Los muertos en las carreteras catalanas crecen un 8% este año
Tres de cada diez víctimas mortales este año circulaban en motocicleta
La cifra total de víctimas mortales en las carreteras catalanas durante 2017 supera la del año anterior en un 8,4%. Hasta ayer, en las vías interurbanas han fallecido 166 personas frente a las 153 del año anterior, según datos del Servei Català de Trànsit (SCT). Los datos reflejan los muertos a 24 horas del accidente. “Hasta el 19 de diciembre, el crecimiento se mantenía en un 12%. Es una subida muy fuerte”, lamenta el director técnico del RACC, Lluís Puerto. El especialista asegura que desde hace cuatro años, hay un “estancamiento” en la reducción de las víctimas mortales en las carreteras.
Uno de los motivos, explica Puerto, es la recuperación económica. Aunque tímida, ha supuesto un “incremento de la movilidad que presiona al alza las muertes” en accidente de tráfico. En ese mismo sentido, la crisis entre 2008 y 2012 disminuyó “los kilómetros recorridos, con menos mercancías en las carreteras, más gente en el paro que no se desplazaba al puesto de trabajo, etc.” y con ello, los accidentes y las víctimas mortales.
Además, el efecto del endurecimiento del código penal en cuanto al consumo de alcohol al volante y del permiso de conducir por puntos ha tocado techo. “Es bueno tener esas medidas, nos ayuda a estar donde estamos, pero no podemos esperar que sigan dando frutos”, cuenta Puerto, que asegura que la tendencia es igual en el resto de España.
Las cifras de 2017 también muestran un incremento del 32% de los motoristas muertos en las carreteras. Hasta ayer, 45 personas han fallecido en vehículos de dos ruedas en las vías interurbanas frente a los 34 muertos de 2016. Tres de cada diez muertos en las carreteras catalanas este año viajaban en motocicleta. Puerto añade que casi la mitad de los accidentes con víctimas graves o mortales (42%) en los últimos tres años era un motorista (en el 95% de los casos, un hombre), la mayoría de entre 40 y 60 años. “Y en realidad, los motoristas no suponen ni el 5% de los kilómetros recorridos. Es un problema muy grande”, subraya Puerto. Además, la cifra ha ido creciendo, en parte, explica Puerto, porque el resto de accidentes se han reducido. “Pero los muertos en motocicleta, por la desprotección del vehículo y la mayor dificultad de manejo, no ha bajado en la misma intensidad”.
Como posibles medidas para paliarlo, Puerto propone una triple acción: desarrollar “las carreteras inteligentes, que usen las nuevas tecnologías de la comunicación para informar al conductor” del estado de la vía; mejoras técnicas en la seguridad de las motos; y mayor concienciación y cursos de manejo para los conductores. El Servei Català de Trànsit se plantea una señalización específica para advertir a los motoristas de las curvas más peligrosas.
Sobre las causas generales de los accidentes, año tras año destaca el consumo de alcohol. Sobre todo, en el caso de las víctimas mortales, donde se dispara. El año pasado el 31,1% de los muertos había consumido alcohol. Otro 25% había consumido drogas y/o psicofármacos. “En muchos casos, se trata de personas problemas con adicción que no pueden dejarlo. Hay algunos países que ya están experimentando con el alcohol lock [bloqueo del sistema] para reincidentes”, expone Puerto, que ve en el sistema una posibilidad futura para reducir los muertos.
Y otra de las principales causas, que va en aumento en los últimos años, es el uso del smartphone al volante. En un 21% de los accidentes de 2016 era un factor concurrente. “Hay que involucrar a fabricantes de automóviles y los grandes operadores tecnológicos para que certifican que las aplicaciones son seguras para la conducción, ya sea con comandos de voz, u otros requisitos de seguridad”, reclama Puerto. El RACC señala también la menor inversión en el mantenimiento de las carreteras, que asegura que ha caído a la mitad en los últimos años, y el envejecimiento del parque automovilístico: la edad media ha pasado de 7 años en 2008, a 10 u 11 en la actualidad. El Servei Català de Trànsit todavía analiza los motivos del incremento de los muertos en 2017.
La cifra de víctimas mortales en las carreteras catalanas compromete el objetivo europeo asumido por el SCT de reducir a la mitad las víctimas mortales de 2010 (246) en 2020. “El objetivo a principios de la década parecía ambicioso, pero de 2010 a 2013 se seguía bajando a un ritmo superior. Ahora mismo, después de cuatro años prácticamente de estancamiento, lo vemos en riesgo”, admite Puerto. “No hay nada que nos haga prever que pueda darse un salto adelante y bajar a un buen ritmo las muertes”, concluye.
Una reducción del 32% en siete años
En 2010 fallecieron 246 personas en las carreteras catalanas. Desde entonces, la reducción supera el 32%.
El objetivo europeo asumido por Trànsit es reducir a la mitad en 2020 las víctimas mortales en las vías interurbanas, lo que supondría como máximo 123 fallecidos.
En 2014 se alcanzó la cifra más baja del inicio de la década, con 140 víctimas mortales en las carreteras catalanas, muy por debajo de las 170 que se registraron en 2013.
El año pasado, las víctimas descendieron un 13%. El Servei Català de Trànsit celebró la disminución, que a pesar de seguir siendo una cifra elevada, supuso 153 muertos frente a los 176 de 2015. Además, se produjo el accidente múltiple de Freginals, con 13 víctimas.
En los años 2012 y 2011 las cifras se mantuvieron alrededor de los 200 muertos (194 en 2012 y 205 en 2011).
La mirada de Interior está puesta en 2050, con el objetivo de cero víctimas en las carreteras catalanas, algo que hasta ahora parece inalcanzable a la luz de los últimos datos y las tendencias de los conductores al volante.
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