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El empuje del ‘low cost’ asedia a las aerolíneas tradicionales de El Prat

Air France se une a la tendencia con su compañía de bajo coste Joon

Marc Rovira
Primer vuelo de la compañia aerea low cost Joon, que opera entre Barcelona y París.
Primer vuelo de la compañia aerea low cost Joon, que opera entre Barcelona y París.Carles Ribas

No hay tregua en el mercado aéreo. Los tráficos del aeropuerto del Prat no paran de crecer pero las compañías no relajan sus ofensivas comerciales para no dar ventaja a la competencia. El éxito del modelo low cost ha zarandeado el patrón de negocio y las aerolíneas tradicionales exploran estrategias para no sucumbir ante el empuje del bajo coste. Compañías históricas como Air France han montado su filial de bajo coste o, como prefieren llamarla, su aerolínea “joven”, con precios muy apetecibles y hasta una bebida gratis en el vuelo. Aunque, eso sí, optan por cobrar extras aparte, como la facturación de equipaje.

El aeropuerto del Prat cerró 2016 con cifras récord de tráfico de pasajeros y sigue encadenando meses de crecimiento. Este año, pese al efecto de las huelgas del verano y al impacto socioeconómico de un episodio como el de los atentados terroristas del pasado agosto en la capital catalana, volverá a mejorar registros. Con más de 40 millones de pasajeros acumulados a finales de octubre, la instalación barcelonesa registra un 7% más de movimiento que el año pasado por las mismas fechas.

El pastel del negocio se ha hecho más grande pero las compañías aéreas se apuran para no dejar escapar ni las migajas. En este contexto, el estrujado modelo de negocio implantado por las compañías low cost en El Prat ha puesto en jaque a las aerolíneas tradicionales. El último caso es la irrupción de Joon, la filial económica de la veterana Air France. En Barcelona, la compañía gala ha mutado en Joon para operar sus vuelos a costes más reducidos. La empresa huye del término low cost y prefiere publicitarse con conceptos como “joven” y “ágil” y agasajando a los millennials. Joon presume de ofrecer un refrigerio gratis a bordo pero en el precio del billete no se incluye la facturación de equipajes. Hay que pagarlo aparte. Esta fórmula, la de cobrar extras, la ha explotado Ryanair. La compañía irlandesa, pese a tener que cancelar más de 200 vuelos con salida o llegada a Barcelona por desajustes en su operativa, se mantuvo en octubre como la segunda compañía con mayor volumen de pasajeros transportados. Solo la superó Vueling.

La low cost del grupo IAG es otro ejemplo del tono asequible que se ha dado a algunas rutas. En Barcelona, la marca Iberia ya solo se usa para operar el puente aéreo. Vueling ha monopolizado las conexiones nacionales y europeas, así como los escasos vuelos con África y Oriente Medio. Para enlazar con América, el grupo IAG trata de hacer lo propio con Level.

Precisamente, la irrupción de Level, y sus golosas tarifas, ha sido asfixiante para Aerolíneas Argentinas, que ha tenido que cancelar su actividad en Barcelona aludiendo “razones comerciales ligadas a la estrategia de rentabilidad y optimización de recursos”.

La buena marcha de otras low cost como Norwegian o Easy Jet, incluso la húngara Wizz Air, ha atenazado el desarrollo de las compañías tradicionales en el aeropuerto catalán y en todo el espacio aéreo español. En el ejercicio de 2017, las compañías de bajo coste han completado el sorpasso en el sector aéreo, desplazando a las aerolíneas tradicionales de un liderazgo histórico, y ya suponen el 52% del mercado.

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Las que explotan rutas más consolidadas, como es el caso de British Airways, Fly Emirates, Turkish Airlines, Korean Air, Avianca, Qatar Airways o Air Europa, mantienen la ofensiva del bajo coste. Si embargo, Air Canada, por ejemplo, opera sus vuelos a través de la matriz económica Air Canada Rouge.

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