“Los jóvenes no son ni incívicos ni violentos”
Los sociólogos vinculan la proliferación de altercados con el modelo de las fiestas y el consumo de alcohol
Los vecinos de San Agustín de Guadalix se concentraron el domingo para pedir “justicia” para el joven que murió apuñalado la noche anterior. El pueblo celebraba sus fiestas patronales, pero en los últimos años “la cosa se ha ido de las manos. La juventud no es lo que era”, se queja un vecino de la localidad. Este verano, las fiestas patronales de varios municipios madrileños han sufrido graves episodios de violencia protagonizados por jóvenes. Los sociólogos rechazan que sean incívicos y violentos y achacan su comportamiento a diferentes factores. Todos ellos están ligados a un modelo de festejo que los propios Ayuntamientos comienzan a replantearse.
En Majadahonda, un millar de jóvenes lanzaron el domingo piedras, botellas y vasos a los agentes. La batalla campal se saldó con 27 detenidos, siete de ellos menores, y ocho policías heridos. Una trifulca similar causó lesiones a 17 agentes y 16 detenciones en 2013. Además de Majadahonda y San Agustín de Guadalix, se han registrado incidentes en las fiestas de San Sebastián de los Reyes, Pinto, Aranjuez y Hoyo de Manzanares. “Hay que cambiar la estructura de la fiesta. Quizás haya que limitar horarios, nos estamos pasando”, destacaba Narciso de Foxá, alcalde de Majadahonda. Una postura que comparten el alcalde de Pinto, Rafael Sánchez, y el concejal de Seguridad de Aranjuez, Luis Javier Benito. Para el próximo año, sus municipios se plantean, incluso, no instalar la macrodiscoteca habitual.
El problema ha trascendido a la opinión pública. Hay opiniones para todos los gustos. Están los que empatizan con los jóvenes y sus problemas, los que creen que habría que ofrecerles una alternativa de ocio alejada de la ingesta de alcohol y aquellos que consideran que lo más eficaz sería prohibir. “Eso generaría el efecto contrario. Hay que plantear una reflexión sobre el ocio juvenil, pero nunca prohibir. A los jóvenes los hemos sacado de las ciudades y no solo hemos trasladado el problema, también lo hemos aumentado”, señala Almudena Moreno, profesora en la Universidad de Valladolid. Esta experta en sociología de la juventud afirma que no existe una explicación científica al aumento de incidentes. En su opinión, los comportamientos pueden obedecer a múltiples factores. “Se relaja la subordinación a la autoridad, hay factores educativos, familiares… Y luego están los hábitos de consumo”.
Jóvenes poco permisivos
Moreno rechaza que los jóvenes sean incívicos y violentos. “Hay que tener en cuenta que estos actos se producen en fiestas a altas horas de la madrugada y después de un gran consumo de alcohol. Individualmente nunca se comportarían así, otra cosa es en la euforia colectiva. Se sienten parte de un grupo, se identifican con él. Hay un sentimiento de pertenencia”. La socióloga indica que estos comportamientos también dependen de la situación social que vivimos. “Hay una desconfianza generalizada en las instituciones, también en los jóvenes. La juventud es rebelde, pero cuando esta implica violencia resulta preocupante”.
Para Jorge Benedicto, profesor de sociología en la UNED, no se deben sacar conclusiones apresuradas. En el Informe de la Juventud en España 2016, dirigido por el propio Benedicto, “los jóvenes muestran muy poca permisibilidad ante determinadas conductas”. En la encuesta, realizada a más de 5.000 chicos de entre 15 y 29 años, estos se muestran muy poco tolerantes con romper mobiliario urbano (un 1 sobre 10), enfrentarse a la policía (1,5), hacer ruido por la noche (2) o emborrarse en público (3,5). “Los jóvenes son muy críticos con las cosas de su alrededor, así que no es verdad que sean incívicos o violentos. Estos comportamientos violentos quizás se expliquen en el tipo de fiestas que promueven los Ayuntamientos”.
“El alcohol es un problema en la población adulta, pero es más visible en los jóvenes”, señala Benedicto. En su opinión, la juventud está variando las pautas de consumo: “Cada vez se bebe con menos frecuencia, pero cuando se hace es más intensivo”. Eso sí, este catedrático de sociología subraya que no todos los jóvenes beben, así que no se pueden clasificar a todos por igual. Señala, además, que la juventud española desconfía de las instituciones, también de la policía. “No tenemos datos para afirmar que se ha perdido el respeto a la autoridad, pero es cierto que esta tiene menos incidencia en los jóvenes de hoy”.
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