Barcelona tendrá una red de 100 lavabos públicos abiertos 24 horas
La Ordenanza de civismo de Colau sancionará conductas relacionadas con el turismo y el ocio nocturno
El Ayuntamiento de Barcelona creará una red de lavabos públicos gratuitos. Es una de las medidas a las que el consistorio se compromete en el borrador de la nueva Ordenanza de Convivencia, antes llamada de Civismo. Un texto que también prevé espacios para música callejera, para hacer graffitis o patinar en toda la ciudad; y que sanciona aspectos que la anterior Ordenanza no contemplaba, como conductas relacionadas con el turismo y el ocio nocturno o el asedio sexual. Tampoco prevé multas por jugar a pelota o a los sin techo por dormir en la calle.
La reforma de la Ordenanza —aprobada en 2005 por el alcalde socialista Joan Clos y endurecida en 2013 por Xavier Trias (PDeCAT)— es una promesa electoral del partido de la alcaldesa Ada Colau. El texto fue aprobado por la comisión de Gobierno este jueves y afronta ahora el periodo de alegaciones y negociación con la oposición. La idea del ejecutivo municipal es aprobarla antes del próximo verano para que entre en vigor en otoño de 2018.
Las multas de la ordenanza, a la baja
Se revisan a la baja las sanciones previstas. Leve, menos de 500 euros. Grave, menos de 500. Muy grave, menos de 2.000. El objetivo es aumentar el porcentaje de cobro.
Se refuerzan la sustitución de multas por medidas alternativas. En los menores de edad, siempre.
Menospreciar o discriminar y asedio en el espacio público. De 750 a 2.000 euros.
Graffitis o tocar en la calle. De 100 a 500.
Ruido. De 300 a 2.000.
Necesidades fisiológicas. De 50 a 500.
Consumo de alcohol. De 100 a 500.
Dormir en la calle o mantener relaciones sexuales. De 100 a 300.
El teniente de alcalde de Derechos de Ciudadanía, Jaume Asens, defendió ayer el nuevo enfoque: “Cambiamos de paradigma, del civismo al derecho al a ciudad. Convivencia es un concepto más integrador e inclusivo, tiene menos efectos estigmatizadores, afecta a la dimensión universal que debe tener el espacio público”, dijo y apuntó que en líneas generales “tiene una mirada eminentemente social, para aumentar la eficacia, más que punitiva”. Asens recordó que las multas de la actual ordenanza tienen un índice de impago del 70% y afectan sobre todo a las conductas relacionadas con la vulnerabilidad, como dormir en la calle o la mendicidad.
En este sentido, la creación de una red de 100 lavabos públicos —tipo los que hay en París, en cabinas autolavables—, la señalización de los equipamientos donde por ir al baño, o la habilitación en toda la ciudad de espacios donde hacer graffitis, tocar música en la calle o patinar lo que busca es “legitimar a la hora de sancionar”, porque hay alternativas, en palabras de Asens.
En el caso de la prostitución, polémica en la revisión de 2013 porque sancionaba a prostitutas y clientes, ahora, al ser de rango superior la Ley de Seguridad Ciudadana, será la Guardia Urbana quien sancione a través de esta norma a clientes o quien promueva la prostitución.
En otros casos, el nuevo redactado suprime o modifica sanciones. Por ejemplo, en el caso de la mendicidad la castiga cuando coacciona o asedia de forma que impide el tráfico de personas o vehículos. En el caso de jugar a pelota, ahora se habla de juegos con instrumentos que puedan poner en riesgo a las personas. En el capítulo de pernoctar en la calle, se mantiene la prohibición pero se excluye a los sin techo. También se deja de sancionar por lavarse en una fuente y si alguien se ducha con jabón en la playa se le aplica la normativa de medio ambiente, por contaminar.
Respecto al consumo de alcohol en la calle, se adapta al redactado a la Ley de Seguridad Ciudadana y se prohíbe cuando perturbe gravemente la tranquilidad ciudadana, cuando moleste a los vecinos. En caso de personas que cuelguen pancartas u organicen acampadas, la Guardia Urbana seguirá actuando porque está prohibido (se retirarán las tiendas), pero no se sancionará.
Nuevas infracciones
La ordenanza incluye nuevas infracciones, como las conductas relacionadas con el turismo y el ocio nocturno. “Lanzamos un mensaje político de contundencia”, avisó Asens. Por ejemplo, las rutas de borrachera o el ruido de noche. También son nuevos los capítulos de asedio sexual en el espacio público (tocamientos no consentidos, por ejemplo, o el cartel de la discoteca que pagaba 100 euros a las mujeres que acudieran sin bragas y el autobús transfobo, serian multados); y el de ruido: se multarán molestias en la puerta de locales nocturnos o las que se provoquen desde viviendas. También se potencia el articulado relacionado con la discriminación (insultos racistas o LGTBfóbicos).
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