no solo ha roto cualquier vía de comunicación con sus rivales políticos. El independentismo también mira cada vez con mayores precauciones a un líder que, a base de promesas irrealizables, ha desconectado de la realidad y mantiene bloqueada la posibilidad de que se forme un gobierno alternativo al suyo. Puigdemont ha adoptado como único programa repetir como presidente. Al precio que sea. Y tanto en su partido, el PDeCAT, como en ERC, comienzan a surgir voces críticas que piden estudiar escenarios alternativos.
Puigdemont se marchó a Bruselas sin que lo supieran los dirigentes del PDeCAT. Una vez allí se autopropuso como candidato sin encomendarse antes a nadie. No contento con esto, planteó que la lista dejase aparcadas las siglas del partido que a duras penas estaba comenzando a dejar atrás la herencia de Convergència Democràtica, rica en casos de corrupción y escasa en proyección política.
En el PDeCAT reconocen que el expresidente hizo las listas a su antojo sin que el partido tuviera apenas margen para poner o quitar nombres. Lo mismo ocurrió con el programa electoral. Sin embargo, los resultados electorales —fue la lista independentista más votada— avalaron la estrategia del expresidente. “La estrategia del doble o nada parece haberle funcionado, a ver quién le rechista ahora”, explica una voz conocedora de las interioridades del PDeCAT.
Por rechistar se entiende hacerle ver al expresidente que en la política del día a día ya no vale ejercer el mando a través de Twitter o Instagram. Y que la frágil mayoría independentista (70 sobre 135 diputados) se desmorona cuando ocho de estos escaños están en manos de dirigentes que no pueden ejercer porque están huidos o en la cárcel.
Sànchez: “Me iré si no hay más solución”
El independentismo tiene ocho diputados electos que están huidos o en prisión. Uno de ellos es el expresidente de la ANC Jordi Sànchez, el primero que se ha mostrado dispuesto a abandonar el escaño. En una entrevista publicada ayer en La Vanguardia Sànchez asegura que está convencido de que el Tribunal Supremo le dejará ejercer de diputado aunque esté en prisión, pero anunció: "Si no hay más solución, me marcharé".
La presión sobre el expresidente crece cada día sin que él suelte prenda ni rectifique su falsa promesa de campaña según la cual una victoria del independentismo le permitiría volver a Barcelona por la puerta grande, ignorando tanto la orden de detención que pesa sobre él como las acusaciones por rebelión, sedición y malversación de fondos.
El enroque de Puigdemont agrieta cada día más al independentismo que, sin embargo, se ve obligado a mantenerse unido si no quiere que el bloque constitucionalista halle fórmulas para arrebatarle el control del Parlament primero y el del Gobierno catalán, después. Esquerra Republicana, obligada a mantenerse como socio menor del independentismo tras sus pobres resultados del 21 de diciembre, da muestras de una incomodidad creciente cada día que pasa.
Este sábado le recordó a Puigdemont que el tiempo avanza sin que el expresidente aclare cómo aspira a ser investido si no puede volver de Bruselas. “Existe el deber de concretar las propuestas”, dijo a Junts per Catalunya, la candidatura de Puigdemont, el portavoz de ERC, Sergi Sabrià. Quedan 10 días para tomar decisiones, o el independentismo no podrá garantizarse el control de la Mesa del Parlament. De ahí que Sabrià insistiera en que hay que “abrir todas las vías”.
Con el líder de ERC Oriol Junqueras fuera de la carrera presidencial por la negativa del Tribunal Supremo a revisarle la prisión preventiva el independentismo, se ha visto abocado a estudiar otras alternativas.
En esta operación las miradas se centran en cuatro diputados electos de la lista de Puigdemont: los exconsejeros Jordi Turull y Josep Rull, el expresidente de la Asamblea Nacional catalana Jordi Sànchez y la asesora de Puigdemont Elsa Artadi. Cualquiera de ellos podría acabar ejerciendo como presidente de la Generalitat si Puigdemont no puede tomar posesión o si lo hace y ha de renunciar por la imposibilidad de ejercer el cargo con normalidad ante su autoexilio belga.
Los tres primeros están imputados por el Tribunal Supremo y Sànchez continúa en prisión, por lo que si se considera el escenario judicial a medio plazo Artadi parece la mejor situada, pero provoca recelos en amplios sectores del PDeCAT. Artadi, al fin y al cabo, ni siquiera milita en el partido a día de hoy, y es vista como una apuesta personal del expresidente. Eso sí, Artadi es la única libre de investigaciones judiciales, al menos por ahora.
El PDeCAT, con las fuerzas muy diezmadas por lo ocurrido en Cataluña en las últimas semanas, asiste entre resignado y dubitativo a las maniobras de Puigdemont. El expresidente se ha mostrado como un excelente candidato para dar la vuelta a la situación y seguir liderando el independentismo. Pero su tozudez en no ceder el cargo puede ser también su perdición.
En el entorno del expresidente ya se habla de nuevas elecciones si es imposible investirle, un escenario que ERC descarta por completo. El partido de Junqueras ha salido tocado del 21-D y no quiere un nuevo duelo. Tampoco en el PDeCAT hay muchas ganas de otra aventura en las urnas. Pero de nuevo, el partido que está intentando dejar atrás los fantasmas del pasado convergente, poco tiene que decir. Puigdemont, pese a todo, sigue al mando de la situación.
Ciudadanos optará a presidir el Parlament
Parlament, y para lograr su objetivo se reunirán a partir del lunes con todos los partidos, incluidos los independentistas. La apuesta tiene pocos visos de prosperar pues requeriría que todas las formaciones no secesionistas votasen esa candidatura (65 diputados) y que al menos 5 de los 70 parlamentarios independentistas no apoyen al candidato del secesionismo. Eso daría un empate, pero la presidencia sería para Ciudadanos por haber sido la lista más votada el 21-D. Espejo-Saavedra ya fue vicepresidente segundo de la Cámara en la pasada legislatura.
El secretario de Comunicación de la formación naranja, Fernando de Páramo, admitió ayer en declaraciones de Europa Press la dificultad de la propuesta pero precisó que presentarán la candidatura para evitar que se repita “el golpe a la democracia que hizo el independentismo” en la pasada legislatura por tener mayoría en la Mesa.
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