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VOLVER TRAS LA CRISIS | MERITXELL MONRÓS Arqueóloga

“En Francia no trabajaba por española y titulación alta”

Meritxell Monrós emigró a Francia en 2012 con su marido, también arqueólogo, donde tuvo empleos de profesora de castellano

Cristian Segura
Meritxell Monrós, en el templo de Agusto de Barcelona.
Meritxell Monrós, en el templo de Agusto de Barcelona. Míriam Lázaro

La arqueóloga Meritxell Monrós (L’Hospitalet de Llobregat, 1982) emigró a Francia en 2012. En el paro después de presentar su tesis doctoral —Análisis del uso del espacio público en el mundo ibérico—, Monrós siguió a Nantes a su marido, también arqueólogo, donde él había conseguido un contrato en una empresa de arqueología preventiva. Monrós tuvo en Francia empleos de profesora de castellano. Volvieron a Cataluña en enero de 2016 cuando a él se le concedió un contrato Juan de la Cierva, del Ministerio de Cultura, para proseguir con su ámbito de investigación. Tras múltiples ocupaciones alejadas de su formación —Sant Jordi en la FNAC, monitora de verano de niños franceses, profesora de francés—, Monrós consiguió el pasado marzo un contrato para un proyecto posdoctoral de seis meses en el Instituto Catalán de Arqueología Clásica (ICAC): “Creamos vídeos, cápsulas audiovisuales para explicar la arqueología como ciencia a niños de secundaria, también para que la vean como una carrera de futuro. Es la primera vez que el ICAC realiza este proyecto, señal de que las cosas se están empezando a mover”.

“Aquí no se considera que la arqueología sea rentable”

Pregunta. Volvieron también por una opción laboral de su marido. ¿Se plantearon renunciar para continuar en Francia como una opción que les garantizaba más estabilidad?

Respuesta. Quería volver a Cataluña porque no me sentía realizada profesionalmente, pero nos planteamos quedarnos porque fuera hay muchas más posibilidades. Y si te quedabas sin empleo, podías solicitar una beca para volver a Cataluña u otra para quedarte en Francia, donde había más ayudas a la maternidad. Es una obsesión para ellos y te preguntan por qué no tienes hijos a los 34 años.

P. ¿Considera que en Cataluña se hace lo suficiente para dar salida a la arqueología?

R. Aquí no se considera rentable económicamente, por eso hay tantos yacimientos abandonados. Es necesario dar valor al patrimonio.

P. ¿En cuántas ocasiones se había planteado marcharse de España?

R. Estuve a punto de pedir una beca en Portugal, pero al final, la pedí en Montpellier. Entre 2013 y 2015 pedía unas diez, pero no conseguí ninguna, hay mucha competencia.

Pregunta. ¿Es hoy más optimista que cuando se marcharon a Francia hace cinco años?

Respuesta. En arqueología ahora se está empezando a mover un poco todo. Muchas empresas de arqueología preventiva, con la crisis de la construcción, cerraron. Ahora hay menos compañías pero la cosa empieza a mejorar porque por ley es obligatorio, en una construcción, contratar una empresa privada de arqueología para evaluar los restos localizados y excavar. La situación económica no es la misma que antes de la crisis, pero ha mejorado en los últimos años. Un ejemplo es un amigo arqueólogo, que es autónomo, y me comentó que era la primera vez que ha podido trabajar todo el año. Antes estabas un mes ocupado y tres parado. Yo ahora tengo tres empleos: el posdoctorado en el ICAC, clases de francés extraescolares y visitas guiadas para una empresa privada en el museo Pau Casals, en Sant Salvador (Baix Penedès).

P. ¿Cuál es la situación de sus compañeros de promoción?

R. A un 90% nos ha costado muchísimo encontrar trabajo. Un 50% ha encontrado trabajo en investigación y de todo el grupo, solo yo tengo un posdoctorado. De mi entorno, seis o siete amigos cercanos, solo uno trabaja de arqueólogo y el resto trabajamos en el mundo cultural, pero no en arqueología. En el ámbito de la investigación, cuando finalizas la tesis doctoral, lo normal es irse con una beca al extranjero. Mi marido y yo fuimos los únicos que nos fuimos con trabajo.

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P. ¿Limita que un arqueólogo se tenga que especializar en un periodo histórico concreto?

R. En Francia no me contrataron, según me dijeron terceras personas, no por mi especialización en el periodo de los íberos, que allí existe, sino por mi titulación. Estas empresas francesas están especializadas en periodos. Parece ser que el problema en Francia era el hecho de ser española con una titulación alta. Allí son muy estrictos y por el hecho de mi título [DOCTORA] me debían contratar como directora de excavación, y eso no podía ser. Que me contrataran como auxiliar no lo entendían porque tenía una titulación superior para este cargo.

P. ¿En Cataluña se es igual de estricto?

R. No, aquí es igual el título que tengas: si te necesitan, te contratan. Es positivo si necesitas trabajo y mientras trabajes como arqueóloga, a mi me parece bien.

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Sobre la firma

Cristian Segura
Escribe en EL PAÍS desde 2014. Licenciado en Periodismo y diplomado en Filosofía, ha ejercido su profesión desde 1998. Fue corresponsal del diario 'Avui' en Berlín y en Pekín. Desde 2022 cubre la guerra en Ucrania como enviado especial. Es autor de tres libros de no ficción y de dos novelas. En 2011 recibió el premio Josep Pla de narrativa.

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