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Los escaños secesionistas ‘cuestan’ la mitad que los del PP

La ley electoral general que se aplicó en Cataluña prima el voto de las zonas menos pobladas

Recuento en una de las mesas de Sant Julià de Ramis.
Recuento en una de las mesas de Sant Julià de Ramis.Toni Ferragut

Un escaño conseguido en elecciones catalanas del 21-D por las dos fuerzas mayoritarias del independentismo (Junts per Catalunya y Esquerra Republicana) vale menos de la mitad de votos que los que ha necesitado el PP para lograrlo. Es un hecho que se repite desde que hay democracia en Cataluña, la única comunidad autónoma que no dispone de una ley electoral propia ante la incapacidad de los partidos políticos para ponerse de acuerdo.

Las elecciones catalanas se han regido, una vez más, por la Ley Orgánica del Régimen Electoral General de ámbito español que prima mucho el voto de las zonas menos pobladas en detrimento de las grandes ciudades. Así, a Junts per Catalunya, cada uno de los 34 escaños que logró el jueves le costó una media de 27.665 votos en el conjunto de la comunidad, frente a los 61.269 papeletas que necesitó el PP de media para conseguir uno de los tres parlamentarios.

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En el caso de Esquerra Republicana, hicieron 29.044 votos de media para conseguir un diputado, mientras que en el caso de los socialistas fueron 35.469, y 40.462 Catalunya En Comú-Podem. En el caso de Ciudadanos, el partido ganador de los comicios, la media de votos que fue de 29.786, porque como fuerza mayoritaria se vio favorecida por la ley d’Hont que se aplica para repartir los 37 diputados logrados.

Los 135 diputados del Parlament se siguen asignando de la misma manera desde que hay democracia por la inexistencia de una ley electoral propia y pese a que se han producido notables cambios demográficos: 85 por Barcelona, 18 por Tarragona, 17 por Girona y 15 por Lleida.

En el desglose por provincias se produce el mismo fenómeno que en unas elecciones generales en España, de manera que en las zonas menos pobladas se requieren menos votos para lograr un escaño: 38.496 en Barcelona, 24.511 en Tarragona, 23.963 en Girona y 16.008 en Lleida. Así se explica que Junts per Catalunya solo lograse en Barcelona 17 escaños y otros tantos en el resto de provincias. Algo parecido le ocurrió a Esquerra Republicana, con 18 escaños en Barcelona y 14 en las otras tres demarcaciones.

Nada que ver con Ciudadanos, que consiguió en Barcelona 24 de los 37 diputados en la provincia de Barcelona, ni el PSC, que logró 13 de los 17. O los comunes, con siete de los ocho, o los tres del PP y tres de los cuatro que logró la CUP.

En esa misma línea se explica que el último escaño atribuido en la provincia de Barcelona requirió 38.496, mientras que en Lleida solo hicieron falta 16.008. En medio se situó Tarragona, con 24.511 papeletas para atribuir ese diputado, o Girona, con 23.963.

En el caso de que hubiera habido una circunscripción única, los independentistas (30 ERC, otros tantos JxCat y seis la CUP) hubieran logrado 66 diputados por los 59 que hubieran obtenido los constitucionalistas (35 Ciudadanos, 19 el PSC y 5 el PP), mientras que los comunes habrían alcanzado los 10 escaños.

Las formaciones que primero fueron nacionalistas y después independentistas en Cataluña no tienen ninguna prisa en cambiar la ley y ya les está bien que siga aplicando la legislación española porque favorece sus intereses electorales.

Eso explica que en el programa electoral de  Junts per Catalunya y el de Esquerra Republicana no se hacía ninguna referencia a la necesidad de elaborar una nueva ley electoral. En el caso de la CUP solo se decía que hace falta una norma que permita el voto de los catalanes residentes en el extranjero

Por contra, Ciudadanos, PSC, los comunes y el PP sí que reclamaban en su programa electoral la necesidad de una ley para "garantizar una representación más justa“ o asegurar la "igualdad de los votos en todo el territorio".

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