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Música amable para sentirse feliz

Texas presentó su nuevo material sin olvidar que su sentido está en el viejo

 Concierto del grupo Britanico Texas, en el Razzmatazz.
Concierto del grupo Britanico Texas, en el Razzmatazz. JUAN BARBOSA

¿Estáis felices? Repetía cada cierto tiempo. Era una pregunta casi tautológica pues ella misma, Sharleen, parecía superada por el apoyo de la sala entera, que la llamaba guapa como si el público fuesen adolescentes ante su ídolo. Y no lo eran, eran personas ya talludas, algunos ni jóvenes en los noventa, cuando Texas triunfaba en su primera época. Y la pregunta era también innecesaria porque la música del grupo escocés, viviendo ahora una segunda juventud, tiene pocas utilidades más allá de provocar diversión, una sensación de alegría reforzada por la propia Sharleen, una simpática charlatana que en escena trasmite la sensación de estar viviendo su gran momento. A menos de drama interior intenso, con Texas es difícil no poner cara de ser feliz. Por un ratito, al menos.

Dos horitas en el caso del concierto en Razzmatazz, donde se vio a una banda aseada que sonó estupendamente recreando ese pop-rock con resabios de música negra vía soul, que acaban definiendo la propuesta de la banda escocesa. Es tanta su pasión por la música negra que se acabaron poniendo un poco en evidencia al versionar a Al Green por medio de un Tired of Being Alone que sonó desleído aunque amable. Ese es el punto de Texas, la música amable, canciones con gancho defendidas con convicción que equilibran su falta de profundidad con una agradable puesta en escena y unos estribillos afables que se consumen solos. No es necesario ningún manual. Pasárselo bien es casi la única opción posible.

Y el público no lo hizo sólo con las canciones clásicas del grupo, composiciones como When we are togheter, In Our Lifetime, Summer son o el celebérrimo I Don’t Want A Lover, sino también con composiciones más recientes, ya del nuevo siglo, el de la reaparición de la banda. No fueron muchas, la verdad sea dicha, apenas unas cinco de un total de veinte, The Conversation, Midnight y Tell that girl entre ellas, pero cuando un grupo retorna no suele obviar la costumbre de recuperar su pasado. De hecho es lo que se espera, la certeza de recordarse a uno mismo años ha con el suave bálsamo de la música como cicatrizante, si es que llega a necesitarse. Y como Sharleen está igual que siempre, con ese flequillo pillín que tanto juego le da, y dado que su voz se mantiene en forma y que ella es simpática, una simpática mujer de carácter podría intuirse, todo rueda. Todo rodó. Tras subir a un seguidor al escenario para cantar y bromear con él en So called friend y agradecer a otro, tendiéndose sobre las tablas para besarle, un presente que le entregó, el concierto acabó entre vítores con la segunda versión de la noche, el Suspicious mind” Fiesta completa. Música amable para ser feliz.

 

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