Cómo podríamos vivir

“No quiero arte para unos pocos, de la misma manera que no quiero educación para unos pocos o libertad para unos pocos”, dijo William Morris (1834-1896), fundador del movimiento Arts & Crafts. En mitad del siglo XIX, Gran Bretaña vivía los grises y brutales efectos de la industrialización en todas las esferas y este movimiento surgió como una forma de oposición, buscando el gusto por el disfrute sano y tranquilo de la vida cotidiana y la cercanía a la naturaleza. Una defensa de la artesanía, hacer cosas buenas y bellas.

Los papeles pintados y los tejidos (lo primero que se viene a la cabeza al hablar de este movimiento), el mobiliario primoroso, las joyas, las cerámicas, las encuadernaciones: el arte para Morris y sus seguidores debía invadir los ámbitos más minúsculos de la vida, como se ve en las 300 piezas de la muestra William Morris y compañía: el movimiento Arts and Crafts en Gran Bretaña, que se puede visitar hasta el 21 de enero en la Fundación March (Castelló, 77). De forma cronológica se muestran los orígenes de este resurgir de las artes y oficios, con raíces en el resurgimiento del gótico o los prerrafaelitas, y su desarrollo a través de la compañía y la editorial de Morris, así como su establecimiento por otros artistas (C. R. Ashbee, C. R. Mackintosh, W. Crane o Sidney Barnsley) y su proceso de expansión por Europa y Estados Unidos.

Un buen complemento a esta exposición son los libros Cómo vivimos y cómo podríamos vivir, y también La era del sucedáneo (ambos publicados por Pepitas de Calabaza), que recogen algunos de los ensayos y conferencias fundamentales de Morris y que evidencian que si el polifacético artista (y diseñador, y artesano, y empresario, y poeta, y agitador…) levantara la cabeza aún se sentiría horrorizado ante esta sociedad plastificada e hiperacelerada.